Incontenible

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—¿Qué?—

—Lo que escuchaste.—

—P-pero ¿Cómo?—

—¿Crees que la guadaña solo te habla a ti, Kayn?—

El pelinegro bajó la mirada.

—Z-Zed... No sé muy bien que decir... Me siento miserable... Y no precisamente por acabar con Nakuri... Te fallé... Yo... —

—Hiciste lo que tenías que hacer.—

—¿Qué?—

El menor levantó la vista de golpe.

—Kayn, no es propio de mi enviar solos a dos acólitos que se odien a una misión. A menos que quiera probarlos.—

El pelinegro lo miró desconcertado.

—Tenias razón. Solo tú eras suficiente para la misión encomendada. Quizás le hubiera ordenado a un acólito con conocimientos curativos para que te ayudase, pero la misión estaba hecha para hacerse en solitario. No enviaría así como así a más de un acólito a Noxus si no voy yo también.—

—Entonces... ¿Querías que lo matara?—

Zed sonrió.

—Claro que no, Kayn. Pero era una prueba a la que debía someter a Nakuri. Desde hace un tiempo se había mostrado bastante débil y mentiroso. Si los enviaba juntos, las probabilidades de que intentaras deshacerte de él eran muy altas. Nakuri tenía que saber defenderse y hacerte cambiar de opinión. Fracasó.—

—No puedo creerlo... Tú, Zed... Lo planteaste todo.—

—Una prueba es una prueba. Quién es digno sobrevive y quien no, se muere. Ya te lo dije antes, no acepto a nadie que no sirva para algo. Nakuri estaba quebrado y no tenía arreglo.—

—Pero entonces... ¿Por qué me hiciste escribir este tonto discurso? ¿Pretendías humillarme acaso?—

—Intento esconder lo que hiciste ¿No es obvio? Tus compañeros no pueden saber que tu acabaste con su vida, Kayn. Ellos saben lo despiadado que soy, pero no se imaginan a hasta qué punto. Pensar en que si me siguen estarán a salvo es un grave error.—

—Me tienes mucha piedad. Me sorprende. —

—Kayn... Tú eres diferente.— Dijo. —No puedo simplemente arrojárte al olvido. Aún eres demasiado útil para esta orden y para mi.—

—Quisiera que me dijeras el motivo.—

—Ya lo dije.—

—¡No es lo que quiero oír!—

Hubo un silencio incomodo, lo que hizo desviar la mirada del pelinegro.

—Muy bien, no importa. Es mejor que regreses a la ceremonia y des una explicación convincente.— Dijo cruzandose de brazos.

—Shieda... Siempre buscas que te demuestre mi afecto. Afecto que intento demostrar con acciones ¿No es suficiente con esto?—

—No, no basta.— Dijo. —Quiero más, definitivamente no es suficiente.—

Zed suspiró.

—No tienes remedio, Shieda. Realmente eres increíblemente egocéntrico.—

Kayn sonrió confiado.

—Ya estoy acostumbrado a tu rechazo, Zed. Un poco mas no hará la diferencia.— Dijo poniendo una mano en su hombro. —Ahora vé y diles a mis hermanos que estoy bien. Me quedaré aquí descansando un poco.—

Zed quitó la mano del menor de su hombro y se retiró sin más.

—Eres patético.— Comentó Rhaast apenas se fué.

[Temporada 2] Odio lo que me haces hacer. ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora