Vivir para sufrir

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"No quiero volver a verte."

"Enciérrenlo de nuevo."

"Eres ridículo."

Palabras que quemaban por dentro. Kayn odiaba llorar, mas como todo ser humano tenía un punto débil, y ese; en su caso, era Zed.

—Tómame ¡¿Qué esperas?! —

Kayn suplicaba por una respuesta, mas Rhaast no dijo ni una sola palabra.

Después de varios segundos comenzó a sentirse mareado. Cayó al suelo temblando, su ojo corrupto ardía al igual que su brazo con una intensidad insoportable.

Kayn no se resistió en ningún momento, jamás iba a volver a ser prisionero de nadie, ni tampoco quería sentirse usado.

Kayn se desmayó. Pasó cerca de un minuto en donde Rhaast; en su nuevo recipiente, había despertado. Sólo tenía su control mental y físico temporalmente, ya que para corromperlo por completo debía tener contacto con la guadaña.

—¡Hace tanto que no sentía los pies! — Dijo Rhaast emocionado.

Aún conservaba la voz de Kayn, lo cual le facilitaría para escabullirse.

Rhaast tocó la puerta, tenía experiencia con ser prisionero.

—¿Hay alguien afuera? — Preguntó.

En pocos segundos un guardia le abrió apuntando un arma.

—¿Qué necesitas? —

—Tengo una duda. —

—¿Cuál? —

—¿De cuántas maneras es posible matar a alguien?—

La mirada de Kayn/Rhaast era sería. Su pregunta había sido tan incoherente y perturbadora que hizo poner al hombre aún más tenso.

El guardia retrocedió un poco sin dejar de apuntar su espada.

—¿Por qué tendría que saber la respuesta? —

—¿Nunca haz matado a nadie? —

Kayn/Rhaast se acercó al hombre sin miedo a que este pudiera darle una estocada.

—¡Vuelve! ¡Entra a la habitación! — Ordenó.

—Vaya, realmente eres un inútil. — Dijo. —Nunca me había librado tan fácil de una cárcel. —

Con un rápido movimiento, Kayn/Rhaast le dio una patada baja haciéndolo caer. Aún empuñaba el arma, mas fue rápido de nuevo juntando sus muñecas y apretándolas con fuerza al punto de romperlas.

Recien ahí soltó la espada y Kayn/Rhaast la tomó como suya.

—No es para nada mi estilo llevar una espada en mis manos, pero supongo que servirá. Y por cierto, la respuesta era trece. — Dijo con una sonrisa engreída.

Kayn/Rhaast apuñaló al hombre, justo en el corazón acabando con su vida en poco.

Los gritos del hombre rápidamente alarmaron a otros guardias. Escapó hacia el otro pasillo, debía llegar a la habitación también custodiada donde yacía la otra mitad de su espíritu. Sin la guadaña, no podría completar el ritual.

Kayn estaba aún consciente pero solo como espectador, no podía mover ni un músculo a su voluntad.

Llegó por fin a la habitación y vio a dos guardias de turno. Con un ágil movimiento, noqueó a ambos con la espada y luego la hundió muy profundo hasta atravesar a ambos.

Kayn/Rhaast entró.

Ahí estaba, envuelto en una malla de espinas encantada. Al principio fue cuidadoso con cada alambre, más después perdió la paciencia y lo liberó rápidamente.

[Temporada 2] Odio lo que me haces hacer. ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora