Despistes

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—¿Ya terminaste? —

El mayor acababa de cesar su risa. Aveces, el menor le quitaba la seriedad que tanto lo caracterizaba, mas no era porque Shieda fuera un buen comediante; de hecho, por lo general sus bromas lo hacían enojar, mas algunas veces al pelinegro se le escapaban pensamientos bastante inusuales.

Kayn nunca fue de decir cursilerías, ni tampoco sabía muy bien como coquetear. Todo lo escondía lo en lo obsceno que podía ser, su lengua, sus labios y su interior. Así es como el quería expresarse sin sentirse patético.

El motivo de esto era su orgullo. Aunque no quería admitirlo, le molestaba de sobremanera que Zed no le dijera palabras de afecto. Aún después de confesarse, aún después de compartir lo más íntimo. Dijo que sería paciente, pero no poseía aquella virtud.

Se sintió amado únicamente las veces que ambos desbordaron sus pasiones, lo cual no era suficiente.

—Sí, ya acabé. —

—Es primera vez que te veo reír de esa manera ¿Tan patético me escuché? —

—Sí. —

Kayn infló una de sus mejillas con ira.

—No te lo tomes a mal, también te dije que eras lindo ¿No? —

—Basta.— Dijo para evitar nuevamente la vergüenza.

—Shieda, levántate. —

El mayor se paró seguido de su obediente aprendiz.

—¿Uhm? —

—Debes tomar un baño, apestas. —

Kayn volvió a sentir la maldita vergüenza.

—Entonces... ¿Significa que puedo salir? —

—No, pero te sacaré de todas formas. —

Zed empujó a Kayn hacia la puerta y la abrió encontrándose con las dos mujeres en la entrada.

—¡¿Qué haces?! EL NO PUEDE SALIR DE LA HABITACIÓN. —

—¿Es necesario gritar? Kayn necesita un baño con urgencia ¿Haz visto como está? —

Antes de que pudiera responder, Karma se antepuso a ella. Se deshizo de las esposas encantadas liberando por fin a Kayn de su estado de prisionero.

—Bien, que vaya a los baños. — Dijo. —Luego llevalo al manantial, necesito que su espíritu se relaje para el ritual de mañana. —

—¿Qué ritual? — Preguntó Kayn.

—Karma intentará exorcisarte de Rhaast. —

—¿Acaso es posible? —

—Nunca está demás intentarlo. Por cierto, es un placer conocerte, Kayn. —

El pelinegro no sabía que responder ante tal amabilidad. Generalmente su actitud era hostil, mas algo en aquella mujer morena le brindaba paz.

—Igualmente, supongo... —

Karma le sonrió.

—Bien, vámonos. —

Zed arrastró a Kayn hacia el otro pasillo, mientras que Irelia miraba frustrada la escena.

—¡Agh! Siempre que viene hace las cosas a su manera, encima tu pareces estar de su parte. —

—Zed es un poco complicado aveces, pero tiene buenas intenciones. Al principio dudé, pues no confío en los practicantes de artes prohibidas. Pero no es completamente un ser sombrío, pude ver su alma. Hay algo en él, un rastro de humanidad que lo hizo venir hasta aquí. —

[Temporada 2] Odio lo que me haces hacer. ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora