Capítulo 14

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Después de gritarle a mamá dentro de la casa, salgo corriendo por la puerta y entro al auto de Manuel rápido.

-¿Qué tal? - le pregunto mientras me abrocho el cinturón de seguridad.

-Todo bien - me dice con una sonrisa - estás muy guapa.

Me descoloca el comentario y lo miro con una mueca graciosa - emm, ¿gracias? - contesto algo incomoda pero riéndome al mismo tiempo. Me miro una vez más, llevo un vestido corto con estampado de flores pequeñas que tiene algo de escote, unos botines marrón oscuro y una chaqueta corta de denim claro. Mi cabello esta suelto, confieso ser culpable de haber pensado en Manuel y sus malditos comentarios como "me gusta tu cabello suelto" cuando decidí dejarlo así, me hago dos trenzas desde la coronilla y las ato con una liga en la parte de atrás de mi cabeza.

El camino es algo largo, pero se hace corto con él, hablamos de tonterías, desde ciudades que conocemos, obviamente él conocía muchas más que yo, de los gustos raros de la gente alemana, de nuevo toco el tema de la mostaza dulce, que aún me parece repulsiva y Manuel dice que es genial., busco un tema del que tenga más conocimiento que él, sabores de helado, de eso si soy experta.

-Bien, el mejor sabor es de brownies - recalco.

-¿Brownies? - me pelea él - ¿donde pruebas esas cosas? El mejor es de frambuesa.

-Estás muy mal - le respondo - el de brownies es como llegar al paraíso de los helado - digo y comenzamos a reírnos ante la exageración.

-Bien, vamos llegando - me avisa.

-¿En serio? ¿De verdad? ¿Déjame ver? - chillo con tono infantil mientras me tiro un poco encima de el para ver por su ventana.

- Emily estoy conduciendo - me recuerda riéndose y vuelvo a mi puesto avergonzada.

Cuando nos bajamos, el lugar estaba repleto, eran las 5 de la tarde y el festival era magnifico, entre la multitud de personas destacaba una carpa gigante como las del circo, una rueda de la fortuna, muchas personas en zancos, música de fondo que se mezclaba ante la gran cantidad de personas y bullicio. Me pongo un poco nerviosa y recuerdo que no soy muy buena para estar entre multitudes. Me giro a mirar a Manuel y me sorprende otra vez cuando lo veo tan alto y tengo que mirar para arriba para encontrar su mirada.

-¿Está todo bien? - me mira preocupado y se agacha un poco para ver mi rostro más de cerca y tocar mi mejilla. Yo solo niego con la cabeza. Mientras comienzo a respirar rápido.

-Es que no se me da muy bien lo de las multitudes.

-Tranquila - me dice aún acariciándome - y me doy cuenta que entre las voces aún puedo escucharlo a él, sobresale de los demás para mí - yo estoy aquí, y nada va a pasar - termina de decirme para que yo me calme.

Trago la saliva que había juntado en mi boca y respiro profundo - ¿Y si me pierdo? Joder no salgo de aquí jamás - digo poniéndome histérica de nuevo.

-Calma - repite con una sonrisa en la boca, creo que le causa gracia mi estado de hiperactividad - no dejaré que nada te suceda, vamos a divertirnos- me tranquiliza mientras su mano se acerca a la mía y entrelaza nuestros dedos. Me da una sonrisa y se la devuelvo rápido, joder, este es otro de los momentos para la lista de los que no debo olvidar nunca jamás. Su tacto me ponía la piel de gallina, en el buen sentido, tener a Manuel a mi lado me hacía sentir segura, y al poco rato me di cuenta que había pasado tanto tiempo pensando en nuestras manos entrelazadas que ya realmente no me importaba la multitud.

El lugar era asombro, que digo, era jodidamente asombroso, caminamos hacia el centro y había una gran cantidad de compañías de teatro, música retumbando en nuestros oídos, entramos a un local y pedimos cerveza negra, típica de Múnich.

-¿Es legal que yo haga esto aquí? - pregunto mientras tomo un sorbo de mi cerveza, era más amarga que la normal pero estaba bien.

-Mierda - dice mirándome preocupado - no sé - termina con una mueca de risa y comenzamos a reírnos.

Mientras paseamos por el lugar comemos comida típica, mucha y luego pienso que Manuel se tomo a pecho mi amor hacia la comida. Me río al instante. Encontramos un payaso que hace un show con globos, hay muchos niños alrededor y ya está atardeciendo. Tratamos de mirar lo que hace, me pongo adelante y alcanzo a verlo de cerca, pero al segundo veo que Manuel no está a mi lado, me pongo histérica al instante.

-Tranquila - me dice desde atrás y al fin pego un suspiro cansada, me enferma la idea de quedarme sola en ese lugar, frunzo el ceño cuando lo miro hacia arriba y nuestras miradas se encuentran un segundo hasta que bajo mi vista para ver el show, el apoya su mentón en mi cabeza y me doy cuenta que soy muy pequeña a comparación de él. Siento su peso sobre mí y me río para mí misma, tomo su mano entre mis dedos, y él pasa sus brazos sobre mis hombros y entrelaza sus manos con las mías, que quedan colgando a la altura de mi vientre.

El payaso hace figuras con globos y se las regala a los niños que los miran felices, jirafas, elefantes, gatos, perros, hasta que hace una flor, una margarita blanca y la acerca hacia nosotros, la tomo y le sonrío. Me contesta algo en alemán que no entiendo. Me giro y miro a Manuel que se acerca a mi oído y me dice - Para los enamorados - ambos soltamos una risa al instante, y me giro porque me pongo nerviosa rápido.

Seguimos andando y me río cuando la gente saluda a Manuel, le dan abrazos, besos, las chicas lo miran con deseo -las entiendo - muchas fotos y autógrafos, pero él se muestra feliz, se nota que la gente le agrada. Cuando pasamos un gran grupo que lo saluda lo espero un poco atrás, termina de firmar cosas y me busca con la mirada, camina algo rápido y toma mi mano, me tira hacia una colina donde nos sentamos en el césped.

-Tu madre me va a matar, te he dado alcohol - me dice con una expresión preocupada.

-Claro que si, ¿con qué tipo de persona anda su hija? - le contesto haciéndome la exagerada.

Cuando miramos al frente el sol se está escondiendo, es el momento justo, en que el cielo se pone rosa.

-Ha sido genial - le confieso - no la había pasado tan bien hace mucho, creo que mis amigas alemanas no son tan divertidas.

-Si, deberías cambiar de círculo social - me dice siguiéndome la corriente y terminamos ahí, mirándonos y riéndonos como tontos.

- Yo tampoco la pasaba así de bien hacia tiempo - me confiesa, mientras el ultimo rayo de sol le llega en la cara, e ilumina sus ojos azules , y quiero besarlo, lo confieso, soy culpable de tener unas ganas inmensas de besarlo, y estoy ahí, a centímetros pero mi cerebro me juega una mala pasada y pienso en qué hago si me rechaza, no podría soportarlo, es la única persona con la que me gusta pasar el tiempo últimamente, y me niego a perderlo ahora.

Aún siento sus ojos en los míos cuando el sol se esconde y apoyo mi cara en su hombro, escondiéndome de esa mirada encantadora, comienzo a hacerle caricias con la nariz en el cuello mientras le da cosquillas y suelta una ligera risa.

Me gusta todo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora