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Se detuvo justo en la entrada de su habitación, deleitándose con aquella maravillosa vista del trasero de su omega; aquel chico se mantenía leyendo un libro sobre misterios y asesinatos que logró sacarle en una salida que tuvieron al centro de la ciudad, fue la primera cita oficial que tuvieron luego de que lo marcase.

Caminó hacia él para sorprenderlo pero, lo miró por encima de su hombro demostrando que ya había captado su presencia y este le enseñó una pequeña sonrisa que hizo sentir a Naruto una alegría en el pecho. En cierto punto ambos se habían acostumbrado a la compañía del otro y lo disfrutaban, nadie se atrevía a meterse entre su relación mucho menos el padre de Sasuke.

Se recostó encima de él, evitando por completo dejar todo su peso caer y le brindó un pequeño beso en la mejilla que provocó que el azabache se diera media vuelta rápidamente para darle un beso en los labios. Lo abrazó con delicadeza por el cuello y dejó que el tiempo pasara mientras sus miradas se encontraban, el azabache aún no había dicho lo que sentía por Naruto, pero estaba seguro de que sentía algo diferente por el alfa.

Sus besos comenzaron a subir de tono, las caricias no hacían falta en la habitación y la tranquilidad en sus respiraciones eran notorias, la excitación estaba apoderándose de ambos cuerpos, no deseaban detenerse ya que ese era su pasatiempo de ambos cada que lo necesitaban. Los gemidos de Sasuke eran un deleite para Naruto y ser escuchado era lo que más le gustaba al azabache, saber que era de alguien y que ese alguien no lo dejaría por nadie lo hacia sentir completo.

—Espera... —murmuró en cuanto sintió un dedo en su entrada y dejó que un gemido saliera de sus labios.

—Tienes una expresión tan lujuriosa, no creo ser capaz de detenerme a este punto —reveló, dejando una muy notoria marca en su cuello—. No puedo dejar de hacerte mio ccada que deseo.

El sonido del timbre del celular de Naruto sonó, interrumpiendo la atmósfera que habían creado y a pesar de que trataron de ignorarlo, el timbre se repitió una y otra vez, la persona que estaba llamando no se detendría hasta encontrar al dueño del celular.

—Maldición... —murmuró el rubio, levantándose de la cama para contestar la llamada.

Shikamaru era quien estaba tratando de localizarlo para recordarle la junta tan importante que programó con sus socios más importantes, era algo importante a lo que no se le permitía falta ya que eso generaría disgusto y desconfianza en dichas personas.

—Esta bien, estaré ahí en veinte minutos... Demonios, llamaste en un momento muy inoportuno —admitió con una mueca y miró dentro de su habitación viendo como su azabache sostenía el celular.

Sasuke miró varias llamadas perdidas y también varios mensajes que lo sorprendieron, eran de su hermano mayor quien lucia desesperado por algo así que le escribió un rápido texto preguntando que estaba sucediendole. Al final, se trataba de su hermano y no debía de tratarlo tan mal luego de abandonar su hogar dejándolo solo con su padre, la única persona causante de su desgracia de ambos y de su falta de confianza.

Itachi no era un mal sujeto, solo se dejaba guiar por las amenazas de su padre y eso, provocaba que actuara de forma incorrecta. Una persona buena guiada por alguien malvado hace cosas malas.

¿Puedes venir a mi departamento? La estoy pasando muy mal, Deidara terminó conmigo y el imbécil de Óbito aprovechó la oportunidad.

Sentimientos recónditos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora