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Se acomodó la corbata en un intento vago de lucir más maduro, aquel rostro angelical no lo ayudaba para nada y si su padre quería decir que era un alfa, tendría que mentir también sobre su edad, diciendo que tiene quince años ya que aún era algo enano como para que creyeran dicha mentira. No tenía más remedio que comportarse como un verdadero heredero de la familia Uchiha, era la única opción que tenía para arreglar los problemas que causó en su preparatoria.

Mezclarse entre tantas personas no sería fácil, en especial si se trataba de muchos alfas que seguramente buscaban parejas de la alta sociedad y claro, su padre les ayudaba al invitar a muchas omegas hijas de socios importantes de su empresa. Su única opción era fingir que se sentía atraído por una de ellas y que esta creyera que en verdad se trataba de un alfa, tambien, necesitaba pasar desapercibido con el tema de sus feromonas ya que era seguro que no podría liberal las de un alfa.

Salió de su habitación, encontrándose de inmediato con su hermano mayor quien lo miró de reojo. Los labios de Sasuke se abrieron levemente ante la comparación entre ellos, el cuerpo de su hermano estaba bien formado, su altura y rostro era el de todo un alfa, su mirada demostraba el poder que él nunca podría tener ni esforzándose.

Caminaron a la par por las escaleras hasta detenerse al final de ellas, encontrándose frente a sus padres quienes lucían impecables terminando de perfumarse, era claro que las personas que los conocieran en persona sufrirían envidia al ver a un alfa y un omega tan bien complementados. Fugaku, hizo un ademán a Itachi para que lo siguiera a la salida mientras que Mikoto se encargaba de acomodar la corbata de su precioso hijo menor.

—Tengo miedo... —susurró, mirando hacia abajo para ver el rostro de concentración de su madre.

—Eres un Uchiha y además es tu primera presentación en un evento de tu padre, mantente al margen y no dejes que nadie trate de dominarte —sugirió, separándose de su hijo y enseñándole una sonrisa sincera—. Es increíble lo mucho que nos parecemos —confesó, acariciando su mejilla con delicadeza.

Sasuke, tomó la mano de su madre con cariño y la llevó hacia su pecho, enseñándole todo el cariño que sentía por ella. Decidieron caminar en dirección al lujoso vehículo que los alfas de su familia se encargaron de ir a buscar y fue así, como cada quien tomó su lugar en los —para nada llamativod— asientos de cuero blanco, rumbo a la importante fiesta de la empresa.

Itachi, miró a su pequeño hermano, dándose cuenta de que aún mantenía su cabello largo y sujetado en una coleta, aquella apariencia le quedaba bien, lo hacia lucir maduro y atractivo. Recordaba sus años de preparatoria, cuando no le importaba ser un alfa en lo absoluto, en lo único que pensaba en ese entonces era en criar a su pequeño hermano que apenas entraba a la secundaria y hacerle entender los difíciles problemas por los que tendría que pasar al lucir como un omega.

Se arrepentía, se arrepentía demasiado de lo que hizo cuando utilizó la voz para darle un sermón a Sasuke. Desde aquel día, su único y más preciado hermano comenzó a tratarlo como un desconocido y a ignorarlo con cierto resentimiento.

Fugaku, aparcó el auto en el estacionamiento de la empresa justo en donde estaba marcado para su familia y en cuanto su familia bajó, todos pudieron observar los autos estacionados demostrando que los invitados ya habían llegado a la fiesta. Él, no tuvo más remedio que caminar hacia el menor de sus hijos para tomarlo del hombro y caminar a su lado esperando a que todos sintieran que se trataba de un alfa.

La planta de arriba del edificio era en donde se estaba llevando acabo la fiesta, estaba adornado perfectamente por floreros costosos y varias mesas en las que habían postres elegidos de un banquete importante, los meseros cruzaban de un lado al otro atendiendo a los socios importantes y también entregando champagne a quienes lo desearan. Habían varios muebles de piel que sustituyeron a las sillas de madera pulida, dándole un toque más elegante al lugar.

Sentimientos recónditos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora