El inicio del caos.

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Basándonos en su primer encuentro creo que este a sido un caos. ¿Porque?
Sencillamente porque el mundo no necesita héroes.

El sol radiante, las flores frescas y con ese aroma que despide a cualquier inmundicia.
La pequeña niña abría los ojos poco a poco y ... ¡Oh sorpresa!
Una cajita en su mesa de estar, seguro que era un regalo de su madre, o eso era lo que su cabeza se lo ocurriría.
Solo se arregló qué bueno que aún hay tiempo para llegar a la escuela.
Qué consideraro fue Gabriel Agreste al entregar otra vez el miraculous según pensaran muchos. Pero solo fue el inicio de lo que estaba por ocurrir.

Al verse con 20 minutos de anticipación, la pequeña azabache abrió la cajita y una enorme luz emanó en su habitación casi dejándola ciega. Solo pudo tapar sus ojos. Un dolor de cabeza insoportable resonó hasta el fondo de su corazón, como si está sensación no fuese nueva. La luz se iba extinguiendo poco a poco.

- ¡Marinette!¡Aún vives, qué bueno es volver a verte después de tantos días! - revoloteo un bichito sobre ella llenando su cabeza de besos

Y era un bichito algo curioso, apenas si se distinguía por sus dos antenas y su enorme mancha negra en la frente resaltando su piel carmesí

- ¡Ah por Dios! .... Una rata que vuela - empezó a gritar tratando de alejar a la criaturita

- No otra vez... Marinette mírame , soy Tikki, ¿Que ya no me recuerdas? -

- Yo no te conozco, yo no te había visto en mi vida... Además ni siquiera sé si eres real -

- Soy tan real como tu nariz, vamos Marinette, no me hagas esto no quiero regresar de donde me han liberado. Por favor has un esfuerzo - musitó queriendo acercarse a ella

- ¿Cómo sabes mi nombre?¿Quién te lo ha dicho? - aún asustada solo aventaba lo que tenía a su alcance

- Marinette no... Espera vamos a hablar, si dices que soy mala me iré con el nuevo guardián pero no me desprecies -

Los ojos de la pequeña criatura empezaron a hacerce enormes, algunas lágrimas pudieron verse al paso que pequeños sollozos venían de sus diminutos labios, había logrado hacerla llorar

- Ay no... Espera no llores, Amm... Si prometes no hacerme nada te escucharé con atención, pero rápido porque debo ir a la escuela -

- Puedo acompañarte... Me escondo muy bien en una mochila o en tu bolso tal vez, solo que no quiero volver a estar encerrada - aún llorando levantó la cajita que la azabache dejó caer entregando los pendientes que traía - pontelos y te explico todo en el camino... Por favor Marinette -

Y dicho esto a la chica no le quedó más remedio que obedecer, no sabe aun si por compasión a la criatura o porque abajo sus padres sonaban alborotados ( tal vez escucharon sus gritos ) .
La pequeña solo vio el momento adecuado para esconderse en su bolso, donde llevaba su celular y un pañuelo.

- Es muy cálido, extrañaba este lugar Marinette -

Por alguna razón está se veía cansada, la chica le sonrió y bajo a la panadería robando un par de galletas, seguro tiene hambre, aunque para ella sigue siendo un misterio lo que pasa.
Sin embargo ella no es la única que despertaría con una sorpresa. En la mansión Agreste, acabado el desayuno entre el hijo y la madre, el chico solo se levantó y subió por su mochila, al entrar noto una pequeña caja en la mesa que tenía frente al sofá. Seguro otro regalo de su madre por una buena nota, pero ya sabe que no es necesario, pero también es de mala educación no valorar los pequeños detalles. Confiado en que el chófer aún no llegaba solo se sento en su cama abriendo la caja y al igual una luz apareció cegandolo totalmente. Una luz verde, sin embargo si pudiese recordar su primer encuentro notaría que está luz es aún más fuerte que la última.

- ¡Adrien!... ¡Debemos escapar, toma tus cosas!, Necesitamos de todo, dinero, mochilas, tu celular, una buena espada pero sobre todo una buena porción de Camembert para el camino, al menos hasta que demos con el Maestro Fu, así que date prisa -

De la caja también habia salido otra criatura, está sin embargo tenía los ojos grandes y verdes con pequeños rasgos de un felino, su voz era algo osca como para confundirlo de algo sacado de un sueño y su piel era totalmente negra. El chico solo se rió mirándolo revolotear de un lado a otro tomando todo lo que decía a su paso.

- Valla, creí que las mascotas robóticas no podían cargar más de su propio peso -

- ¿De qué hablas?, No importa quiero mi queso, Adrien rápido o tu padre nos vera y volverá a separarnos -

- Oh tal vez eres de esos avatares para consola universal, pero no veo que puedas enchufarte a ella, ¿Como puedo conectarte? - continuo riendo mientras atrapaba al pequeño entre sus manos -  Aún me da tiempo pasar a jugar, oh ya se, le diré a Marinette, tal vez ella sepa de esto, sirve que también pueda regalarle uno para su cumpleaños o tal vez la siguiente semana -

- No te emociones niño, sabes que Ladybug en estos casos siempre es trabajo, además el que sepas su identidad no cambia que le siga gustando Luka -

- ¿Cómo sabes ese nombre? ¿Acaso tienes una cámara? -

- ¡ Oh no ! , El deseo de Hawt Moth te a borrado la memoria, esto es malo muy malo -

- Ya no entendí de qué trata el juego... -

- ¡ No es ningún juego ! ... Adrien, soy Plagg, por favor abre los ojos y trata de recordar algo -

- No me grites, ahg, suena a que a veces eres irritante -

- Y lo soy, Adrien estamos en un gran peligro, por favor ponte el anillo, transformate y salgamos ahora -

- Sigo sin entender -

Molesto el pequeño solo dió un rasguño en su rostro con sus pequeñas garras.

- Sigue así y podemos perder más de lo que puedas salvar -

- ¡Oye, eso me dolió! - lo volvió a tomar tornándose furioso

- Eso no es todo, te va a doler más cuando quieras recordar lo que a pasado -

El Pecado Agreste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora