Fase uno

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Un caos total, en la televisión no había noticia sobre hechos tan más paranormales.

La guerra había empezado. El padre estaba perplejo ante el regreso de lo que había Sido un caos y pese a que nadie recuerde nada de lo que pasa no significa que a él no se le quite esa herida.
Los cristales de la ventana, las ligeras luces de su guarida, el suave aleteo de las mariposas y los gritos de terror que tiene la gente en cuanto ve a los akumas acercarse.

Aún no se olvidan esas noches en que el Miraculous se activa y suenan los pensamientos más desagradables que se puedan tener.

¿Acaso no has pensado lo que es oír el sufrimiento ajeno cuando tú ya cargas con uno?
El abusar del poder a veces no es tan divertido. A penas si encendía la televisión los primeros programas siempre eran espontáneos o simplemente era una caravana de caos y miseria sobre gente inocente.

- Atentado en transporte público
- Asaltos en los bancos más prestigiados
- Locos en persecución
- Gente que está levantando guardía respecto a la inestabilidad que brindan las autoridades.
- ¿De dónde salen estos héroes?
- ¿Acaso prueba de una tercera guerra mundial?

Ya se, la gente se hace teorías tontas en los peores tiempos

Todo por una joya.
La última charla no fue muy amena entre nuestros protagonistas. Ella apenas empezaba todo para salir huyendo.
El entro por la ventana como ya era costumbre, había que terminar al menos media parte del plan por la paz y después el deseo.

- ¡Marinette!, No te vallas -

- Demasiado tarde Agreste, no te atrevas a dar un paso más o llamo a la policía -

- Que vengan, no les tengo miedo, mira... Sé que estuvo mal lo que he hecho, pero te habla un hombre desesperado esta vez, si tan solo me dejas hablarte te podré contar todo lo que a pasado, todo lo que pasó y todo lo que tenía que pasar -

- Eso ya lo sé.... -

- ¿Cómo es que lo sabes? - pregunto interrumpiendo la

- Es más que obvio, me hice amiga de un loco, este loco me a seguido como una mosca a la basura y lo que tenía que hacer era solo irme a hacer vida con el amor de mis sueños, eso es lo que pasó y debería pasar, pero no te preocupes, ya no verás en toda tu existencia -

- Es que yo quiero que así sea, quiero verte, quiero tenerte a mi lado, envejecer y ver cómo tenemos niños e incluso nietos si la vida nos lo permite -

- ¿Contigo una familia?... Qué asco, no quiero nada, ni siquiera por tu nombre, de solo pensarlo me duele la cabeza. - suspiro tomando la maleta

- Marinette.... Al menos dame los pendientes - se abalanzó sobre ella tragándose todo el orgullo tomándole los pies y ver su cara. Era la primera vez que se humillaba de esta forma.

- ¿Para que los quieres?.... - regreso la mirada tratando de soltarse.

- Si te vas esta ciudad quedará desolada, al menos déjame servir a los ciudadanos... Si no me amas bien pero quiero redimirme, quiero mostrar que no soy más que un vanidoso o creído o lo que sea, puedo demostrar que no soy lo que tú piensas. -

- Ya tienes una joya, usala sabiamente en ese caso, y sueltame que me subirán tus pulgas -

- Marinette te lo ruego... Solo dame los pendientes, Porfavor ya damelos -

- ¡No! - desesperada solo salió huyendo de ahí no sin antes sentir como el filo de las garras le rosaba la pierna como si se trataran de pequeñas navajas.

Ante sus ojos el amor de su vida corría teniendo miedo a ser herida, a que nuevamente la amenazara de muerte. Sus ojos, esa actitud se transformó, la mirada verde de culminó, era roja, desesperada, de abalanzó a seguirla, era una perfecta secuencia de terror, el por el edificio tirando a quien estuviera en su camino, ella escondiéndose por los rincones sintiendo los latidos de su corazón cada vez más y más agitados mientras sus pies seguían la marcha, no tenía que mirar atrás, no debía mirar atrás, sabía que se toparia con un ser frío, sin sentimental o sentido alguno por la piedad, el poder lo había segado.

El eco sonaba mientras sus tacones chocaban contra los escalones, un estruendo se escuchó y una pared se abrió, un sujeto de traje verde, apariencia de algún ofidio, la sujeto en brazos y salió con ella, para el rubio era claro, ya había un portador nuevo circulando, y la estaba esperando, el plan debía avanzar y avanzar enserio. El dejar todo atrás sería un daño más grande, el mundo ya sabía todo, las cámaras captaron el momento épico, no había alternativa, era pelear hasta el final.

¿Sería lo correcto?
De saber que hace mucho se luchó contra estos deseos egoístas y la historia no solo se repite, si no que cobra cada uno de los errores del pasado y muy pronto lo haría a un precio muy caro.

El Pecado Agreste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora