Día 1

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Me desperté sobresaltada al escuchar el trueno; un relámpago iluminó mí habitación como si hubiera encendido la luz. Patitas corrió bajo mí cama estremecido por el sonido.
- No te preocupes, solo fue un true... - resuena otro trueno aún más fuerte y ésta vez yo era la que casi corre debajo de la cama. - Bueno, ahora entiendo por qué te asustaste.
Miré la hora en mí celular, ¡5:30 AM! Sólo tengo media hora para dormir ¡Odio despertarme antes de que suene la alarma!

*30 minutos después suena la alarma*

- ¡Ese mono no es mío! - grité mientras me incorporaba sobresaltada en la cama.
- ¿Hablando dormida otra vez, hermanita? - mí hermano se reía mientras me observaba desde el marco de la puerta.
- ¿Qué haces en mí habitación? ¡Largo de aquí! - le lanzo una almohada que no le llega ni de cerca gracias a mi pésima puntería.
- Deja de perder el tiempo tratando de mejorar tu puntería y vístete o llegaremos tarde por tu culpa, otra vez.
¡Sólo fue una vez! Tenía todo el derecho a terminar ese libro, sólo quedaban dos capítulos ¡no podía quedarme con la intriga! Me dormí a las 3:00 AM y me levanté un poquito tarde; mí hermano perdió la primera clase y suspendió la materia, siempre me lo recuerda.
Me paro frente al armario, claramente no tengo nada para ponerme. Pongo los ojos en blanco y hago un bufido exhausta de buscar algo que me guste. Hace frío gracias a la hermosa tormenta que nos despertó a la madrugada a Patitas y a mí, (creo que todavía sigue debajo de la cama).

De camino a la escuela le pedí a mí hermano que me dejara conectar el bluetooth al radio para escuchar a mi banda favorita ¡Imagine Dragons!
- Por favor, sólo un par de canciones - digo en tono de súplica a la vez que hago un puchero.
- Sí, claro, "sólo un par de canciones". - hace una mala imitación de mí voz en tono burlón - Siempre que dices eso acabamos escuchando dos álbumes completos. Si escucho un segundo más de esas canciones, voy a enloquecer.
Pongo una cara gruñona como cuando era niña y le saco la lengua. Me acomodo sobre mí asiento y me pongo los auriculares; reviso mí lista de Spotify, estoy entre escuchar "Not today" o "Believer". El día lluvioso y melancólico hizo que "Not today" sea la mejor elección.
Subí el volumen al máximo y me dediqué todo el viaje a mirar por la ventana.

Unos minutos más tarde la lluvia se hizo potente; los parabrisas casi no podían despejar el vidrio de la cantidad de agua que caía, por suerte estábamos a unos metros de la escuela. Vimos a todos correr hacia la entrada; la directora en la puerta diciendo que se apuren, la tormenta iba a empeorar.
Bajamos rápido del auto y corrimos hacia la entrada como los demás chicos lo hicieron previamente; a penas entramos, cerraron las puertas detrás nuestro con llave.
Dos tutores nos guiaron por el pasillo hacia el gimnasio casi trotando, la directora venía detrás de nosotros hablando por celular con alguno de sus hijos, pude escuchar algo de su conversación.
- Lo entiendo, hijo, pero no hay nada que podamos hacer... No, amor, no controlo el clima, pero te digo que... Sí, ya entendí que no puedes volver a casa, ahora estamos yendo a... Sí, vamos a poner las noticias en la pantalla grande, pero... De acuerdo, yo también te amo. Adiós.
- ¿Todo en orden directora? - Consulté retrasando mis pasos para quedar a su lado.
- Eso veremos ahora. - Aceleró el paso y se dirigió a su oficina, la cual se encuentra a unos pasos del gimnasio. Salió antes de lo que yo esperaba con una caja en sus manos, estaba llena de linternas. - Por si acaso - se justificó al ver la cara de duda en los tutores.

Cuando llegamos, el lugar estaba colmado de alumnos, apenas podíamos pasar, las gotas golpeaban con fuerza las ventanas, tan fuerte que llegamos a creer que era granizo. Los profesores empezaron a pedir silencio y nos acomodaron por cursos. Un trueno hizo temblar el lugar provocando algunos gritos y espanto por parte de todos. Jake, mí hermano, va a un curso superior, así que estaba bastante lejos para que lograra verlo, y la cantidad de personas en el lugar hacía casi imposible que pudiera acercarme.

- Bueno, chicos, no es ninguna sorpresa que estamos atravesando por una situación bastante compleja con respecto al clima. Como ya se habrán dado cuenta, hay una tormenta muy fuerte afuera y los directivos de la escuela de mí hijo me pidieron que revisara las noticias. Así que por favor prestemos atención y hagan silencio.

La directora le hizo una señal al profesor de informática y éste puso las noticias en la pantalla grande.
Era el reporte del clima, pobre hombre, lo hicieron salir en medio de ésta tormenta.

- ...y no es ninguna sorpresa que estamos atravesando por una tormenta eléctrica muy potente. El gobierno recibió la información sobre ésta catastrófica situación climática y los resultados no son para nada buenos. Se va a poner peor, se los aseguro.
Todos los que se encuentren dentro de sus casas, escuelas, oficinas, donde sea que estén en éste preciso momento, no pueden salir de allí hasta la semana próxima.

- ¡¿Qué?! ¡No pueden encerrarnos aquí como si fuéramos ratas de laboratorio!
Uno de los alumnos de 5to año abrió camino a una protesta unánime que provocó el enojo de la directora.
-¡A ver, alumnos, no controlamos el clima, no elegimos estar aquí ahora y no poder volver a nuestras casas sino hasta la semana próxima. Son cosas que pasan y en ésta escuela somos demasiados, así que se les agradecería un poco de colaboración, ya que yo tampoco ni ninguno de sus profesores puede salir. No son los únicos atrapados! - Los gritos de la directora provocaron un silencio y calma que se hizo permanente por unos veinte minutos. Los chicos se miraban entre ellos, se hacían señas, algunos buscaban señal en sus celulares y yo corroboraba haber guardado la trilogía que estoy leyendo, ¡Si voy a estar una semana en la escuela, por lo menos voy a avanzar en la trilogía!

*2 horas después*

Los chicos se tranquilizaron y aceptaron la situación, no había nada que se pudiera hacer. Yo por mí lado lo había aceptado desde un principio, no me parecía algo tan grave estar en la escuela una semana; hay comida, tengo mis libros, mí celular, mis auriculares, ¿Qué más puedo pedir? Fue entonces cuando recordé ¡No traje mí cargador! Todos estarán tranquilos mientras tengan batería en sus celulares, ¿pero cuando se termine? Ay, Dios, ¡¿Qué voy a hacer sin música?! Necesito música para leer o extremo silencio, y dudo que consiga la segunda opción.

Pasaron las horas y los estudiantes comenzaron a descontrolarse. Algunos se habían quedado sin batería y preguntaban uno por uno si alguien tenía cargador. Los profesores se estresaban tratando de controlar a todos los alumnos. La escuela era un total y completo caos. Es mí momento de desaparecer.

Sin que me vieran los profesores, salí del gimnasio esperando no encontrarme a ninguna autoridad. Mis pasos hacían eco en los pasillos desiertos de la secundaria. Si esto fuera una película cliché de terror, ahora aparecería alguien detrás y me asesinaría. Sonreí al imaginarme en una película de terror, hasta que se volvió una película de terror.
El eco de mis pasos se duplicó, eso significa que no soy la única caminando por el pasillo. Me giro lentamente preparada para ser asesinada o peor, sancionada por caminar en los pasillos sin un tutor.
- Oh miren una niña rebelde caminando por los pasillos. - Reconocí su voz de inmediato, era Dustin Rosser, el estereotipo de chico malo, aquel que camina por la escuela como si fuera parte de un video musical de los 50'. Todo un maldito cliché.
- Oh miren, parece que era cierto lo de las ratas de laboratorio, me encontré con una. - Es muy presumido, sé que ese insulto sobre su apariencia le molestó. Era la idea.
- ¿Qué pasa, pequeña Montgomery, te crees ruda por escabullirte del gimnasio sin supervisión? - Odio que me diga "pequeña Montgomery".
- ¿Y tú te crees rudo por ganarle en una discusión a una chica dos años menor? No sabía que tu reputación había caído tan bajo como para que te molestes en hablar conmigo. - Su sonrisa ganadora se borró automáticamente. Punto para la pequeña Montgomery.
- Vine porque tu hermano te está buscando, no quiere que te vayas del gimnasio.
- Dile que estoy bien y puedo cuidarme sola perfectamente.
- Sí, se te ve muy segura. Apuesto a que esperabas que sea la directora o alguno de los tutores que venía a sancionarte. - puse los ojos en blanco, tenía razón. - Lo sabía.
- Eso no interesa, no voy a volver, demasiado ruido me molesta.
- De acuerdo, pero cuidado con los pasillos D y F, los profesores pasan por ahí porque están las únicas máquinas de café que funcionan.
- Pero tienen carteles de que están en reparación.
- Sí, los profesores los pusieron. De nada, Montgomery. - me dio unos golpecitos en la cabeza como si fuera un perro que hizo bien un truco, se dió la media vuelta y se fue.

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora