Día 40

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Hoy es el día, por fin podremos salir de aquí. El gobierno avisó que, por seguridad, enviarán paramédicos para buscarnos, lo cual significa que debemos estar preparados y esperar a que nos salven.
Observé a mí alrededor, todo se veía tan diferente; habían sido eliminados los estatus, ahora somos estudiantes de secundaria con una misión en común: por fin dormir en nuestras camas. Aunque será difícil, ya me acostumbré al suelo. No creí que lo diría o pensaría siquiera, pero creo que extrañaré un poco estar aquí. Es verdad que no ha sido una de mis mejores estancias, preferiría otro tipo de vacaciones, pero fuera de eso, he creado lazos y descubierto cosas, no sólo de los demás, sinó también de mí. Fue una experiencia... Realmente inolvidable.
Todos están guardando sus pertenencias; los profesores ayudan a guardar equipos y objetos que hemos estado utilizando en estos días. Me ofrecí a ayudar en la cocina, ya que no habían voluntarios, y me parece injusto que la mujer que nos ha estado alimentando durante más de un mes, no reciba ningún tipo de ayuda, Jake opinaba igual y decidió acompañarme.
Me quito el abrigo para tener más movilidad para ordenar y lo dejo sobre una silla que estaba allí.

- De acuerdo, Jeany, has la pregunta.
- ¿De qué hablas? - Jake gira todo su cuerpo para quedar totalmente frente a mí y me sujeta de los hombros para que haga lo mismo.
- Te conozco, hermanita, has querido preguntarme algo desde que nos levantamos. Tengo una idea de qué puede ser, pero prefiero que tú misma la digas. - odio que me conozca tan bien.
- Bueno... No puedo parar de pensar en la confesión de Dustin y... - Jake sonríe. - ¿Qué es lo que te causa tanta gracia?
- Ya sé hacia adónde va esto. Quieres saber si yo conocía ésa parte de la historia. - asiento. - bueno, la respuesta es no. También quedé pasmado con lo que dijo, pero me enteré al mismo tiempo que tú y que toda la secundaria.
- Oh... Bien. No hay más
preguntas. - Jake pasa el dorso de la mano por su frente de manera exagerada y sobreactuada, fingiendo que estaba sudando por mí supuesto "interrogatorio". Le doy un codazo en las costillas y se echa a reír. Tal vez debería intentar hablar con Dustin o Austin... No sé cómo llamarlo. Técnicamente es ambos, pero quiero la versión real.
Saliendo de la cocina nos topamos con la directora. Está dirigiendo a los estudiantes para estar organizados cuando los paramédicos lleguen; será mejor que empaque mis cosas, luego habrá tiempo para hablar con Dustin.
Mientras camino hasta mí lugar, siento que alguien me observa, me volteo a ver y era Amy. Tiene sus ojos clavados en mí con una expresión nada amigable en su rostro; le sonrío para matar la tensión, pero ella no me la devolvió, en su lugar, frunció el ceño aún más durante unos segundos que se me hicieron eternos; desvió la mirada lentamente y caminó en dirección opuesta a la mía a la misma velocidad. Aceleré el paso por miedo a que regresara a golpearme.
No comprendo porqué actuó de esa forma, pero les estoy rogando al cielo no estar metida en problemas con la chica más agresiva de la escuela.

Aún no he tenido oportunidad de hablar con Dustin, la verdad es que no siquiera lo he visto. Espero que no crea que lo estoy evitando porque no es cierto... Al menos no del todo cierto. Tan sólo quiero aclarar las cosas, saber si estamos bien, si lo nuestro fue y es real. No necesito más información que esa.
Al parecer, Jake, le colocó un chip a Dustin y lo rastrea desde un GPS, porque no puede ser coincidencia que cuando yo estoy buscándolo, él lo encuentra sin esfuerzo. Le diré que me enseñe un par de trucos.

- ¡Todos vamos hacia la entrada! Asegúrense de no haber dejado ninguna de sus pertenencias. - Los paramédicos acaban de llegar y nos esperan fuera de la escuela. Bajé las escaleras con Jake y Dustin, quien por cierto no me dirige la palabra y mucho menos me mira. ¿Qué es lo que le sucede? Yo debería estar enfadada, no él.
Llegando a la entrada recordé que olvidé mí abrigo en la cafetería; le avisé a Jake para que me cubra mientras voy a buscarlo.
Corro por las escaleras salteando peldaños de tres en tres; abro la puerta de la cafetería, busco mí abrigo sobre la mesa pero no está ahí. Qué extraño, podría asegurar que lo dejé aquí. De pronto un portazo, yo dejé la puerta abierta... Me volteo para ver.
- Amy. - estaba de pié frente a la puerta que ella misma había cerrado, con mí abrigo en sus manos.
- Lo encontré justo antes de irnos, me parecía conocido pero no sabía de dónde. - mueve el abrigo de un lado a otro mientras se acerca caminando lentamente hacia mí.
- Sí... Es mío, gracias. - extiendo el brazo para tomarlo e irme pero Amy no lo suelta. - Ya puedes soltarlo...
- ¿Qué te parece decirme lo que sabes? - tira de él con fuerza y me atrae hacia ella dejándonos peligrosamente cerca.
- N-No sé de qué hablas... - desvío la mirada al suelo.
- Seguro que sí. Eres como todos los demás; seguramente crees que estoy loca; que debería tomar medicinas ¡Unas pastillas que no me sirven para nada! - esto parece una película de terror, ¡no sé cómo calmar a una psicópata!
- ¿Qué? Cómo crees. - intento lucir lo más relajada posible, pero la verdad es que estoy aterrorizada en éste momento. - Amy, no creo que estés loca. - tal vez seguirle la corriente sea útil. - Sólo eres una adolescente con problemas, igual que todos.
- ¿Problemas? ¡¿Crees que tengo problemas mentales, verdad?! - deja el abrigo caer al suelo, me sujeta de la camiseta y me empuja hasta golpear mí espalda contra la pared. Cerré los ojos y apreté mis labios para no gritar del dolor. - ¡No te bastaba con tener la familia perfecta, el hermano perfecto, debías tener a mí novio también!
- ¿Tu novio? ¿Hablas de Dustin? Ustedes ya no están juntos. - vuelve a golpear mí espalda contra la pared; mala idea hablar sobre su ruptura.
- No lo entiendes, él aún me ama. Dijo que estaríamos juntos para siempre; lo escribí en mí diario y le dije que lo firmara. Es un pacto sellado, Jeany. ¡No puedes llegar y arruinarlo todo! - tira de mí camiseta y me lanza hacia un lado, extiendo ambos brazos para no golpearme el rostro, pero acabé dejando que todo mí peso cayera sobre el brazo izquierdo. Ahora tengo un dolor insoportable en la espalda y el brazo. ¡Eres genial peleando, Jeany!
Estoy intentando ponerme de pie cuando veo que en su mano tiene un cuchillo.
- ¡¿Qué es lo que haces?! - estoy retrocediendo lentamente hacia la puerta que debo lograr abrir sin que me asesine. ¿Cuando se volvió de verdad una película de terror?
- Mis padres siempre dicen que debes cortar el problema de raíz, y ya que no logré separarlos por las buenas, probaré otro método. - me apresuro a llegar a la puerta, la cual logro abrir. Pero ella también es rápida y abrir la puerta me retrasó un poco; básicamente tengo a una psicópata persiguiéndome con un cuchillo a un metro de distancia. Estaba a unos pasos de llegar a las escaleras; observo hacia atrás para corroborar qué tan lejos estaba Amy, entonces tropecé; giré mí cuerpo para rogarle a Amy que me dejara ir, pero estaba siguiéndome de tan cerca que también tropezó y cayó sobre mí clavándome el cuchillo en el estómago. Observé hacia las escaleras cuando escuché un grito.
- ¡¡Jeany!! - Dustin y Jake corrieron hacia mí, mientras Amy se escapaba. Tengo la vista borrosa, el dolor es demasiado. Casi siento que no puedo respirar. - Jake, tú eres más rápido que yo, ve por los paramédicos. - mí hermano corrió a las escaleras y desapareció de la escena. Mis párpados pesan; me siento morir. - No, no, no, no, no, Jeany, mírame. Quédate conmigo, por favor, aguanta.
- D-De... Debo... - hago una pausa para tomar el escaso aliento que
me queda - decirte... algo...
- No hables, te dolerá aún más.
- Sólo... escucha... - Dustin cierra los ojos y veo un par de lágrimas deslizar por su rostro. - te... amo... Lamen...to haberme... tardado...
- No lo digas así. Suena como despedida y no lo es. Nos iremos de aquí juntos, ¿de acuerdo? Por favor, aguanta. ¡Maldición, Jake! ¡¿Dónde estás?! - respirar cada vez se está volviendo más difícil; mis ojos piden a gritos que los cierre, no tengo problema en obedecer. Solo quiero que el dolor pare.

Una luz brillante y potente me cegaba, cubrí mis ojos con el dorso de mí mano; una figura aparentemente humana comienza a acercarse a mí.
- ¿Jeany? - la luz la rodea, pero es imposible no reconocer la voz de mí mamá. - Hija, ¿qué haces aquí?
- Ni siquiera sé dónde
estoy. ¿Tú qué haces aquí? - mamá se acerca y por fin puedo distinguir su rostro sin que la luz se interponga.
- ¿Recuerdas lo último que te sucedió?
- Eso creo... Tal vez.
- Intenta recordar, cariño. Tú puedes.
- Recuerdo... Estaba con Dustin, en el suelo; él estaba conmigo porque... Tenía una puñalada. - hago una mueca de dolor, entonces mamá dirige la mirada a mí abdomen y cubre su boca del espanto. Había aparecido de pronto, sobre mí estómago, un cuchillo clavado.
- Sigue recordando, vamos.
- Le dije que lo amo porque sentí que sería la última vez... - una lágrima cae sobre mí mejilla. Entonces caí en la cuenta de que había muerto y comencé a llorar. - Mamá, no quiero morir. - me acurruca entre sus brazos, mientras me acaricia el cabello.
- Escúchame, Jeany, ¿te duele?
- Sí, mucho. - observo de nuevo mí estómago, la herida comenzó a sangrar.
- Entonces no debes estar aquí. En éste lugar no existe el dolor. - miro a mí alrededor, es cierto. En éste sitio hay una paz palpable. - Tienes que volver. Vive; se feliz.
- Ven conmigo. - mamá sonríe compasiva y me acaricia el rostro.
- No puedo, amor. Saluda a tu hermano de mí parte, ¿de acuerdo? Los amo. - intento volver a abrazarla pero el dolor se vuelve aún más punzante y no me permite dar ni un paso más.

- ¡Hagamos otro intento! ¡Uno, dos, tres, despejen!

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora