Capítulo XIV

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Él

Cada mísero átomo de mi ser temblaba. Hacia ya diez minutos de haber aparcado frente al parque, y no podía dejar de temblar. Ni siquiera podía mirar más allá de mis manos pegadas al volante. Sentía al corazón intentar salir del pecho. Me descubrí rogándole a mis pies moverse, y a mis manos; y a mi cerebro dejar de pensar.

Fui capaz de mover la cabeza y mirar por la ventana de la puerta, ahí se postraba la silueta de Kiba a unos cuantos metros. Articulé palabras inaudibles, quería llamarlo a gritos, y pedirle ayuda; quería que me viera y tranquilizara con su sonrisa. Volví la vista al frente. La camioneta de Naruto estaba aparcando. Sólo dos autos nos separaban. Se me hizo un nudo en la garganta.

Salí del auto con el temor de terminar en el suelo. Me abrace y quede ahí, sin saber a donde ir, o qué hacer. Kiba me miró y camino a mi. Naruto también me vio y copió los movimientos de Kiba llevando a Boruto de la mano. Llegaron al mismo tiempo. Les miré y baje la vista.

—Llegas tarde —dijo Kiba divertido—. Me has hecho esperar media hora, tendrás que compensarlo.

Me encogí de hombros.

—Hinata —murmuro Naruto sin saber que decir.

Boruto halo del pantalón de Naruto y le pregunto si podía ir a jugar, después puso una carita de suplica. No respondió, lo miró, luego a mí, y al final a Kiba, para volver a mirar al pequeño.

—No me alejaré mucho —dijo.

Se agachó a su altura sonriendole de oreja a oreja. Gravé esa sonrisa en mi mente, porque puede que no la vuelva a ver jamás. Le revolvió el cabello y acepto. El chiquillo salió corriendo, y los tres miramos como subía el resbaladero y le gritaba a Naruto desde la cima.

Reinó el silenció. Ninguno dijo algo para romper la tensión. Kiba, por su parte, siendo la persona más parlanchina que conozco, se quedo plantado frente a nosotros observando como, ni Naruto o yo, eramos capaz de articular una sola palabra. Se frotó la nuca y cerro los ojos, él hace aquello siempre en los momentos incómodos.

—Yo... —dije al fin, aún sin mirarlos—. Yo... Kiba, ¿po...podrías cuidar de Boruto? Yo... —me quedé sin palabras una vez más, y esperé paciente a su respuesta.

Supe que me miró sin entender, y que Naruto hizo lo mismo. Sabía lo que ambos pensaban, pero no fui capaz de decirles lo que yo pensaba.

—Por favor —levante la vista a Kiba, suplicante.

—Esta bien.

Se alejó despacio en dirección al nido de niños gritones y emocionados por apenas un par de columpios y una resbaladilla, dejándonos solos a Naruto y a mi. Y de nuevo, sentí un nudo en la garganta y la sensación de caer.

—Hinata —repitió.

—Lo siento —me apresure a decir—. Lo siento. Nunca fue mi intención llegar tan lejos. Pero sabía que... Que si te decía la verdad nunca querrías volver a verme —la sangré me corría por la cara, y mis ojos se llenaban de lágrimas. La reciente carga de adrenalina me hacía decir todo lo que me venía en mente—. No porque te mintiera, sino porque soy el tipo de chica del que nadie quiere. Soy el tipo de chica que nadie mira y termina soltera toda su vida. Soy el tipo de chica al que nunca notarías. Lo sé. Perdón. Perdón por mentirte. Pero... —mordí mi labio y alce la vista para mirar sus bellos ojos azules, no me importó que me viera llorar—. Pero, nunca mentí al decirte que te amo. Me enamore de ti. Lo siento. Lo siento Naruto.

Pase el brazo por debajo de los ojos, limpiando inútilmente la humedad. Retrocedí un paso, luego dos, y cuando menos esperé ya estaba corriendo.

Continuará...

PcS
20•Dic•18

Perdedora Con SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora