CAPÍTULO IV

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Jueves      11:05 a.m.







Abrí mis ojos por completo y di un gran bostezo, había algo en mí boca que me impedía cerrarla, miré a mí alrededor pero no había nadie, llevé mí mano hasta mi boca y de ahí saqué dos puñados de papel con un poco de saliva, desenvolví uno de los dos y me percate que había algo escrito, lo leí.





LADY

temía que no leyeras esto así que no se me ocurrió otro lugar. Pasaré el día con Alex, tiene algo planeado para mí, creo que es sexo. En fin, no te preocupes, vendré cuando termine.

Psdt: el en mí vagina.



Terminé de leer y sonreí, arrojé el papel al suelo y me dispuse a leer el que quedaba.



SINY



Lady puso su carta en tu boca así que aproveché y puse la mía igual. Estaré fuera por unas horas, tengo algo importante que decirles.

Psdt: te saqué dinero del bolso, llevaré pizza.





Arrojé la nota al suelo y estiré mis brazos, me até una cola alta quité la frazada de mí cuerpo y me estiré a la mesita de centro para tomar mí teléfono, marqué el número de la vecina y esperé a que contestara.


—Hola! Vecinita, ¿Cómo está?. —ella sabía que era totalmente hipócrecia

—¿que?. —contesto del otro lado.


—necesito limpieza, ¿quiere ganar unos buenos billetes?. —le propuse, está no dudó en responder. —ya bajó.


Caminé hasta la isla de la cocina y rebusqué la caja de jugo, me quite la playera y me senté a esperar a la vecina. El timbre sonó y fui hasta la puerta, la abrí y vi que tenía en sus manos todo el equipo completo de limpieza.


—se lo dejo en sus manos. —me hice a un lado para que ella pasará, observó toda la casa con su cara de asco y repulsión, Me encogí de hombros.

—no estaría mal que cante como las princesas y  que todos los insectos le ayuden a limpiar.—me burlé, está no pareció entenderlo, abrí mí bolso, saqué el dinero y le pagué.


—es demasiado. —abrió los ojos como platos mirando el billete de 100$, hice un ademán quitándole importancia.


El dinero no era algo que me importase, si fuera así seguiría en las faldas de papá y mamá viviendo una vida lujosa como la que ellos tienen ahora, contrario a eso estoy aquí, diría que "trabajando honradamente" pero mí empleo no tiene nada de honra. Aún que lo que mí querida tía Margaret me da es demasiado dinero, solo gastó lo necesario para sobrevivir, y sí, ir de compras al centro comercial cuenta como algo necesario.


Me adentré a la tina y me dí una ducha semi rápida, lié la toalla en mí cuerpo y cepille mis dientes, fui hasta mí habitación y busqué la ropa recién comprada, me puse mí ropa interior de encaje negro y luego me vestí con un vestido acampanado con un estilo de verano, me puse unos tacones bajos y mis gafas de sol, salí por la puerta de entrada. No me preocupaba dejar a Gladys en el apartamento, después de todo somos vecinas.


Caminé hasta el súper mercado más cerca, tomé un carrito de compras y caminé por las secciones de comida poniendo en el carro todo lo que se me apetecía, llegué a la sección de alcohol y lo estudié Con detenimiento, arrojé una botella de whisky, vodka, tequila y Un sin fin de bebidas.  Antes de darme cuenta tenía una botella de vodka en mí mano, la bebí dejándola casi vacía, el líquido quemaba y  se sentía tan bien. Dejé el carro a un lado y me senté en el suelo, alcance una botella de Ron, la abrí, de pronto un botella se estampó en el suelo y creo un caos auditivo, intenté ponerme de pie sujetándome del carrito, tiré de mis tacones y quedé descalza, aún con la botella en la mano.


De lejos ví como unos guardias de acercaban a mí y tras ellos las personas se aglomeraban como hormigas.

—señorita, no puede beber en espacios públicos.


—y quién lo dice, ¿tu mamá?, ¿Obama?. Acéptalo el ya no es presidente y tu mamá sale con el cantinero de la otra calle. —me dió un ataque de hipo, di otro sorbo a la bebida.


—deje la botella de alcohol y acompañemos.


—señorita obedezca, una mujer en ese estado de ebriedad no se vé bien.


—¿Y por qué no?, ¿Por qué soy mujer?, Bla, bla, bla. ¡Váyanse al carajo!, ¡TODOS USTEDES SE PUEDEN IR AL C A R A J O!. —apunté hacía las personas que husmeaban atrás, dejé el carro a un lado y salí de ahí vuelta un cabreo.   No sabía exactamente qué hora eran, pero si sabía que si estaba la luna en el cielo era de noche, caminé por las calles tambaleando en cada paso, unas luces neón captaron mí Atención, leí como un niño aprendiendo el abecedario.



—VE... RA... NO   CI... TY


no dudé en entrar. Hay un sin fin de luces ultravioleta se puede ver el humo concentrado en un mismo espacio, caminé hasta la barra y intenté con torpeza sentarme en aquellos asientos altos, al cabo de minutos lo logré, a mí lado un hombre me llamó la atención esa cara la había visto antes.


—hey, tú. —llamé su atención, este despegó su mirada del vaso con bebida y me miró, supe quién era.


—hola, soy la que rompí tu matrimonio. —lo saludé, este sonrió y se acomodó en la silla.

—agradable tema de conversación. —aún ebria su sonrisa lograba derretir mí cerebro.

—creo que no empezamos bien. Mell. —extendí mí mano y sonreí. —ford. —estrechó mí mano.


—¿ford?, ¿Como los autos?

—exacto, Ford como los autos. ¿Dime, vienes con alguien?


—se cuidarme sola. Y Cuéntame, ,¿ arreglaste tu posible matrimonio?.

—si así fuera, no estuviera en un bar. se marchó ahora temprano.

—lo lamento, fue muy estúpido lo que hice.


—no te preocupes, se fue por qué no confiaba en mí por ende no era la indicada para el papel. —dio un sorbo a su... ¿Coca-Cola?


—espera, si estás aquí bebiendo Coca-Cola, quién es tu acompañante ebrio.

—esta en el baño, enseguida viene de todas formas tengo que irme.

—hola, hablan de mí. —un hombre apuesto se posa a mí lado plantando su mirada en mí Escote.

—warren, ella es mell una amiga.

—mell, mí mejor amigo Warren.

—¿ella no es la mujer del bar de la otra noche?, Tú salvaste a mí amigo no tengo como agradecerte. —besa mí mano y llama al cantinero. —¿desea algo dama?. —niego con la cabeza.


—tengo que irme, mis amigas me esperan en el apartamento y no quiero hacerlas esperar. —me Levanto de la silla.

—te dejo en tu apartamento, no puedo dejarte sola aquí.—acepto la propuesta, salimos del bar y subo con ellos a la camioneta, le doy las indicaciones, antes de darme cuenta ya estoy afuera del apartamento.

—que tal sí te invito a cenar, claro si no tienes planes mañana. —niego con la cabeza. —te recogeré a las 9:30


—estaré lista, buenas noches. —me despido y entró al apartamento, miró por  el rabillo como el motor se enciende y se van del vecindario.














TRES ERRORES | [+17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora