CAPÍTULO XVI

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Domingo 5:00a.m.






Está noche el insomnio me había golpeado sin piedad en la cara, se me hizo muy difícil conciliar el sueño, al cabo de la media noche decidí rendirme y me dispuse a esperar que la mala noche pasara.  Me giré despacio hacia la derecha y me perdí en su rostro, aún dormido su mandíbula se marcaba en sus mejillas, sus ojos se removian debajo de sus párpados. Me senté al filo de la cama lo más despacio que podía, arreglé mí cabello hondulado y caminé en la oscuridad con el cuerpo desnudo, estiré mí mano hasta la mesa de noche y tomé el control remoto, y presioné el botón que abre las cortinas. Tenía una increíble vista al mar, aún más majestuoso con los destellos de la luz del sol, me dirigí hacia el baño, lavé mí rostro y Cepille mis dientes. Ví mí rostro reflejado en el espejo Redondo. Solo pasó un recuerdo por mí memoria.



—eres tan hermosa como tú madre, mí dulce Mell.


—tu crees que... Yo soy una prostituta, papá.


—por supuesto que no, cariño.

—pero tú dijiste que...

—perdoname hija, espero no me guardes rencor.


El siempre hacia lo mismo, después de pedir perdón me abrazaba y me besaba la frente, después de eso salía de mí habitación y no volvía a verlo hasta los domingos de iglesia, jamás comía en casa con la tonta excusa que comería en una reunión de empresarios. Todos los días después de salir de la escuela me encontraba con mamá ebria en la cocina o en cualquier parte de la casa, aveces solía escuchar a mamá romper cosas dentro de su habitación.



Lágrimas se asomaron por los rabillos de mis ojos, odiaba recordar mí antigua vida hacia lo posible para no romperme, obviamente jamás tuve éxito en esa cuestión, pero quién puede olvidar su pasado, quién puede olvidar su niñez eso te marca por el resto de tu vida. Limpié con la palma de mí mano mis mejillas húmedas. Ambas manos de Warren se posaron en mis caderas acercando mí trasero a su miembro, dejó su barbilla en mí hombro y suspiró agotado, subió sus manos por mí cintura y las dejo en mis senos descubiertos.

—buenos días Mell Jones.

—buenos días Warren Hoult.

—creí que te habías ido. —Negué con la cabeza.

—tomaré un baño, no me tardo —besó mí mejilla casi mordiéndola y se adentro a la ducha.


—prepararé café —salí del baño con una toalla alrededor de mí cuerpo y me adentré a la isla gigantesca de la cocina. Preparé el café como mí madre solía enseñarme y lo serví en dos tazas iguales. Me incliné sobre el mesón y inhalé el olor del café.


Bebí un trago de mí café detenidamente. Horas antes Warren me había jugado una mala pasada, haciéndome pensar que había descubierto algo sobre mí "juego", pero solo eran unas de sus bromas pesadas, nada de esto acabaría bien, estaba noventa y nueve por ciento segura, de que todo terminaría muy mal. El uno por ciento restante era la probabilidad de que todo terminaría en paz y razonamiento.


—quizás hasta nos volvemos buenos amigos, o tenemos un romance de tres como en la película "savage" —pensé. podia escuchar a mí subconsciente morirse de la risa, llamándome estúpida y incrédula. Arqueé las cejas preocupada tenía que parar, pero ya me había sumergido bastante ya en el problema.


—¡Hmm!, El café está delicioso Mell —vi su cuerpo desnudo, saboreó el café y plantó un beso rápido en mis labios, sonreí sin mostrar la dentadura.

—¿En qué piensas, cariño?

—¿Me llamó "cariño"?—dije para mis adentros, subí las cejas sorprendida. Hice silencio buscando las palabras correctas.

—si sabes que tuve una cita con Ford, ¿verdad?

—si. Lo sé.

—y si lo sabes por qué aún seguimos haciendo esto, ¿no piensas que está mal?.

—Mell, cariño...

—solo Mell. —dije en seco, que me llamarán así me recordaba a mis padres.

—Mell, tu elegiste. Además no estás saliendo con él, no veo cuál es el problema. Solo fue una cita, para Ford no tuvo importancia. Créeme.

—¿Y tú cómo estás tan seguro? —me crucé de brazos.


—para empezar, él jamás estuvo interesado en ti, Yo insistí para que te invitara a salir.


—¿Por qué?¿Que ganabas con eso? —por alguna razón inexplicable me sentía rota.

—pues mucho antes de que llegarás al bar, me dijo que mañana a primera hora volaría directo a Canadá a tratar de enmendar su relación y yo simplemente quería que mí amigo olvidara a la zorra de su ex novia. Discúlpame.



—¿Él aún me utiliza como distracción, para no recordarla?. ¡Esté puto juego va a seguir su curso! —pensé, estaba más que furiosa. No soy un maldito papel higiénico que utilizas y desechas como si nada. No voy a parar hasta que los dos estén justo en la palma de mí mano, voy a convertirlos en mis perras.


Sonreí con lo mejor que tenía en ese momento y hice un ademán quitándole importancia.

—ven comigo a Varadero —me tomó de la cintura y elevó mí cuerpo, rodeé mis piernas en sus caderas recostando mis brazos en su cuello.



—y que se supone que haremos ahí, señor Hoult

—mi mánager insistía en que volara a Miami para realizar unas secciones de fotografía para playboy, y yo por supuesto me negué, derrepente tuve una idea increíble...

—¿A sí, y cuál fue?

—las playas en Varadero son realmente espectaculares y les propuse realizarlas ahí y así será. Quiero que vayas conmigo dos días máximo. ¿Que dices, Jones?

—dejame Consultarlo con mí mánager —bromeé, junté nuestros labios y los moví lentamente sobre los de él, cada vez con más intensidad, sus manos empezaban a quitarme la toalla del cuerpo, yo con las mías tiraba de su cabello negro. Dejó mí cuerpo arriba del mesón de la cocina y insertó todo su pene en mí vagina húmeda, gemi con nuestros labios aún juntos, la respiración empezaba a faltar, y los gemidos se hacían eco en la cocina.


—si, iré... contigo —acepté, relamí mis labios y nos dejamos llevar por la pasión y el fuego del momento.




***



Llené mí maleta de ropa, cosméticos y lo cerré. Miré a Warren detenidamente, este no despegó la mirada de mí ni por un Segundo, fui hasta él con la maleta lista y caminamos escaleras abajo. Antes de salir, hablé con Will para avisarle que no estaría por dos días en casa, este me deseo un buen viaje.

Subimos a su Bentley oscuro, este encendió el motor y se puso en marcha, el viaje seria terrestre así que me acomodé en el asiento de cuero fino y recibí el aire fresco.



—¿Así conquistas a las chicas?, De seguro siempre funciona. —mire su perfil relajado, este sonrió.

—eres la primera que sube sobria a mí auto y se sienta de copiloto, normalmente las dejó en los asientos de atrás. —se burló.

—¿contando a la "fotógrafa sensual" de la que hablaba tu amigo? —entrecerré los ojos, este pareció incómodo.

—neil jamás dijo que era sensual, ¿o si?

—si, lo dijo. —este no dijo nada al respecto, pero su silencio afirmó mis preguntas. Sacó un cigarrillo y lo encendió dándole unas caladas, encendí la consola y lo active a mí iPhone. Las músicas empezaron a sonar en todo el transcurso del viaje.















TRES ERRORES | [+17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora