CAPÍTULO IX

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Domingo 11:44p.m.

Me senté en su regazo quedando frente a frente, llevé mí vista hasta sus labios carnosos me golpeé mentalmente al verme tan obvia, bebí un gran trago de Jack Daniel's dejándolo sin ninguna gota, este solo se detuvo a mirarme con su expresión seria pero a la vez relajada, llevó sus manos hasta mí cintura y la dejó ahí, por instinto me dejé caer al lado de él, maldije varias veces al mostrarme débil aún estando ebria. Me acomodé en el sofá y me detuve a ver cómo cada vez  se llevaba más la mansión de personas desconocidas, ebrios y prostitutas, las personas bailaban descontroladas en la pista, la camarera semidesnuda se dirigió hasta nosotros para dejarnos nuestras bebidas y luego irse contoneándo las caderas.

Miré de reojo a Warren este recostó su cabeza en el espaldar y desabrochó unos cuantos botones de su camisa gris, no podía soltar la vista de su físico bien formado. Aparté la vista obligada y la llevé inocentemente a mis pies.

—si tu mirada me desnudara. —dijo cerrando los ojos y dibujando una sonrisa pícara, debía admitir su cuerpo desnudo era una de mis curiosidades. Sacó dos cigarrillos de su bolsillo y los encendió, Dio dos caladas a ambos y me lo tendió. su cercanía me provocaba una extraña sensación de placer. Dí la última calada a mí cigarrillo y  lo arrojé lejos de mí,

este se incorporó del sofá y me tendió la mano para que la tomara, lo hice, hizo un ademán con la cabeza para que lo siguiera y no me resistí, caminaba tras él, podía ver cómo las mujeres lo miraban con deseo y luego me miraban a mí con sus típicas miradas desafiantes. Sabía perfectamente que pasaría está noche, y no estaba segura de si estaba en el camino correcto o en el equivocado, tal vez solo debía dejar que las cosas fluyeran como siempre lo he hecho, pero esta vez sería diferente a las demás. No había duda alguna.

Subimos por las escaleras hasta las habitaciones de arriba, todo era absolutamente blanco, las paredes eran adornadas por cuadros de pinturas muy reconocidas, una de ellas "monalisa".  Este aún sujetaba de mí mano, moví mí pulgar sobre este, su piel era tan suave y delicada, pasé mí mano por las venas de su brazo, este se tensó pero no dijo nada al respecto. Me guió hasta el final del pasillo y se detuvo frente a una puerta, giró la perilla, antes de entrar me dió una mirada cómplice y a la vez intimidante. Las luces neón iluminaban todo la habitación dándole un toque más sensual a la situación, caminé hasta la enorme cama del centro y pasé mi mano por la frazada de seda oscura.


Sus manos se posaron en mí cintura casi logrando que me derritiera en ellas, podía sentir su aliento agitado en mí cuello, me inundaba de pasión tanto que hacia mí cuerpo arder con solo un Roce, bajó sus manos lentamente por mis curvas hasta llegar al final de mí vestido, giré sobre mí eje quedando frente a él, su cuerpo desprendía un aroma varonil y llamativo, posé mis manos en su pecho mientras esté suspendía mí vestido hasta despojarme de el completamente, llevé mí vista hasta su rostro provocando que nuestras miradas se cruzaran, este se mantenía en silencio mientras recorría su vista por todo mí cuerpo y la clavaba en mis labios, como si no pudiera contenerse más tiempo. Relamí mis labios.


Con nerviosismo desabroché los últimos botones de su camisa lo arrojé lejos, pasé mis manos por sus músculos y lo admiré detenidamente, es tan perfecto. Plantó sus labios sobre los mios, y los movio con desesperación y salvajismo, nuestras lenguas se movían en compas, acompañando las mordidas.  Tomó de mis glúteos y subió mis piernas hasta su cintura, dejé mis brazos en su cuello. 

Me recostó sobre la cama aún besándome, se separó de mí y empezó a recorrer todo mí cuerpo, abrió el cierre de mís botas y tiró de ellos, se posó arriba de mí, me sentía tan pequeña y vulnerable a su tacto, instintivamente abrí mis piernas para que esté tenga más comodidad y las dejé en sus caderas, nuestros labios se unieron como si hubieran esperado años para hacerlo, algunos gemidos fueron disparados de mí boca, este apartó sus labios de los mios.


—lo que hagamos desde ahora será tu elección. —dijo con su voz ronca, apuntó de estallar en llamas. Llevé mis manos hasta su pantalón y lo desabroché. —ya hice mí elección. —dijé con la voz de un hilo. Arrancó mí brasier, seguido mis tangas quedándome completamente desnuda debajo de él.

Uní nuestros labios con desesperación, extaciada de ellos, cerré mis ojos disfrutando de la intensidad de sus besos y su olor, clavé mis uñas en su espalda y un gemido lleno de excitación salió de mí boca al sentir como sumergía su miembro hasta el fondo y luego le seguían movimientos repetidos y acelerados, fue inevitable no gemir y Moder las frazadas seguidas veces con la intensidad y la fuerza con que hacia sus movimientos.



Me había entregado completa e incondicionalmente a él, no buscaba ningún tipo de compromiso, etiquetas, amor o romance, ese tipo de cosas arruinan todo a su paso. solo alguien que me haga sentir completa y segura debajo de él.





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No puedo parar de escribir joder.


TRES ERRORES | [+17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora