cero

6.7K 310 33
                                    

Valentín Oliva, 20 años

María Paz Vainstein, 19 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


María Paz Vainstein, 19 años

María Paz Vainstein, 19 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



VALENTIN.

Se arranca por el principio, pero todavía intento saber cual fue. Venía de días complicados. Supongo que por culpa del cansancio. O no sé. Sentía que algo faltaba y no podía entender qué. Mi pequeña crisis existencial me sirvió para escribir. Eso era conveniente pero sin embargo me obligue a mí mismo a salir de mi burbuja y no tuve mejor opción que una fiesta en casa de Ecko para celebrar lo que sea que celebráramos.

Ese día la conocí.

Entré a la casa donde ya se vivía una fiesta cuando la mayoría de mis amigos ya estaban presentes. En una vista rápida encontré a los chicos sentados cerca de la pileta y entonces me acerqué a ellos.

— Deja de ser tan cuida, loco. — Decía Mauro mirando a Manu. Este último no dejaba de mirar hacia la barra donde Ecko se encontraba hablando con una chica. Arte. Esa fue la primera palabra que se me cruzó por la cabeza.

— ¿Que pasó aquí? — Pregunté. — ¿Esa era tu minita, Replik?

Él soltó una sonora carcajada.

— Que decís, wacho. Es mi hermana. — Contestó horrorizado. Asentí dudoso mirando a la chica que hablaba con Nacho. Después me reí. Era preciosa. Miré a Manuel intentando descubrir en qué se parecían. La chica tenía ojos de un color verdoso y, tal vez, el color de pelo era lo único similar en ellos. Los ojos te hipnotizaban pero, en realidad, lo más increíble al verla era esa sonrisa espectacular combinada con sus gestos armónicos que me hacían creer que era muy difícil escuchar realmente lo que decía sin quedar embobado. — Veni que te la presente. — Me dijo al verme mirándola.

— ¡Eh, pendejo hace una hora que estoy con vos y no me dijiste nada de presentármela! — Le reprochó Mauro y él rió agarrándome de los hombros para caminar en dirección a la barra.

Ella se encontró con la mirada de su hermano unos segundos antes de que llegáramos y sonrió ampliamente. Supuse que todavía no se había percatado de mi presencia porque no me miró en ningún momento. Ecko se dio la vuelta apenas escuchó a Manuel y bufó sonoramente ganándose un empujón divertido de parte de este último.

— ¿Que onda, Pichi? — Le preguntó su hermano. — ¿Te sigue molestando este insoportable?

— Más respeto, pendejo. — Contesto Nacho divertido. Ella sonrió. Lo hizo de nuevo. Tragué en seco.

— Todo bien, Manuelito. — Le dijo y él rodó los ojos.

— Él es Valentín. — Me presentó y por primera vez ella me prestó atención. Se detuvo por unos segundos en el piercing de la ceja y luego sonrió ampliamente. Si eso había ocasionado que ella sonriera así no pensaba sacarme el piercing nunca más.

— Hola, yo soy Paz. — Saludó. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla a forma de saludo. El nombre le quedaba a la perfección. Eso era lo que ella transmitía. Paz. Estaba claro que todo en ella era eso. Y era lo que yo estaba necesitando. Su nombre siguió retumbando en mi mente hasta que Ecko se aclaró la garganta. Lo miré intentando saber qué quería. Y era claro que esperaba que nos fuéramos rápido. Paz miró hacia el costado y elevó su mano saludando a alguien. Los tres miramos al mismo tiempo hacia allí. — Llegó Nati. — Habló dirigiéndose a su hermano. Manuel asintió despreocupado y dio otro sorbo a su vaso antes de mirar hacia el costado e irse. Ninguno le dio demasiada importancia porque una chica casi tan radiante como Paz acababa de llegar. Nos saludó a todos con un beso sonoro en la mejilla y se dirigió a su amiga. Ecko estaba completamente embobado con Paz porque seguía todos sus movimientos con la mirada. Yo estaba igual, solo que intentaba disimularlo.

— Nunca te habría imaginado en un lugar así, Pichi. — Se rió. La recién nombrada se encogió de hombros.

— ¿Por qué? — Me animé a preguntar.

— Mirala... — La señaló. — Es una Mili. — Ecko rió sonoramente. — Pero mi Pichi es buena, con conciencia de clase y para nada hueca. — Paz se rió.

— Gracias, creo.

— ¡Me encanta esa canción! Bailemos... — Dijo una Natalia eufórica agarrando de la mano a su amiga. Cuando se fueron solo quedamos Ecko y yo frente a la barra. Este dio un sonoro suspiro.

— Me acabo de enamorar...

No dije nada. Eso era muy propio de él. Luego rió y me empujó despacio.

— Y parece que vos también, Valentín. — Lo miré enarcando una ceja.

— ¿No andabas en otra vos, amigo?

— Pero viste lo que es ese bombón. Me vuelve loco. — Me reí.

— Ojito que es la hermana de Manu. — Se encogió de hombros.

— Eso no es problema.

El resto de la noche fue ver cómo Nacho intentaba todo el tiempo algo con Paz. Ella no parecía querer nada pero, sin embargo, sonreía. Manuel, en cambio, estaba sentado a mi lado mirando igual que yo.

— ¿Por qué está con Ecko? — Me preguntó. Me encogí de hombros y miré mi vaso casi vacío para evitar mirar a la parejita. — Pero te la presenté a vos, amigo. — Sonreí negando.

— Pero le gustó Ecko, amigo. — Respondí.

— Na... — Soltó despreocupado. — Ecko no es el estilo de Paz. Ella es más... para vos. — Dijo. Lo miré intentando saber si era una broma pero él permanecía inmutable. Quise saber por qué. Que era lo que le hacía pensar a Manuel que ella congeniaría más conmigo que con Ignacio.

— Si vos decís... — Me encogí de hombros.

Esa noche, Nacho volvió resignado a nosotros contándonos como por primera vez una chica lo había rechazado. Manuel se fue con su hermana y su amiga y yo festejé por dentro que Paz Vainstein no haya caído en las redes de Ignacio. O por lo menos, no esa noche.

⭐️⭐️⭐️
Denle amor a esta novela del bebito hermoso de Valentín. Qué tipo por favor, lo admiro mucho realmente 😍😍😍😍😍
Espero les guste 💚

arte | wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora