quince

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La mandíbula tensa de Valentín mientras miraba por la ventanilla del taxi en el que íbamos me decía lo mucho que le había costado salir conmigo del boliche y llevarme hacia su casa. Me aclare la garganta llamando su atención.

— No estás obligado a hacer esto, ¿sabes?

Me miró frunciendo el ceño.

— ¿Qué?

— Mejor acercame a mi casa, por favor.

— Perdoná, Paz. — Dijo en un suspiro. — No es por vos, en serio. Me gustas mucho de verdad y, no sé, no me siento preparado para sentir todo esto.

— ¿Preparado? — Repetí.

Se aclaró la garganta nervioso y me agarró la mano entrelazando nuestros dedos y posando su mirada allí.

— Sos así como impresionante... Y podes tener el mundo a tus pies si quisieras. Entonces pienso que te mereces un tipo mucho mejor que yo.

— ¿Te guardaste algún problemita de autoestima para después, Valen?

Él frunció el ceño obligándome a aclarar rápido lo anteriormente dicho. Sonreí antes de seguir.

— Dios, si te vieras como yo te veo o como cualquier chica te ve no me estarías diciendo esto. Valentín, por favor, sos increíble y me resulta completamente loco tener que estar aclarándotelo a vos... nadie más y nadie más. Un tipo talentoso y plantado, lindo por donde se te mire. Sos vos el que me hace sentir como si fuera muy poco.

— Paz... — Dijo en un susurro antes de acercarme completamente a él y unir nuestros labios en un beso apasionante.

Cuando se separó por fin vi una sonrisa aparecer en su rostro.

— Arte. — Susurró contra mis labios mirandome fijamente a los ojos. Y no podía estar más en lo cierto.

(...)

Valentín llenó mi cuerpo de besos, me contempló como si fuese la única persona que él quisiera ver, me hizo sentir segura y confiada y lo sentí tan personal como nunca antes. Despertarme a su lado era magia, pero esa siempre se termina. Dejando caricias a lo largo de mi cuerpo, Valen me despertó diciendo que ya era bastante tarde y que mi hermano le había mandado un mensaje. Comprobé mi celular para ver que estaba apagado por falta de batería e instantáneamente me puse en movimiento para volver a casa después de una noche espectacular.

Mi hermano me recibió con una sonrisa pícara pero para mi suerte no dijo nada más. Ya en mi habitación, leyendo los mensajes de mi celulares medité lo que había pasado. Si bien había sido una noche increíble, Valentín era ciertamente inestable y sabía que no podía poner mi vida en pausa por él. Ya había arreglado hacer algo con Lautaro ese domingo, así que después de dormir una siesta me preparé para eso.

Lauti se había convertido en un amigo. Durante las dos semanas que no había sabido nada de Valentín, Lautaro se acercó bastante. Fuimos a dos muestras de arte y empezó a ayudarme a preparar las cosas para la exposición a la que Ecko me había recomendado. Mientras Valentín no sabía casi nada de mí, Lautaro había llegado a conocerme bastante. Eso me asustaba. A Valentín le costaba enormidades decidirse y yo no sabía si lo de la noche anterior había sido decisivo para él o solamente una situación más entre nuestras tantas idas y vueltas.

— Te perdiste anoche, Pichi. — Me dijo Lauti cuando me subí a su auto para ir al cine. Me reí con nervios.

— Ah, sí. Me encontré con un amigo...

— Con Wos. — Lo mire enarcando una ceja y se encogió de hombros. — Crack el tipo. ¿Qué onda con él?

— Y... ahí estamos. Él es muy vueltero.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2019 ⏰

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