Era la tercera jornada de la FMS y a la batalla de mi hermano contra Wos la habían dejado para el final. Según Manuel, Wos venía muy bien y tenía todo para ser campeón. Entonces, por ese mismo motivo, sabía que él estaba mucho más entusiasmado e ilusionado.
Sonreí cuando empezó. Me daba orgullo verlo y escucharlo. Manuel era inteligentísimo y lo demostraba al hablar pero mucho más al rapear. Admiraba mucho a la gente que tenía la rapidez mental para hacerlo.
Cuando pensé que iba a terminar e iban a anunciar al ganador dijeron que era réplica. Por los gritos de la gente entendí que había sido un empate y que para desempatar tenían que seguir. Terminó en victoria de mi hermano. Lo escuché agradecer mientras lo miraba orgullosa. Manu era increíble.
La gente empezó a abandonar el lugar y Manuel me llamó tras bastidores. Había una mesa de catering donde algunos de los chicos se ubicaban alrededor. Allí estaba Valentín. Conversaba con otro chico mientras bebía de la botella de agua que tenía en su mano. Estaba sonriendo hasta que me encontró mirándolo. Se sorprendió al verme y mucho más cuando levante mi mano en señal de saludo. No vi si llego a saludarme porque encontré a Manu y me acerqué rápidamente a él. Valentín me ponía más nerviosa de lo que esperaba y me había dado cuenta de que lo miraba más tiempo del que era prudente.
— Felicitaciones, bro. — Le dije antes de rodearlo en un abrazo. Manuel se había sacado el buzo y estaba transpirando, lo cual me sorprendía mucho porque era invierno. Él sonrió y se despeinó un poco a sí mismo. — Abrigate, haceme el favor.
— Gracias, gorda. Qué locura. — Comentó con una sonrisa imborrable en su cara haciendo caso omiso a mi comentario de hermana mayor preocupada. Le apreté el cachete y él rodó los ojos mientras mordía su labio bufando. Seguía siendo mi bebé.
— La tenes que agarrar de cábala, Manu. — Dijo una voz a mis espaldas. Yo conocía esa voz rasposa. Sonreí para mis adentros.
— La verdad que sí. — Manu me sonrió y me giré a ver a Valentín. Me sonrió por primera vez y se acercó para saludarme con un beso en la mejilla. Estaba, también, con solamente una camiseta de argentina que, a mi parecer, le quedaba espectacular pero no pude evitar pensar en que se podía enfermar.
— ¿Ustedes no sienten frío? — Pregunté intrigada. Ambos rieron.
— ¿Siempre es tan cuida? — Le preguntó Valentín a mi hermano. Este se encogió de hombros riendo. Manu sacó su celular y se fue con la excusa de que iba a hablar con alguien. Realmente no le presté mucha atención porque tenía a Valentín a una distancia peligrosamente cerca. Sonrió nuevamente cuando nos quedamos solos. — Venís vos y pierdo. — Me dijo. — No vengas más. — Solté una fuerte carcajada y él negó divertido.
— Tu peor pesadilla. — Contesté. — Es bueno el pendejo. Aunque no entiendo mucho de esto...
— Sí, es muy bueno. — Me dio la razón. — Tiene un diccionario en la cabeza. — Asentí dándole la razón.
— Espero ganar la próxima vez que vengas si no quedo muy mal... — Me reí.
— Si Manu me invita vengo, pero no le gusta mucho invitarnos.
— ¿Y si te invito yo? — Lo miré mientras él permanecía serio. Después me regaló una sonrisa hermosa. Y asentí embobada.
— Si me invitas vos no creo. Solo soy fan de Replik. — Él me miró tocándose el corazón simulando estar ofendido. Me reí y lo empujé despacio. — Cuando quieras vengo. — Dije después. Dios, Maria Paz, ¿quien te enseño a chamuyar? Me golpeé internamente por ese comentario tan desesperado que hacía parecer que estaba loca por verlo. Valentín sonrió. Se rascó el mentón y miró el suelo durante unos segundos.
— ¿Haces algo ahora? — Eran casi las once de la noche de un domingo entonces tenía el gran dilema de decirle que no con la posibilidad de que me invitara a hacer algo o decirle que, en realidad, tenía que volver a casa a cenar con mi familia y después dormir para ir a clases. En su lugar, y para darme más tiempo, me encogí de hombros.
— ¿Queres proponerme algo? — Le pregunté directa.
— Depende. — Contestó. Lo miré inquisitiva para que siguiera hablando. — ¿Vos queres proponerme algo? — Sonreí ampliamente. Miré de reojo a Manuel quien nos miraba desde la mesa del catering haciéndose el distraído. Sabía que mi hermano quería o, por lo menos, tenía la ilusión de que me llevara bien con Valentín. Y estaba pasando. Lo llamé con un asentimiento y entonces se acercó sonriente.
— ¿Vamos a casa? — Le pregunté. Manuel asintió. — ¿Valen queres ir a cenar con nosotros? — Dije después de meditarlo en mi cabeza un gran rato. Esas eran las únicas probabilidades que tenía de pasar un rato más con él. Aunque eso implicara cenar con mamá, papá y Manuel. Él nos miró con sorpresa y se tomó su tiempo para responder. Bueno, hasta yo misma me había sorprendido con esa propuesta. Podría decir que no lo había pensado bien y que era demasiado precipitado e incoherente de mi parte. Pero Manuel también lo alentó a ir y entonces me sentí más tranquila.
— Dale, wacho, mi vieja preparó pastas. No te las podes perder. Además si la Pichi te invita no le podes decir que no... — Sabía que ese comentario iba a lograr ponerme roja. Manuel no se daba cuenta que no quería que hiciera más evidente que aquella invitación de mi parte había sido demasiado. Sin embargo, lo hizo. — Mira que no a cualquiera invita a casa un domingo. — Me reí con nerviosismo.
— ¿Posta? — Preguntó Valentín como intentando saber si lo invitábamos en serio. Ambos asentimos. Entonces, aceptó.
Mientras caminábamos hacia el auto había empezado a ponerme nerviosa. No sabía por qué. Manu lo notó y masajeo mis hombros riendo.
— Así que te gusta el Wos, gorda. — Me dijo en un susurro. Me dio miedo que Valentín escuchara pero estaba a una distancia bastante prudente y muy concentrado en su celular como para darse cuenta que mi hermano lo había mencionado. Lo miré incrédula.
— ¿Por qué pensas eso?
— Porque te conozco, wacha. Y se te nota. — Rodé los ojos.
— Eso es lo que vos queres creer, gordito. — Manu rió sonoramente al momento que destrababa el auto. Valentín se apresuró a llegar y subimos los tres al mismo tiempo.
✨
que opinan chiquis?
ESTÁS LEYENDO
arte | wos
Fanfiction"El arte no es una forma de ganarse la vida. Es más bien una forma muy humana de hacer la vida más soportable. Practicar un arte, bien o mal, es una forma de hacer crecer el alma. Por el amor de Dios, canten en la ducha. Bailen con la música de la r...