tres

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Apenas salí de bañarme me encontré con Bautista en mi habitación. Estaba acostado boca abajo y miraba su celular concentrado, todavía tenía la ropa con la que entrenaba y cuando se percató de mi presencia solo levanto un poco la cabeza para verme.

— No me esperaste para que nos bañáramos juntos, Pichi. — Comentó divertido. Giré los ojos mientras entraba nuevamente al baño a cambiarme. Ya nos habíamos arreglado pero seguía siendo indescifrable para mí. Bautista nunca reaccionaba como yo esperaba así que era como una caja de sorpresas. Salí en ropa interior nuevamente y esta vez me sonrió socarrón. Mojó sus labios y se incorporó en la cama para acercarme a él. Sonrió muy cerca de mis labios antes de unirlos a los suyos. Cuando me separé, él bufó ofuscado y volvió a mirar su celular mientras yo terminaba de cambiarme.

Después me acomodé a su lado en la cama y me acurruqué en su pecho. Me gustaba estar con él cuando era el chico que me había encarado, divertido, tierno y comprensivo. El resto del tiempo se volvía agresivo y sus comentarios sarcásticos la mayoría de las veces terminaban ofendiéndome. No sabía si el problema era que yo era demasiado susceptible o que, tal vez, Bautista estaba haciendo las cosas mal.

Una notificación de Instagram interrumpió la serie que estábamos viendo. En realidad, era la serie que Bautista miraba mientras yo garabateaba lo que sea en mi cuaderno de dibujos. Ambos miramos hacia la mesa de luz y el celular que se había iluminado era el mío. Bautista lo agarró rápido y con una sonrisa en el rostro lo miró antes que yo. Después, la sonrisa desapareció.

— ¿Y este quien carajo es, Paz? — Lo miré sin entender. Imaginaba que la notificación habría sido de Luciano y entonces estaba preparada para el reclamo de su parte porque siempre le había tenido celos. O tal vez de alguna de mis amigas o de algún amigo en común, porque esa era la gente que solía hablarme por Instagram. Pero, incluso yo, me sorprendí al ver quien era.

— Es un amigo de Manu. — Respondí restándole importancia.

— ¿Ah si? — Dijo con ironía. — Vamos a ver qué quiere entonces... — Me encogí de hombros. — ¿Y vos como lo conoces?

— Por Manu. — Dije mirando atenta el celular para ver qué quería Ignacio.

— ¿Que significa eckoyg? — Preguntó Bautista. Me reí.

— No sé, Bau. — Conteste impaciente. Hice una seña para pedirle mi celular pero lo alejó rápido. Abrió el mensaje y lo leyó primero. Después me miró y pude ver el enojo en sus ojos.

— Escucha lo que dice el amiguito de Manu... "Que linda, Paz. Si te invito a salir, me vas a volver a tachar? Mira que ya me rompiste el corazón una vez." — Recitó con bronca. — ¿Y esto cuando pasó que no me enteré?

Bautista ya estaba colmándome la paciencia. Suspire con cansancio.

— ¿Que tanto suspiras, boluda? Respondeme lo que te pregunto. — Dijo esta vez elevando el tono de voz.

— ¿Pero por qué te enojas, Bautista? No hice nada malo y me lo reclamas como si te hubiese engañado.

— Seguro estuviste cerca. — Dijo y rode los ojos. Ya era demasiado para mí soportarlo tantas horas. Lo vi teclear algo en mi celular y acerqué para ver qué era. Decía: "No te va a dar bola nunca porque tiene novio. Por tu bien, no le vuelvas a hablar." Lo miré enarcando una ceja como intentando saber si era en serio pero mi estómago dio un vuelco cuando él presionó enviar y vi el mensaje en el chat de Nacho.

— ¿Que hiciste, Bautista? — Pregunté irritada.

— No te va a joder más y si lo hace, avisame. — Lo miré nuevamente con el ceño fruncido. Él ni se inmutó. Le saqué mi celular rápidamente y volví a leer el mensaje. Intenté borrarlo, pero para mi mala suerte Nacho ya lo había leído.

— ¿Y vos vendrías a ser mi novio? — Le pregunté. Sin dejar que responda, volví a hablar. — "Por tu bien", ¿pero quien sos, loco, Pablo Escobar? — Ya estaba empezando a sacar mi enojo y Bautista lo notó.

— ¿Por qué te molesta, Paz? ¿Acaso te importa lo que piense ese pelotudo? ¿O qué? ¿Querías que te siga mandando mensajitos para que cuando me vaya puedas responderle tranquila? — Empezó elevando su timbre de voz y vi como la vena de su cuello se hinchaba.

— No. — Dije tranquila. — Me molesta que hagas este tipo de cosas invadiendo totalmente mi espacio personal, yo no te agarro el celular y leo quienes te escriben y menos respondo por vos. Puedo decirle, tranquilamente, yo sola que estoy saliendo con alguien si eso te preocupa. Y te aclaro que no sos mi novio.

— Te amo, Pichi. — Dijo segundos después desestabilizándome por completo. Pero seguía bastante enojada. Supongo que por una sumatoria de cosas que venían pasando en nuestra relación.

— Quiero que dejemos de vernos. Ya estoy cansada de todas las peleas.

— ¿Qué? — Preguntó confundido. — Es por ese flaco, ¿no? — Negué. — ¿Y entonces? ¿Qué pasa, Paz?

— Estoy cansada, Bauti. Ya no quiero estos planteos, no quiero pelear con vos cada vez que nos vemos, odio que estés celoso de mi mejor amigo y que te enojes cada vez que salgo con las chicas. Me molestan tus celos, me molesta que me trates como a una pelotuda cuando estás con tus amigos. Siempre que digo algo me haces caras para que me calle, y te enojas cuando hablo sola con alguno de tu grupo... Dios, tengo miles de situaciones en las que odie estar con vos. — Di un largo suspiro y lo vi mirar el piso. — Pero te quiero mucho. Eso lo sabes. Y me gustaba más cuando éramos amigos...

— ¿Podemos seguir cogiendo? — Me preguntó después de un rato. Me enojó que no tuviera otra cosa para decir pero, por lo menos, no estaba gritando y rompiendo cosas. Asentí en respuesta. — Por lo menos un tiempo. Sin compromiso. — Agregó. Volví a asentir y acaricié un poco su pelo. — Entonces... ya no hay exclusividad. Podemos salir con quien queramos y si queremos coger, nos hablamos. — No dije nada. Sonaba perfecto para él y ese trato era lo más cercano a desligarme por completo. — Me voy, Pichi. — Se acercó a mí e intento besar mis labios pero corrí la cara instintivamente y el beso fue a parar en mi mejilla. Él asintió y se paró de la cama. Entonces, cuando se fue me di cuenta que eso era lo que había estado necesitando. Y me arrepentí por todas las veces que había llorado por él. Porque no lo merecía.

Agarre mi celular y le escribí un mensaje a Nacho.

"Perdón, ese fue el machito con el que salía hasta hace unas horas. No me diste tiempo a borrar el mensaje jajaj me da mucha vergüenza, perdón."

Después de un rato, obtuve su respuesta.

"No pasa nada...
así que soltera de nuevo?"


Feliz domingo pipiiiii ahre

arte | wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora