Miraba el reloj de pared que se encontraba en el comedor cada 30 segundos. Impaciente. Esa era la palabra. Y nerviosa. Faltaban cinco minutos para las siete, horario en el que Ignacio había acordado pasar a buscarme. El mensaje que me había mandado cuando estaba con Valentín decía eso. En realidad, decía que quería verme. Y me había endulzado tanto con sus mensajes que no pude seguir rechazándolo.
Ignacio, por los días que habíamos estado hablando, era insistente. Y excesivamente chamuyero. En definitiva, sabía que podía hacerme creer lo que quisiese porque tenía esa extraña capacidad de dibujar todo lo que decía. Después estaba Valentín. El beso me había movido toda la estructura en ese momento. Pero cuando vio que el mensaje era de Nacho tuvo una reacción algo precipitada. Frunció el ceño y se puso serio. Se aclaró la garganta y me dijo que ya podíamos ir afuera con el resto. Y no volvimos a hablar desde entonces. Si bien me parecía un chico espectacular yo no tenía nada que explicarle ni él nada que reclamarme, entonces decidí dejarlo así. No pretendía rogarle a nadie que se quedara.
Mi celular sonó mostrando el nombre de Nacho en pantalla. Lo saludé con un beso en la mejilla una vez que me subí a su auto. Él estaba algo serio, pero seguía siendo mega simpático.
— ¿Qué tal tu día? — Le pregunté. Se giró a verme porque el semáforo acababa de ponerse en rojo. Soltó un suspiro.
— Estresante. Estuve todo el día en el estudio y, a veces, las cosas se ponen complicadas por una razón u otra. — Me contó.
— Se te ve cansado. — Dije. Nacho asintió. — ¿Y si estás cansado por que estamos yendo a donde sea que vamos? — Me sonrió con complicidad.
— Porque no me iba a perder esta oportunidad de estar un rato con vos. Con lo que me costó que digas que sí.
— Tampoco te costó tanto...
— No suelo... — dijo dubitativo. — ser muy insistente. — Le sonreí. — Últimamente las cosas con las chicas vienen siendo muy fáciles para mí y no tengo que insistir nada.
— Me imagino. — Contesté. — A ver, si a Manu se le tiran un montón de chicas ni me imagino a vos que sos re conocido. — Él rió.
Nacho y sus labios carnosos me tenían hipnotizada y supongo que lo notó porque me preguntó si tenía algo en la boca. Es decir, mientras hablaba ese era el único lugar que yo podía mirar. Fuimos a un bar un poco alejado de la zona céntrica. Había unas cuantas parejas y un grupo de chicas festejando un cumpleaños. Era una pastelería bastante sobria y me gustaba mucho la decoración minimalista. No parecía un lugar al que Nacho elegiría ir así que supuse que era para que no lo molestaran demasiado. Me dijo que tenía hambre y me preguntó si ese lugar me parecía bien. Se pidió un café con leche junto a un sándwich de jamón crudo. Yo pedí un capuchino y una porción de torta porque no podía estar en una pastelería tan linda y no probar nada. Hablamos un poco de Bautista debido a que me preguntó sobre aquel mensaje que él le había mandado desde mi celular. Nos reímos un poco aunque en ese momento a mí no me había parecido nada gracioso. Y después me contó sobre él.
— Paz, tengo que confesarte que estoy enamorado. — Me dijo en un suspiro. Tal vez me sorprendió un poco. — Soy un bardo, perdón. Estuve pensando mucho sobre esta salida y la verdad no quería cancelarte porque fui yo el que insistí, pero la verdad es que estoy en un ida y vuelta raro con una chica que me gusta mucho. — Asentí. Supongo que un deje de decepción apareció en mi rostro pero tampoco fue muy evidente. Rápidamente le sonreí comprensiva.
— No te preocupes, no llegué a hacerme ilusiones con vos. — Le dije con diversión. Él rió.
— Sos una piba hermosa, de verdad. Yo podría estar loco por vos en otro momento. Te vi y me encantaste... — No sé por qué me estaba explicando eso. Yo no se lo había pedido. Tampoco me había tirado él autoestima abajo por no querer nada conmigo. No era tan grande como él lo estaba haciendo pero igual me causó ternura.
— Nacho... — Lo interrumpí y le sonreí para que se calmara. — No me expliques nada, de verdad. Yo venía con la idea de conocerte, no de casarnos. No me enamoré de vos, si eso es lo que te preocupa. Todavía. — Él rió. Por suerte entendía mi sarcasmo y podía abordar el tema como mejor me salía. — Podemos ser amigos, me caíste bien aunque ya me mandaste a la friendzone sin decírmelo pero bueno, ¿algo más? — Él soltó una carcajada.
— Sos tremenda. — Me encogí de hombros. — Y tuve la mala suerte de conocerte cuando tengo la cabeza hecha un quilombo. Te chamuye tanto para nada... — Esta vez me reí yo.
Mentiría si dijera que yo había salido con él con la idea de ser solamente amigos. En realidad, no esperaba nada. Solo me estaba dejando llevar. Me había sorprendido un poco pero después entendí sus mambos. Todos los teníamos. Y él había tenido que pedirme salir y merendar juntos para darse cuenta que no quería salir con nadie más de esa forma y que a quien quería de verdad no podía perderla. Me gustó que confiara en mí para contarme cosas de su vida personal y que eligiera pasar dos horas de su día tan cansador conmigo.
Entré a casa encontrándome a Manuel tirado en el sillón con una batalla de freestyle en la televisión. Parecía absorto, como si lo que estuviera viendo y escuchando fuese lo más increíble del mundo. A mi hermano le fascinaba lo que hacía. Y me gustaba verlo feliz haciendo lo que le gusta. Se giró a verme al escuchar la puerta cerrarse y me sonrió. Me acomodé a su lado aunque él no se movió ni un centímetro de donde estaba. En la tele aparecía Valentín fluyendo mientras algunos de sus compañeros festejaban lo que decía a gritos. Manuel aplaudía o coreaba al escuchar cosas que lo impresionaba y sonreía bastante. Después puso pausa.
— Está imparable el Wos. — Me comentó. Asentí como si entendiera. — ¿Que tal todo, gorda?
— Bien, tranqui. — Contesté despreocupada. — Fui a merendar con Nacho. — Me miró inquisitivo con las cejas elevadas y la mirada pensativa.
— ¿El Ecko? — Asentí. — Raro. No pensé que fuera tu tipo. Creí que estaba de novio. Pero bue, Ecko es así. Solamente no te enganches... — Me reí.
— Somos amigos solamente. — Le aclaré. — Me cayó bien.
— ¿Y Wos? — Me preguntó haciéndose el distraído.
— ¿Wos que?
— Qué onda con él, Pichi.
— Ah, nada. — Conteste sin querer hablar del tema.
— Mi próxima batalla es contra él. — Dijo Manuel. — ¿Queres ir a verme? — Sonreí.
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arte | wos
Fanfiction"El arte no es una forma de ganarse la vida. Es más bien una forma muy humana de hacer la vida más soportable. Practicar un arte, bien o mal, es una forma de hacer crecer el alma. Por el amor de Dios, canten en la ducha. Bailen con la música de la r...