doce

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La única manera que tenía de soportar a Emilia con su crisis antes del parcial era intentando hacerle creer que estábamos listas al 100%. No me sentía así, en realidad, pero sabía que Memi solo necesitaba confianza. Por mi parte, estaba atravesando una crisis interna que no se veía reflejada en mi cara ya que parecía muy calmada y eso inquietaba aún más a mi amiga.

Mientras ella leía unos apuntes de los tantos desparramados en el suelo del pasillo de la facultad, yo saqué mi celular para distraerme durante los minutos siguientes. Tenía un par de mensajes sin leer de Valentín, de Nacho y uno que, particularmente, me sorprendió.

Valentín Oliva
últ.vez 9:16
éxitos beba
metele q festejamos cuando te desocupes

gracias valen 🤞🏼

Ignacio Spallati
en línea
Mucha suerte hoy bebita
Te quiero ❤️

gracias rey
yo a vos💛

Lautaro Gauch
últ. vez 9:20
mucha suerte hoy paz
la próxima semana si estás disponible te invito a una muestra de arte barroco q ta imperdible

gracias lautiiii
buenísimo me re parece

Lautaro era el amigo de Coti con el que fuimos a la exposición de arte. Habíamos tenido un poco de interacción vía Instagram y muy poco por WhatsApp por eso me sorprendía su mensaje, pero según Coti él había quedado encantado conmigo. Y, en parte, yo con él porque era un chico fascinante. Aunque la mayor parte del tiempo era Valentín quien ocupaba mis pensamientos. El tema se me fue de la cabeza cuando vi al profesor caminar hacia el anfiteatro donde rendíamos.

(...)

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mpazvainstein

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truenooficial podríamos 🤞🏼
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↪️wos.ds3 🤦🏼‍♂️

cotisanmarino @lautarogauch

(...)

Manuel soltó su última carta al grito de "gané" y, eufórico, festejó su victoria entre risas. Estaba fumado y tomado y, yo todavía un poco atontada por ver a mi hermano así lo miré sonriendo. Valentín me había invitado a una de sus juntadas y, para mala suerte de Manuel, fui. Valentín se recostó en el sillón y estiró su mano para colocarla en mi cintura. Me giré a verlo sorprendida pero no se inmutó y soltó el humo del cigarro hacia el otro lado de donde yo estaba. Relajado, como casi siempre, sonrió antes de hablarme.

— ¿Tu foto de Instagram fue un palito para alguien? — Lo miré elevando las cejas. Él rió encogiéndose de hombros. — Digo, porque tu amiga etiquetó a un wachin. — Me reí.

— ¿Sos stalker ahora?

— No, Paz. — Rió nervioso y miró a su alrededor para ver si alguien estaba mirándonos. Imite su acción y comprobé que todos estaban en lo suyo. Dani se armaba un faso en la cocina junto a mi hermano y Trueno estaba muy concentrado en su celular. Entonces, Valentín aprovechó el momento para acercarse a mí y hablar muy cerca de mi oído sin dejar de acariciar mi cintura con movimientos armónicos. — ¿Me tengo que preocupar? — Preguntó haciéndome reír. Intente hacerme la interesante pero la realidad era que solamente él ocupaba un lugar en mi cabeza. Me encogí de hombros y acaricié su mejilla haciendo que toda la tensión que había en su mandíbula desapareciera. — Quiero conocer tu arte. — Susurró poniéndome los pelos de punta.

Me gustaba esa sensación. Me gustaba aquello que te hacía sentir tanto que se te erizaba la piel y todo el cuerpo te hacía saber que te transmitía algo. Nada era más importante para mí que transmitir. Y Valentín lo hacía. Me pasaba con la pintura, por eso me gustaba tanto. Algunas obras eran tan imponentes, tan profundas, tan especiales que me ponían la piel de gallina. Y era eso lo que generaba el arte en todas sus expresiones. Valentín lo entendía muy bien.

Le sonreí y asentí. Una de sus manos se posó en mi mejilla y unió nuestros labios en un beso tranquilo.

Volvimos a casa con Manuel un par de horas más tarde. No dijimos mucho, tal vez porque él se durmió en el auto y bajó medio zombie directo a su habitación. Cuando comprobé que estaba dormido, le avisé a Valentín. Y veinte minutos después recibí un mensaje que decía que estaba afuera.

Subimos directo a mi habitación y cuando entró su mirada viajó directo a la pared pintada de varios colores. La analizó durante unos largos segundos sin decir nada. Miraba atento cada detalle, como intentando grabárselos en la mente. La pared simulaba un enorme campo de margaritas y a Valentín parecía fascinarle.

— Está increíble. ¿La pintaste vos? — Asentí. Su visión se posó en el corcho con fotografías pegadas y no tardó en acercarse para verlas. Conocer mi habitación era conocerme más. Después miró el cuadro que tenía colgado en la otra pared y esta vez se rió. Era un retrato de Audrey Hepburn inspirado en uno que había en una de las paredes de Little Italy pero en un cuadro no demasiado grande.

— Bueno... — Dije llamando su atención. — Esto es un poco de lo que soy. — Se acercó a mí con una sonrisa y me envolvió en sus brazos.

— Me encanta, Paz.

Le mostré mi cuaderno de dibujos y analizamos unos cuantos acostados en mi cama. Ya era bastante tarde pero seguía teniendo ganas de tenerlo cerca.

— ¿Te queres quedar? — Le pregunté cuando ya estuve lo suficientemente adormilada como para no avergonzarme por esa pregunta.

— ¿Tu tincho no se va a enojar? — Me preguntó divertido. Rodé los ojos y él rió.

— No te pongas celoso, Wos. Puedo con los dos. — Él volvió a reír con diversión y su risa me llevó a otro planeta.

— ¿Segura? — Asentí antes de pararme y caminar hacia el baño. Salí con el pijama puesto y lo vi recostado mirando el celular. Me ubiqué a su lado y se acomodó para mirarme de costado. — Que va a decir tu hermano si me ve aquí. — Me encogí de hombros.

— Él nos presentó.

— Y ese día me dijo que vos eras mas mi estilo de chica, y que no ibas a congeniar con Ecko. — Me reí. — Pero me intriga saber por qué lo dijo... ni siquiera sabía que tenía un estilo de chica hasta que te conocí. — Sonreí y me acerqué para besarlo. Sus besos eran adictivos. Me gustaba acariciar el ángulo de su mandíbula, se le marcaba bastante y esa era una de las partes de su anatomía ósea que más me gustaba. Delinee con mis dedos sus labios y pasé al piercing en su ceja. Senti como sus manos recorrían toda mi espalda con suavidad. Él seguía con los ojos cerrados y cuando los abrió se encontró con mi cara muy cerca de la suya. Sonrió y unió nuestros labios.

— ¿Estuviste de novia alguna vez? — Preguntó.

— Si, ¿vos?

— No. — Respondió.

— ¿Por eso el pánico? — Me miró elevando una ceja. — No quiero que suene como un reclamo porque no lo es, esto es lo que acordamos y para mí está bien así pero... — hice una breve pausa ante su mirada inquisitiva. — siento como que cada vez que nos acercamos un poco más vos te alejas. Y desapareces por semanas y apareces de nuevo, como si lo hubieras estado pensando mucho. Y me mostrás de alguna forma que te importa pero volves a poner una pared, ¿puede ser?

Su mirada transmitía mucho pero, sin embargo, se quedó en silencio durante unos segundos.

— Puede ser. — Dijo simplemente. — ¿Dormimos?

✨✨
Ayyyy que tipo complicado
Que opinan?

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