Especial 2

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¡Crash!, ¡Crash!


Ink abrió los ojos y se sentó en su cama, muy molesto y hasta con ojeras, gritando a los cuatro vientos:


- ¡Ya tuve suficientes de esta mierda!


¡Estaba hasta los Teque Teques!, ¡no podía más con esto!, era más que suficiente. Con furia apenas contenida, Ink se lanzó a tomar el reloj más cercano, solo para que su furia estallara aún más:


- ¡Apenas son las 7!, ¡las 7!


Primero no podía trabajar debidamente, segundo no podía dormir, y tercero estaba más allá de frustrado con todo lo que pasaba. ¡Ni que viviera en una casa embrujada!, cada cierto tiempo comenzaba a sonar las puertas, las paredes, cosas eran arrojadas, las puertas se le cerraban en la cara... Olviden el miedo, eso acabo los dos primeros días al ver que no había sido herido y que le había aparecido su borrador por arte de magia sin explicación alguna mientras trabajaba.


- Es demasiado temprano para que empiece a pasar esto... - La noche anterior estuvo una hora completa tratando de trabajar, pero cada vez que prendía las luces estas se apagaban solas... y ahora esto.


Ink no noto que los ruidos se detuvieron, estaba demasiado molesto, las luces se habían prendido solas y todo. En menos de 10 minutos, Ink ya estaba arreglado para el día y entrando a un portal, necesitaba resolver esto de una vez por todas. Ya sea por el claro malhumor de Ink o por sus visibles ojeras, nadie se atrevió a acercarse a al menos saludarlo... probablemente una muy sabia decisión.


- Buenos días, ¿en que po-


- Creo que mi casa esta embrujada, ¿pueden realizarle un exorcismo o me tengo que mudar? – Si, estaba hasta considerando mudarse de la casa.


El ayudante del sacerdote, quien fue el que abrió la puerta y saludo al creador, pestañeó dos veces. No eran raros esos casos, la verdad, pero en ningún momento se le pasó por la cabeza que el gran creador pudiera ser víctima de un espíritu maligno en su casa.


- Sígame, esos temas son con el sumo sacerdote, él sabrá cómo atenderlo. – Él era el que, hacía esas cosas, y los aprendices todavía no estaban en ese nivel.


Nuevamente, ya sea el malhumor o sus ojeras, nadie se acercó a saludar a Ink, limitándose a miradas y un ofrecimiento de bebida y un aperitivo para tratar de apaciguar al creador, lo cual no funciono. El sacerdote estaba limpiando el altar y arreglando algunas cosas cuando noto a uno de sus ayudantes y al creador. No obstante, cualquier cálida y feliz bienvenida al creador murió antes de que siquiera ocurriera al ver la cara del creador.


-... ¿He de suponer que pasaste una muy mala noche mi amigo? – Porque vaya ojeras tenía, por no hablar de la cara de pocos amigos que tenía.


- Mi casa esta embrujada. – Estaba molesto, demasiado molesto. – He pasado unos malos días gracias a eso. – Y ya no aguantaba. – Estoy considerando mudarme. ¿Hay algo que puedas hacer?

Beloved GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora