- ¿Qué te parece? – Pregunto Ink con una sonrisa de oreja a oreja, quitando las manos de los ojos de su acompañante y enderezandose. - ¿Te gusta?
Ink sonrió, un poco triste, al ver que su acompañante quedó estático en su sitio, sus ojos bastante amplios ante lo que estaba enfrente de él, solo para luego sonreír de oreja a oreja y correr a oler las flores... y tomar una para él, dándole una mirada de cachorrito para que no se molestara por haber arrancado la flor.
-... Me alegro tanto... - Murmuró suavemente, acercándose para palmearle la cabeza. – Este jardín es todo tuyo, Ruru, lo hice para ti.
No sabía si sentirse mal de qué Error se hubiera encariñado a los lirios blancos, seguramente porque siempre le regaló un ramo de esas flores a su tumba y lo visitaba cada año... No sabía si sentirse mal porque Error debió de haberse apegado a él luego de varios años haciendo eso, y de ofrecerle pequeñas cosas a lo largo de los años antes de que comenzara a hacer conocer su presencia, por así decirlo. Ahora que lo pensaba, terminó dándole el doble de regalos... eso podría explicar su comportamiento ante los pequeños regalos ahora: casi siempre lo miraba como si esperara algo más, pero nunca le decía nada.
- Feliz cumpleaños Ruru. – Ink rió divertido ante el abrazo que recibió, y se agacho a corresponderle.
Error estaba cumpliendo 7, aún era un niño, y muy rara vez lo dejaban salir de la casa. Si salía, nunca era solo, alguno de ellos iba con él. Extrañamente, Error nunca pareció molestarse ni sentirse irritado por esto, probablemente entendía que sus hermanos ni él querían perderlo, en especial cuando aún era tan joven e incapaz de defenderse apropiadamente. Además, no ayudaba que lo que Error mayormente tenía era enemigos y gente que lo odiaba, lo cual solo provocaba que lo tuvieran más encerrado de lo normal.
- Puedes venir cada vez que quieras. – Le prometió, mimándolo. – Tus hermanos no tienen ningún problema con que vengas aquí cuando gustes, es mi casa después de todo. – No había nadie más que él allí, era una zona bastante segura. – Solo asegúrate de dejarles una nota o decirles, ¿de acuerdo?
Error le dio una sonrisa traviesa ante esto, haciendo que Ink suspirara divertido y preocupado. Error era un travieso, y tenía la idea de que eso era lo único que le quedaba para sacar sus tendencias de destrucción y hacer cosas malas. Muy rara vez destruía algo, pero cuando lo hacía pues... asustaba, porque se volvía increíblemente violento. Si fuera cualquier otro niño lo llevaría a un psicólogo, porque eso era un muy mal indicio para un niño. Sin embargo, Ink sabía muy bien que Error siempre había destruido enteros universos con bastante frecuencia, y como un espíritu también lo había hecho, era una parte de él ser así. Más bien, era bastante sorprendente los pocos momentos de violencia que habían pasado, y no estaría para nada sorprendido de que Error estuviera controlándose para evitarlos casi completamente.
- Te agradecería profundamente que no hicieras lo que estás pensando. – Esas bromas no terminarían bien. – Solo una nota, solo eso Ruru. – No había forma ni manera de detenerlo si decidía irse o abrir un portal, pero al menos no se volverían locos si sabían a dónde iba.
Ink sudo frio al obtener una mala cara, y que luego le alzara los brazos para que lo cargara, lo cual hizo.
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Beloved Ghost
FanfictionResumen: Con toda honestidad, Ink nunca había sentido mucha preocupación o interés en los fantasmas... así que cuando uno se interesó en él, toda su vida se puso de cabeza, y no estaba solo en eso. ¿Quién podría haber pensado que un espíritu lograra...