Capítulo 4

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Dos años más habían pasado, Ink volvió a caer en depresión. Ya no podía sentir la presencia, había desaparecido por completo en el último año, pero las cosas seguían bien como estaban, al menos...


- Ink. – Llamó alguien en la puerta. – Ink. – Sin ganas de atender, fue a abrir.


Como deseaba que fueran esos molestos "toc toc" que solía hacerle esa presencia tan a menudo cuando no se había levantado, se le hacía tarde para comer, pasaba mucho tiempo en la casa o simplemente quería llamar su atención para algo. Vaya que los extrañaba, pero sin importar lo que hiciera, ya no pasaba absolutamente nada extraño en la casa...


- Hola Geno, Reaper... y Fresh. – ¿Qué rayos hacían en su casa?, no quería hablar con ellos... no quería hablar con nadie, la verdad, solo quería llorar... otra persona que quería se había ido de su lado y ni siquiera fue capaz de decirle adiós.


Reaper, al igual que Geno y Fresh, hicieron lo mejor posible para no mostrar otra cosa que no fuera una sonrisa normal y felicidad de ver a Ink. Ink estaba hecho un desastre y era bastante obvio que no solo no quería atender a nadie, sino que había estado llorando otra vez.


- Ven, hay algo que queremos que veas... - Antes de que Ink pudiera decir que no, había sido arrastrado a un portal por culpa de Geno.


Geno, y en general casi todos, odiaba ver a Ink así, verlo tan triste y acabado. Ese no era el feliz creador que todos conocían, una persona que le gustaba bromear, hacer arte, viajar entre los universos, conversar y hacer bromas pesadas que provocaba que muchos quisieran hacerle pagar por esas bromas. Este Ink ni siquiera era una sombra del verdadero. Geno no perdió el tiempo en arrastrarlo a su casa, y casi tirarlo en el sofá para luego ir a la cocina, atrapando a su hermano en el camino.


- Espera un momento, mientras tanto aquí tienes. – Reaper le sonrió un tanto misteriosamente, y le colocó una taza de té en las manos para luego desaparecer por las escaleras.


La verdad, ni en sus mejores días hubiera sido capaz de siquiera preguntar qué demonios estaba ocurriendo porque lo trajeron allí, y le dieron una taza de té. En ese punto, no le importaba, solo quería irse, pues no solo no quería estar allí, tampoco quería tratar con nadie... ¿Acaso no era algo ob-


- Ki. – Ink oyó decir muy cerca de él, haciéndolo pestañear. – Kiki.


Sin poderlo evitar, Ink comenzó a mirar a todos los rincones, pues... si no eran imaginaciones suyas, ¿acaso había un bebé en esa casa?, era algo-


- Kiki... - Fue casi una queja, y no vino sola, pues algo había golpeado al creador en la rodilla, llamando su atención y haciéndolo mirar en esa dirección. - ¡Kiki!


El niño, porque eso tenía que ser un niño, le sonrió al ver que tenía su atención ahora, golpeándolo con su manita más fuerte en su rodilla, como para asegurar su atención. No obstante, Ink fue incapaz de reaccionar, y pues...


- Ki. – El niño dejó de sonreír, frunciendo el ceño. – Ki... - Frunció aún más el ceño. - ¡Kuro riris!

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