Capítulo 8: La quiero

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Jason:

Oí el pitido de la línea y empecé a llorar. No por el simple hecho de que Brooke me odie y se vaya por mi culpa, si no porque sé, que en ese preciso momento ella estaba llorando. Y era culpa mía. Me levanté de mi cama y fui al cuarto de baño. Me lavé la cara y llamé a Jack. En escasos 10 minutos ya estaba en mi casa. Le conté lo que había pasado con Brooke. El porqué no quería que se quedara, si hubiese visto mi habitación, mi casa en general. Me hubiese descubierto. En cuatro meses se hubiese dado cuenta de todo, del engaño. Y la hubiese perdido. Ahora también la he perdido.

-Pero no seas anormal tío.-Jack ya ha escuchado toda la historia.-Estás haciendo daño a tu mejor amiga que a más a más es la única chica que te ha gustado desde…¿siempre? Y por un estúpido secreto… vas y la envías a la mierda. Enserio tío eres pésimo.

-Lo sé, y tienes razón. Si pudiese volver atrás…-no pude contenerme y solté un par de lágrimas. Me encogí y apoyé la cara en mis manos, ocultándola. A Jack le suena el móvil.

-Un momento tío tengo que cogerlo.-Y desapareció a la otra sala. Escasos minutos después volvió. –¿Quieres que te dé una buena noticia?-Aparté la cara de mis manos y lo miré. –Voy a ser profesor de historia en tu instituto a partir de mañana mismo. Se ve que al antiguo no se qué mierdas le ha pasado. Me quedaré hasta que se acabe este año.-Genial, eso será genial, estará bien tener a jack en el instituto.

-Genial, eso será genial…-Me salió con un tono de ironia que no esperaba.

-Lo sé. Ahora ves a casa de Brooke y habla con ella.-Dicho esto me levanté, nos despedimos, y me dirijí a casa de la que siempre había sido mi mejor amiga. “Te gusta” dijo una voz en mi interior. “No se lo podrás ocultar por mucho”. Sé que aquella voz tenía razón.

Paré el motor y me dirigí  a la entrada de su casa. Pese a tener las llaves decidí llamar.

-¿Si, quien es?-Era Brooke. Después de decir aquello abrió la puerta, me vio y la cerró con cara de asco. Pero yo sabía que seguía al otro lado de la puerta.

-Brooke, la conversación por teléfono… lo siento, me comporte como un tonto y… -“Ahora es el momento, díselo, dile que no eres gay, que siempre te ha gustado ella, dile el porqué te hacías el gay. Lo necesita escuchar” a lo mejor mi voz tenía razón, o tal vez al descubrir la verdad me  odiaría por haberla engañado tanto tiempo. Opté por esperar su respuesta, pero no llegaba.

-¿Y qué…?-Sabía que me estaba escuchando.

-Y que te quiero Brooke.-Un silencio se hizo entre los tres, Brooke, su puerta y yo. Así que añadí.- Eres mi mejor amiga, no soportaría que te fueses.

-Eso haberlo pensado antes de haberme hecho sentir tan mal y sola hace unas horas.-Su voz era potente.-Jason nunca, ni Madie, me han hecho sentir tan mal como tú lo hiciste esta mañana, y lo peor de todo es que quiero perdonarte.-Escuché sus pasos alejándose y supe, que para ella, la conversación había acabado.

-¡Brooke!

-Muérete Jason.-Ahora si que sí, la conversación había acabado.

Me giré y contemplé mi coche aparcado delante de mi casa. Empecé a sonreír. Iba a hacer que Brooke se quedara y me perdonara.

Sonó el despertador. Lo miré, marcaba las 5:45h. Di gracias a que la noche anterior me fui a acostar a las 21:00h. Después de la bronca de mi madre y mi padre al enterarse de que Brooke no se iba a quedar por culpa mía me enviaron directamente a la cama sin cenar. No sin antes escuchar sus amenazas y posibles castigos como la pobre Brooke se acabase yendo con su madre. Me duché y en 15 minutos ya estaba desayunando. Cogí los bombones, las chuches y las flores que compré ayer justo después de que Brooke me enviase a la mierda. Desayuné, lo cogí todo y fui a su casa. Abrí con mi llave para no despertar a nadie. Una sensación de dejabú me invadió el cuerpo. Lo único que cambia de esta vez a la anterior es que ahora mismo corro un riesgo mucho mas alto de no salir vivo de aquí. Abrí la puerta de su habitación. Enseguida reconocí su olor por toda la habitación. Las paredes naranja pastel quedaba perfecto con los muebles blancos. En medio de la sala estaba su cama. Dejé los bombones y la demás artillería en la mesita de noche. Retrocedí hasta el pasillo y con rapidez salté hasta su cama. Toda ella botó del susto y me desgarró con su mirada.

-¿¡Que quieres desgraciado!?-Brooke estaba a punto de sacar llamas por los ojos.

-Buenos días a ti también Brooke.- Me giré para coger las flores y lo demás de su mesita. Noté un agudo dolor en la cabeza y el color naranja de las paredes se fueron volviendo negras hasta llegar a la completa oscuridad.

Pero es gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora