Brooke
¡¿Qué mierdas le he hecho a Jason?! Okey Brooke relájate, respira… expira,… respira,… ex… A la mierda esto ¡NO FUNCIONA!
Jason yacía con la cara pegada al suelo y las piernas aun encima de mi cama en una posición que ninguna preciosa y elegante bailarina de ballet debería adoptar, se lo tendría que comentar a su profesor. Muy mal Jason.
Mi mirada iba alternándose entre el bate que aun sostenía entre mis manos temblorosas y Jason. Un bate. Le he pegado con el bate anti-secuestradores/ hombre del saco a mi mejor amigo. ¡¿Pero qué clase de persona soy?! Seguro que ahora su madre me odiará de por vida, mi madre me echará de casa, me convertiré en una vagabunda, viviré debajo de un puente mugroso y mi única compañía será Burbuja, un pez que un niño con mente diabólica tirará sin piedad por el inodoro y que vivirá felizmente conmigo.
Me lo he cargado. Lo he matado. Caput, se acabó. Adiós Jason.
Me fijé en su estómago en busca de algún signo de que seguía respirando. No se movía. Puede ser que tarde un poco en tomar aire ¿verdad? Porque es imposible que esté… pues eso… nadando hacia la otra orilla del río, ya me entendéis.
Tiré el bate al suelo provocando un fuerte golpe y me tiré encima de Jason bajándolo así completamente de mi cama. Le cogí la muñeca para intentar detectarle el pulso. ¡Mierda, no sabía cómo hacerlo! ¡¿Por qué no escuché en clase de biología cuando nos enseñaron?! ¡Mira que llego a ser estúpida!
Solté su muñeca de una manera un poco brusca y apoyé mi cabeza en su pecho para ver si su corazón seguía latiendo. Como un susurro, un lento bum, bum… hizo eco en mis oídos.
¡Uff! ¡Está vivo! ¡Está vivo!
Me levanté de golpe y empecé a bailar intentando no pisar a Jason y no gritar de emoción. ¡Estaba vivo! ¡No me lo había cargado! ¡No sería una vagabunda!
Estaba disfrutando del momento cuando la puerta se abrió dejando ver a mi adormilada madre en su bata rosa de algodón.
-¿Hija he escuchado un ruido estás…? –Su vista se posó en Jason y en mí encima de él con los brazos levantados. Esto es bastante embarazoso. Mis mejillas empezaron a enrojecerse. -¿…bien?
Me quedé callada. ¿Qué le digo yo ahora?
-¿Qué hace Jason aquí? ¿Porqué está tirado en el suelo? –Bien Brooke, es el momento, dile que le has pegado con el bate y casi le haces cruzar al otro lado del rio. Sé valiente.
-Pues… verás… yo… -me rasqué la nuca y bajé la vista a los pies de mí amigo, me estaba poniendo nerviosa. –Pues es Jason que ha entrado a mi habitación mientras estaba durmiendo y pues… me ha asustado… y el bate… cayó de la cama… creía que me lo había cargado pero está vivo porque el corazón le hace bum, bum… y tenemos que ir al hospital. –Alcé la vista esperando el castigo por parte de mi madre, pero… no estaba.
Escuché la puerta de la habitación de mi madre cerrarse. ¡¿Qué clase de mujer deja a su hija a las cinco de la mañana sola con su mejor amigo tirado en el suelo inconsciente?! Bien Brooke cálmate, Jason te necesita, es tu momento de ser buena persona.
Decidida, cogí el primer pantalón que pillé del armario, me puse una sudadera oscura encima de la camisa del pijama, me calcé unas Converse viejas y empecé a toquetear los bolsillos del pantalón de Jason. ¡Bingo! Saqué su móvil del bolsillo delantero y lo encendí. El muy estúpido no tenía contraseña. Enseguida me metí a revisar los últimos mensajes que había enviado hoy. El último lo había enviado a un tal Jack el tío bueno. Reí internamente, a esto le iba a sacar provecho.
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Pero es gay
Ficção AdolescenteBrooke, no es la típica princesita. Su filosofía: "Yo no necesito caer bien a todo el mundo. Tampoco quiero. Yo soy como soy, si te parece bien genial y si no pasa de mi." Su mayor miedo: "El contacto con los chicos, excepto de mi amigo gay." Jason...