Capítulo 21

651 80 52
                                    

La puerta se abrió de repente y Mich entró furiosa. Se quedó boquiabierta cuando nos vio en esa situación tan incómoda. De inmediato, mis mejillas se ruborizaron y tuve que mirar al piso.

—Perdón por interrumpirlos. —Dijo Mich, claramente incómoda. Sehun se alejó de mí e hizo como si nada hubiera pasado. —Lizeth, necesito hablar. A solas.

Él no dijo nada, sino que simplemente tomó su mochila y, mirándome con unos ojos inexpresivos, se dirigió hacia la salida.

—Bea está viva. —Cerró la puerta una vez que Sehun se fue. —...Está internada. Creo que se lesionó la cabeza, pero no sé cómo, despertó.

Lancé un suspiro de alivio. Aquel enredo en mis tripas de los nervios había desaparecido.

—Ay, menos mal. Iba a sentirme con culpa toda mi vida.

Aunque Mich no parecía tan aliviada como yo. En su rostro había preocupación.

—¿Qué pasa?

—Estás frita, Lizzy.

—No entiendo. —La preocupación de Mich, de a poco empezaba a contagiarme. No sólo me resultó extraño que me haya dicho Lizzy estando peleadas, sino que se me vino a la mente lo peor que podía pasarme.

—Bea te amenazó. —Se acercó un poco más a mí, como si estuviera contándome un secreto. —Si no borras todo lo que se dijo sobre ella en Internet, dice que te denunciará a la policía por tentativa de homicidio.

Fue ahí cuando los nudos de mis tripas empezaron a retorcerse. Lo peor que podía imaginarme, estaba sucediendo.

—¡¿Qué se supone que es tentativa de homicidio?! ¿Quién puede creerle si no hubo testigos?

—¡¿Estás jodiendo?! ¡Estuviste a punto de matarla, Lizeth! ¡La arrojaste al vacío! ¿Me dices que eso no fue casi un homicidio? —Mich, al igual que yo, empezaba a elevar la voz. Pero yo podía gritar más. La única jodida en esta situación era yo.

—¡Ya te dije que yo no fui! Bueno, si fui ¡Pero no lo hice con la intención! —Mi calor corporal se encendía. El nerviosismo se apoderaba de mí. —Además, ¡Te dejé bien en claro que por favor no le digas! ¡Esto arruinaría mi vida, para siempre!

Un suspiro pesado surgió desde mi interior, y me senté en el piso bruscamente. En qué me había metido...

—Yo te creo. —Mich también se sentó junto a mí. —Sé cómo ellos pueden manipularte. A mí me hicieron meterme dentro de un cajón funerario. Son capaces de hacer todo.

Por fin alguien me entendía. Recordé la vez que Mich estaba devastada luego de su secuestro. A pesar de que estábamos peleadas, por lo menos sentía empatía por mí.

—Por eso...—Siguió. —...yo no declaré nada. Se sabe que fui testigo, pero dije que no vi nada.

—Gracias. —Me sentí un poquito más aliviada que antes. Al menos Mich no resultó una traidora, como yo creí en un principio.

—Pero Bea sabe que no fui el único testigo.

—¿Qué?

Mich me miró aún más preocupada que antes. Algo malo se aproximaba.

—Una cuenta anónima publicó un video en Twitter. —Buscó el teléfono en su blazer. —...uno de ellos te filmó cuando tiraste a Bea.

Desearía que todo lo que Mich me contara fuera mentira, pero por desgracia, era la más pura verdad. Allí, en el video, estaba yo con mi cara de loca hablándole cosas sin sentido a Bea. Era tal cual como Mich me había dicho.

El Chico Pálido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora