Capítulo 2

2K 182 87
                                    

Puedo jurar que ambas nos quedamos atónitas ante esa respuesta. Es decir, ninguna de las dos esperábamos que Sehun tome la decisión de proponer su casa.

— Bu...bueno. — Se atrevió a hablar Mich. — ¿Después de clases... o?

— Después de clases. — Respondió Sehun exponiendo una voz tan grave que me dio escalofríos. De pronto, él dirige su mirada hacia mí y yo no hago más que quedarme ahí parada, mirándolo como una idiota.

Luego, en todas las demás clases estuve pensando en él, en esa mirada que me cautivó desde el primer momento, y también en la ansiedad de ir a su casa. Por lo tanto, no presté atención a casi nada, y apenas hablaba con Mich. Es como si él estuviese presente en todos mis pensamientos.

Las horas dentro del colegio se hicieron eternas, hasta que llegaron las 2 de la tarde y supimos que es hora de ir a hacer el trabajo. Todavía no podía creer que iríamos a la casa del chico nuevo.

Entonces éramos cuatro personas caminando por las calles del vecindario. Bea, Mich y yo, caminábamos a una cierta distancia de Sehun, porque todavía no le teníamos la suficiente confianza. Cuando salimos del colegio él sólo nos dijo que su departamento no se encontraba muy lejos, y desde ahí ya no comentó más nada. Durante todo el trayecto él se mantuvo en total silencio, mientras que nosotras hablábamos de otros temas.

El edificio de Sehun no era muy moderno, parecía de aquellos que se construyeron en los 90s. Por las escaleras, subimos a su departamento que estaba en el piso dos. Sin embargo, cuando entramos al departamento, me quedé sorprendida al ver que fuera tan pequeño. ¿Y su familia? ¿Acaso no tenía padres o hermanos?

— ¿Vives solo? — Se atrevió a preguntar Bea. Menos mal que la teníamos a ella, que era la más extrovertida de las tres.

— Soy huérfano. — Contestó de forma cortante, lo que nos hizo entender que él no quería hablar acerca de ello. Pobre Sehun, no me imagino lo que debe ser vivir sólo, sin familia ni nada.

El departamento era más que nada un mono ambiente, pero de aquellos que son extremadamente minimalistas. Apenas contaba con una mesa, una silla, y una cama. Con suerte tenía cocina y baño. Pero a decir verdad, me sorprendió que el departamento esté tan cuidado y organizado. ¿Será que en la cultura asiática todo es más pequeño?

Ya era hora de empezar a trabajar: yo saqué las cartulinas, Mich los marcadores, Sehun se dispuso a traer su laptop, y Bea... estaba con su celular.

— ¿Quién escribe en la cartulina? — Me animé a preguntar.

— Yo no, tengo letra fea. — Respondió Mich.

— ¡También yo! — Se excusó Bea. El motivo de tener letra fea era la excusa perfecta para no escribir.

— Escribo yo. — Me sorprendió al ver que Sehun tomo tal iniciativa. Él se sentó en el suelo, debido a que no estábamos trabajando en la mesa, y empezó a poner nuestros nombres en la cartulina.

Mierda, el trabajo era realmente largo. Creo que ya pasaron como dos horas desde que estábamos trabajando en esa cartulina. Mich y Bea buscando información, Sehun escribiendo con una letra bastante linda para ser la de un hombre, y yo estaba ayudándolo.

Ya habíamos terminado una cartulina, y ahora faltaba otra más. Tratando de buscar otro papel, sin querer me corté el dedo. La sangre empezó a salir y no pude evitar lanzar un gemido de dolor. Sehun me miró inmediatamente, primero a mí, y luego a mi dedo sangrante. Él no podía dejar su mirada, y pensé que quería decirme algo pero no tenía palabras para hacerlo, por lo que me atreví a preguntarle.

El Chico Pálido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora