Cap. 62

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Los primeros rayos de luz entraban por la ventana e Hipo se encontraba aún dormido pero poco a poco fue despertando por un ruido que provenía de las escaleras que anunciaba a alguien, finalmente sintió unas manos sobre su espalda, por un momento trato de pensar quien era, el estaba sólo, tal vez era Astrid o también podía ser alguien mas que trataba de avisarle de alguna clase de invasión, por lo que levantó la cabeza lo suficiente para ver a la persona que se encontraba tras el

Dorothea: buenos días dormilón- dijo mientras quitaba un mechón de su cara, era obvio que Hipo estaba algo paranoico con todo el tema de la invasión a la vuelta de la esquina pero jamás se esperó ver a Dorothea, en realidad creía tener más posibilidades de encontrarse con Dagur que con Dorothea

Hipo: ¿que haces aquí?- dijo algo fastidiado

Dorothea: quise sorprenderte - dijo poniéndose de rodillas sobre la cama

Hipo: si que lo hiciste- dijo mientras se sentaba en la cama para alistarse- agradecería si te marcharas para poder vestirme- dijo tratando de sonar lo más tranquilo posible, Dorothea paso sus brazos sobre sus hombros y lo abrazo por detrás

Dorothea: para que quieres vestirte - dijo apretando su pecho contra la espalda de Hipo

Hipo: es tarde y no tengo tiempo para tus juegos - dijo mientras quitaba sus brazos de encima suyo, si hubiera tenido su pierna ya se abría marchado de la habitación

Dorothea: no es un juego- dijo sentándose en la cama mientras que no despegaba su vista de Hipo quién por fin pudo ponerse de pie - a no ser que eso quieras - dijo mordiendo su dedo, Hipo sólo negó con la cabeza para después tomar una playera y ponérsela, era obvio que Dorothea no se marcharía, una vez que terminó de vestirse salió de ahí, dejando a Dorothea sola en su habitación, soltó un suspiro cansado pues se sentía frustrada del rechazo de Hipo, tenía que hacer algo por lo que se levantó de la cama y se dispuso a hurgar en sus cosas con el afán de encontrar algo que le funcionará para apartar a Astrid del camino pues era obvio que Hipo no la dejaría por sus propios méritos.

Dorothea soltó un gruñido y azotó el cajón en el que encontró un par de notas de Astrid y otras de Hipo para ella, unas que al parecer nunca le envió. Las únicas pruebas que encontró eran las de lo mucho que se querían, por lo que decidió plantar alguna

Querido Hipo, había olvidado por completo el sabor de tus labios y la sensación de tu piel sobre la mía, junto a ti me vuelvo a sentir la única mujer el la tierra.
Siempre tuya Dorothea.

La guardo en su libreta, aquella con la que siempre cargaba pero que debido a las prisas olvido, retrocedió un par de pasos y comenzó a observar la habitación, no pudo evitar soltar un suspiro al recordarlo

****
Hipo iba camino a su casa, estaba agotado, en resumen el día fue más pesado de lo habitual, todo empezó con aquella sorpresa matutina por parte de Dorothea, después se fue complementando con una acalorada discusión entre dos vikingos, cosa que solucionaron ellos mismos y sólo le hicieron perder tiempo, después descubrieron un par de barcos espías de Dagur y después de eso continuo con su trabajo en la herrería, lo único que podía mejorar la noche era ver a Astrid, a quien no había podido ver en todo el día, pero era tarde para eso.
Hipo entró por la puerta y se de plomo en una silla, no tardó más de 2 segundos en escuchar ruidos en su habitación por lo que se dispuso a subir, todo estaba obscuro, la única luz que había era la de la luna que se colaba por la ventana, había una figura en medio de la habitación, era delgada, como de una mujer, por un momento le cruzó por la cabeza Astrid, pero esta figura era más alta

Hipo: ¿que haces aquí?- dijo bastante molesto, ya había tenido suficiente como para seguir lidiando con Dorothea

Dorothe: por fin llegas- dijo mientras prendía una vela y la colocaba sobre la mesa, llevaba puesta una capa que le cubría todo el cuerpo, le pareció extraño, pues ella acostumbra dejar ver su escote

Hipo: por favor- dijo en modo de suplica- estoy muy cansado, tuve un día muy estresante y lo único que quiero es dormir, así que por favor ya vete- dijo algo desesperado con mezcla de suplica, le ponía de nervios no saber que hacía ella ahí, mientras el hablaba ella se acercaba poco a poco hasta que dar frente a el, no dijo nada sólo se limitaba a verlo directamente a los ojos, una sonrisa parecía asomarse en sus labios pero seguía sin decir nada,- por favor- dijo para romper el silencio, Dorothea dio un par de pasos hacia atrás lo cual alivio un poco a Hipo, finalmente Dorothea apartó sus ojos que lucían casi amarillos a la luz

Dorothea: no pretendo molestarte- dijo en un tono lento y sensual - al contrario- hizo una leve pausa - vengo para mejorar tu noche- no le dio tiempo a Hipo de decir nada, antes de que Dorothea dejará caer la capa al suelo mostrando su piel desnuda, Hipo cambio su vista de dirección y dio un par de paso hacia atrás, llevo sus manos a la cadera y soltó un suspiro cansado, finalmente llevo una mano al puente de su nariz a la altura de sus ojos y lo presionó

Hipo: es encerio- hizo una leve pausa- tuve un día muy estresante- dijo mientras levantaba la capa del piso y se la extendía- ya vete- finalizó viéndola directamente a los ojos

Dorothea: precisamente- dijo mientras se colgaba de su cuello y pegaba su cuerpo a el - así te desestresaras- Hipo tomó sus muñecas y las se las quitó de encima, nuevamente le extendió la capa

Hipo: ya sabes donde está la puerta- dijo en tono duro para después caminar al otro lado de la habitación y empezar a guardar sus cosas

Dorothea: ¡¿QUÉ MAS TENGO QUE HACER!?- dijo golpeando el piso con un pie, Hipo interrumpió

Hipo: nada, sólo déjame tranquilo- dijo sin voltear a verla

Dorothea: ¿por qué me rechazas?- dijo dando un par de pasos hacia Hipo

Hipo: por que amo a Astrid- dijo fríamente

Dorothea: ¡¡¿y eso que?, estoy justo aquí, puedes tenerme y lo único que piensas es en ...Astrid !!- dijo bastante molesta

Hipo: POR QUE TE RESPETO - dijo ya cansado - por que no soy la clase de hombre que ve a las mujeres como un pedazo de carne y eso es exactamente lo que haces, te estás regalando, estas dispuesta a estar con alguien que jamás podrá corresponderte sólo para cumplir tus caprichos- hizo una leve pausa- y no te ayudare en eso- finalmente Hipo se marchó, dejándola completamente sola, otra vez.

Sentía como la sangre le corría por las venas, estaba molesto, estaba cansado, estaba desesperado, tenía que despejar su mente, por lo que se dispuso a salir con chimuelo, con el siempre encontraba consuelo, necesitaba desahogarse.

Musa♤

El Regreso ( CEATD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora