Procuro olvidarte

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Comencé el concierto con la esperanza de que ella se encontrara entre el público. Ojalá estuviera ahí.  Sé que no pude impedir marcharme, pero os prometo que deseé con toda mis fuerzas que no se fuera.

Y ahí estaba yo, delante del escenario, con las luces aún apagadas. Lo único que escuchaba era el fervor del público, ni siquiera respiraba. Aguanté así todo el tiempo que me duró el oxígeno, que fue el necesario para comprobar que Malú no estaba entre el público. Qué ingenuos nos vuelven las esperanzas.

"A veces las personas nos pensamos que el amor sólo consiste en dos personas, pero alguna vez que otra también aparece el viento, y nos sopla en direcciones distintas. Entonces la peor gravedad es la que ejerce que las circunstancias impidan que dos cuerpos se acerquen. A esa gravedad, la llamamos vacío, y hay que respetar cuando a esa persona no le duele el vacío que le dejamos, aunque esa persona sea la misma que hemos tardado media vida en encontrar, la misma a cuyo lado no nos importe morir... Espero que la disfrutéis; durmiendo sola."

Mentiría si dijera que no me temblaba la voz, pero cómo no iba a hacerlo si lo único que sentía eran las lágrimas deslizándose. No quería que me doliera su vacío. Quería que le doliera el mío. Yo quería declararle la guerra a quien nos separaba.

A mitad de concierto hubo un imprevisto y me hicieron cantar "Procuro olvidarte" mientras arreglaban un micrófono. No sabían lo que me dolía esa canción.

- Procuro olvidarte siguiendo la ruta de un pájaro herido. Procuro alejarme de aquellos lugares donde nos quisimos... - de repente escuché gritos del público. No podía ser. Me giré y estaba ella, haciéndole gestos al público para que el fervor no desvelara su presencia antes de tiempo, pero lo hizo. Me giré de golpe y no pude evitar sonreír, porque a veces tienes tanto amor acumulado en el cuerpo, que hasta entre sonrisas se te escapa. Estaba jodidamente preciosa, vestía una sonrisa especial que decía: si no me doliera tu vacío no estaría aquí.

- ...me enredo en amores, sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido, y al ver llegar la noche de nuevo comprendo que te necesito. - remarcó que me necesitaba, y os juro que además de cantarme, me estaba contando nuestra historia. Me la contaba a mí, porque a esas alturas había tanta magia entre nosotras que nos habíamos olvidado del público.- procuro olvidarte haciendo en el día mil cosas distintas, procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida. Me enredo en amores sin ganas ni fuerza por ver si te olvido, y al ver nuestra cama tan sola y callada no sé lo que haría...

Me cogió la mano. Fuerte. Miró al público y levantó mi mano, sintiéndose orgullosa de la persona que sostenía. Porque ella me sostenía de todas las maneras que podáis pensar. Me obligó a mirarla a los ojos y me entro un escalofrío, porque no sé si os he dicho que los mejores son los que no los produce el frío. Su manera de mirarme me pidió bajito que cantara esa última estrofa con ella. Y lo hice.

- Lo que haría porque estuvieras tú, porque siguieras tú conmigo... Ay lo que haría, por no vivir así, por no seguir así: perdida.

Me abrazó incluso antes de que bajaran los focos. ¿Sabéis ya que hay abrazos que dan más que tres horas comiéndoos la boca? ¿O aún no? Cuando bajé no la encontré. Miré el móvil y tenía tres llamadas perdidas y un Whatsapp de Malú. "Estoy a tu izquierda...¿Quedamos un rato (y te quedas)?"

Me giré y estaba en el coche sonriéndome con pena ante la situación que estábamos viviendo. Me asomé por la ventanilla y le hice gesto de que la bajara.

- Voy a mi casa, si no te importa. - dije sonando lo más neutra posible. Lo fui. Mi frialdad se reflejó en sus ojos.

- Sube. Un momento. Me parece injusto no tener la oportunidad de hablar contigo. - me subí y le vi el miedo y los insomnios acumulados en los ojos. - Era un amigo de Jose, joder. Vanesa, llevo un mes enamorándome de ti, con esa ceguera que nos hace ver las cosas más maravillosas de cada persona. Mírame, amor, que tus ojos son los más bonitos. Llevo tres días creándote en cada centímetro que me faltas. Cerrando los ojos para vernos. Durmiendo para besarte.

- Necesito un clínex. - fue todo lo que pude decir antes de que las ganas de besarla me cortaran la voz. Empecé a mirar en la guantera.

- Busca todo lo que quieras... Sólo tengo en el hotel - dijo sonriendo pícaramente mientras arrancaba el coche.

Estábamos a media hora del hotel, y después de que estuviera más de diez minutos acariciándome la pierna, le pedí que parara el coche en un descampado.

"¿Qué te pasa?" preguntó alarmada. Yo no contesté. Tiré de su mano hacia mí y se sentó encima. La miré. Tiritaba, Málaga era traicionera y de noche llegaba a hacer frío. Pero me abrazó y me susurró que juntas éramos casa, y no sabéis cuánto amor cabe en una noche de verano. La besé sin miedo, sin prisa. Y me gustaría haber parado algún reloj en el momento en el que nuestros labios se rozaron para poder volver a ese momento siempre que quisiera. Ya sabéis: "retrasé mi calendario para ver si así volvía". Le quité el pañuelo y me perdí en su olor. Su cuello. Esa noche olía especialmente bien, pero quién soy yo para describir su olor. Me mordió el labio hasta el punto de hacerme sangre. No me gusta el dolor, el insomnio, el sueño... Pero yo estaba jodidamente enamorada de la que lo causaba. Le arranqué la camiseta justo después de que ella lo hiciera con la mía. Lo hicimos con cada prenda que nos sobraba, y fuimos una en el momento que nos abrazamos y pudimos sentir el calor de la otra.

Empecé a deslizarme hacia abajo por su ombligo  y entre gemido y gemido escuché un "hasta que nos cueste respirar" que hizo que me dieran ganas de quedarme dentro de ella para siempre. O por lo menos, en su vida. Esa noche me hizo el amor. No sólo sexo, me hizo el amor. Y el amor nos devolvió la jugada reconstruyéndonos: haciendo de nosotras dos las personas más felices. Al amanecer seguíamos en el coche y decidimos irnos a ver el alba a la playa.

-Prometo que algún día escribiré lo más bonito que he escrito nunca, sin escribirlo. - dije haciendo círculos en la arena.

- ¿Cómo piensas hacer eso? La miré y vi en ella la ilusión de un niño pequeño cuando le haces un truco de magia.

- Lo arañaré en tu espalda.

- No seas idiota, ¿qué pretendes con eso? - Aún tenía esa mirada ilusionada, pero con un toque irónico que hacía incluso más difícil que no la besara.

- Será entonces cuando no me podrán negar que poesía eres tú. - La miré. Sonreí, sonreímos. La magia no existe, pero esa sonrisa me traspaso el alma. Y entonces, puede que sí.

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Este capítulo he tardado un poquito más de lo normal en subirlo pero es que quería currármelo bien y que quedara bonito porque la ocasión lo merecía... Tengo que aclarar que la canción de "procuro olvidarte" existe, no la he inventado yo (¡ojalá!) así que ese mérito no es mío. Espero, de verdad que os haya gustado, de todas maneras he creado un ask para que me vayáis diciendo qué os parece, lo que puedo rectificar, lo que creéis que falta, o incluso darme ideas para próximos capítulos que nunca vienen mal, así que aquí abajo os lo dejo, he intentado ponerlo como link pero no me deja, así que me haríais un favor copiándolo y diciéndome qué os parece, una vez más ¡muchísimas gracias!

ask.fm/novelamaluvanesa

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2014 ⏰

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Malú y Vanesa MartínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora