15. Secretos compartidos.

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Travis.

Dan se ha ido, pero las horas pasan y pasan mientras que yo sigo tumbado en el sillón de mi casa viendo televisión. Ya ha oscurecido y será cerca de la una de la madrugada.

De la nada, suena el timbre. No tengo idea de quien podría ser a esta hora.

Me levanto y arrastró los pies hacia la puerta.

-Es sobre Layla. ¿Puedo entrar? -pregunta la chica que, aunque han pasado años desde la última vez que la vi, seguiría reconociendo en cualquier lugar.

Me aparto de la entrada y extiendo mi brazo invitándola adentro con un gran sentimiento de preocupación invadiéndome totalmente.

-¿Qué sucede? -pregunto una vez que nos hemos acomodado alrededor de la mesita de centro en la sala.

-No tengo tiempo para darte explicaciones, sólo te diré que esta saliendo con un Hawthorne. Y es peor de lo que te imaginas. Ahora deberían estar de regreso de Constance Beach en un helicóptero de su familia. Me lo ha informado una chica a la que contraté.

Así que era un Hawthorne. Nunca lo hubiera imaginado, pero eso ya no importa porque no hay ningún "hubiera" en la vida. Y si nunca quiero decir "Si hubiera... Si sólo hubiera protegido a Layla, nada de esto habría pasado", se que la chica frente a mi y yo tenemos que planear algo. Rápido, o pronto será muy tarde.

-Tenemos que detenerla -plantea ella, como si leyera mis pensamientos, y luego recuerdo que así es. Cada Abernathy tiene una especie de poder que los diferencia de las otras personas. Ninguno puede volar o invisibilizarse, pero sus poderes terminan siendo incluso mejor que esos, ya que la mayoría tiene control sobre la mente, al igual que ella, aunque a Layla nunca le he notado ningún tipo de poder. Siempre he supuesto que se debe a que nunca conoció Ashmere como un hogar, o almenos eso opinan los pocos Abernathy que he conocido. No se crió ahí.

-La única forma es...

-Decirle la verdad.

Abro los ojos como platos. Se lo que eso significa. Sería perderla igualmente.

-Travis, sabes que es la única forma. Lo he estado pensando. Ian no se da por vencido fácilmente.

-Podemos intentar engañarlo -sugiero rápidamente antes de que ella pueda contar su plan.

-¡Travis! -grita para atraer mi atención- Ian intenta matarla. No podemos arriesgarnos a que lo consiga. Layla tiene que saber, hay que advertirle.

Apenas puedo distinguir lo que dice, ya que mi sentido del oído parece estar bloqueado. Todo lo escucho como si fuera muy lejano, algo incierto.

-He empezado a mandarle sueños a Layla. Sobre Ashmere -dice mirándome fijamente-. Si tu no quieres decirle, ¡bien! Yo lo haré. Pero tienes que ayudarme.

-No quiero perderla... -murmuro.

-Recuerda que quien comparte su sangre en realidad soy yo, Travis. Y yo tampoco quiero perderla.

Muerdo mi labio inferior.

Tomo una bocanada de aire y lo expulso mientras hablo.

-¿Qué tengo que hacer?

Sonríe victoriosa.

-Escucha con atención.

+ + +

Layla.

-Todo ha sido maravilloso, gracias, Ian. De verdad, no tengo palabras.

-No te molestes en decir nada, fue un placer. Deberíamos salir más seguido.

Rosas y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora