Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura. — Edgar Allan Poe
— Señor, Min...— Yoongi la miró mientras lo llamaba y asintió.
—Soy la doctora Rosell, es un placer. — La mujer dijo con una amable sonrisa que no hizo más que agobiarlo.
Yoongi la miró y asintió bajando su cabeza avergonzado.
— Sé que no es cómodo estar en esta situación, mucho menos en mi consultorio... Sin embargo, es un gran paso querer tratar sus problemas. — La voz de la mujer era suave y baja, como si estuviese hablando con precaución de que en algún momento fuera a explotar. Eso no le gustaba a Yoongi para nada, él no era un animal.
—No sé qué hago en este lugar. — Respondió en un gruñido — Solo debería controlarme más, eso es todo. Siempre tengo el control.
— Si fuera así ¿Por qué está aquí? — La voz de la mujer se escuchó una vez más y aunque su sonrisa era amable para Yoongi era más como de burla hacia él.
Se mantuvo en silencio por minutos mientras movía sus manos nerviosas. Suspiró incontables veces y sacudió su cabeza más de lo necesario luchando consigo mismo.
—Yoongi, encerrarse en uno mismo no soluciona los problemas. Hablaremos cuando esté listo, sin embargo... Considérelo. La irá consume a las personas, no tiene ni idea de cómo los mata.
—No puedo. — Yoongi se levantó bruscamente ante la mirada anonadada de la doctora, ella intentó detenerlo, sin embargo, Yoongi salió del lugar rápidamente azotando la puerta.
No puedo Jimin...
....
— ¿Alguna vez te he dicho cuanto te amo, Jimin? — Yoongi se acercó tomando su cintura por detrás haciéndole estremecer y soltar leves carcajadas acallándolas con su mano.
Yoongi hizo puchero entre la curvatura del cuello de Jimin y dejó pequeños besos ahí haciendo al chico suspirar y sonrojarse, haciendo ver sus mejillas coloridas de la vergüenza.
—Yoongi... — Lo llamó — Ya casi... Solo espera un poco más, para mí también es difícil no besarte o no poder tener... Eso contigo. — Terminó de decir avergonzado.
Yoongi asintió entendiendo y dejó más besos en su espalda.
—No quiero lastimarte, por eso he tratado con la mayor posibilidad de no besarte o tocarte más de lo debido, pero Jimin ya casi es una semana donde no he podido ni tocar tus labios.
Jimin se volteó tomando las mejillas de Yoongi entre sus manos mirándolo con súplica.
— Ya casi, solo dos días más... — Yoongi gruñó. — Aparte imagínate lo intenso que será luego de no haberlo hecho por todo este tiempo.
Yoongi lo miró desafiante y rozó sus labios con los de él, sin siquiera tocarlos para antojarlo, jugar ese juego de labios que lo excitaba con locura y lo volvía loco por querer estamparse con fuerza contra ellos. Ese tipo de roces lo sacaban de quicio cuando la acción no podía ser completada, cuando sus galaxias no podían unirse y convertirse en una, cuando sus estrellas no colisionaban y morían en los labios del otro. Yoongi lo detestaba.
— Cuando lleguemos a casa, mi Señor — Yoongi reprimió sus maldiciones luego de escucharlo decir esas palabras y se alejó finalmente del susurro de sus labios para tomar su propio aire tratando de no sentir que se lanzaría hacia él en cualquier momento.
— Hasta que lleguemos a casa, pequeño. —
El hotel en el que se hospedaban los dos era fabuloso, era el hotel más lujoso de Singapur. La vista era espectacular y los edificios se alzaban con elegancia a través de la ciudad brindándoles la mejores de las vistas desde su suite donde Yoongi se moría de ganas de hacerle el amor a Jimin y hacerlo tocar estrellas en esa cama.
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𝓹𝓪𝔂 𝓶𝓮 𝓪𝓽𝓽𝓮𝓷𝓽𝓲𝓸𝓷! © (YoonMin) +18
FanfictionAlejado de su familia y totalmente aislado del mundo, Park JiMin vivía una vida de «Sueño» junto a su pareja o eso pensaba él, hasta que la vida dio un fuerte giro inesperado cuando su «Señor» le da más oportunidad de ser libre y se entera de las me...