Confusión

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Octubre. Aún tenía 18 años.
No me gusta la fiesta, pero ese día algo me dijo que fuera.

Estaba terminándose la noche. Charlando con mis amigas, recibí un mensaje; Rodrigo se había enterado de que estaba allí, y quería verme. Hacía unos 5 o 6 meses que no nos veíamos, aunque hablásemos de vez en cuando.

No quiso quedar conmigo en verano, me dio largas, no sé porqué.

Yo ya no quería saber nada de él, estaba enfadada, frustrada, pero a su vez mi corazón no quería perderse esa oportunidad.

Me hice de rogar para ponerle a prueba. "No, no voy a ir a dónde estás tú", "ven tú si quieres", "no sé dónde dices que estás, yo estoy aquí, donde las escaleras".

Al final cedió.
-Gírate"-, me dijo.

Me acerqué a él. Estaba más guapo. Parecía más fuerte, y sonreía mucho. Desprendía el mismo calor asfixiante de siempre, parecía realmente una estufa.

Me hablaba como si nada, como si nada hubiera pasado, como si yo no tuviese motivos para no querer verle más, por capullo.

Me preguntó que qué tal me iba, cómo me fue ese viaje, y qué tal me iban los nuevos estudios.

Sonreía mucho, y yo no podía mirarle durante mucho rato. Mi mirada se iba a lo lejos, intentaba evitarle porque estaba enfadada, pero no quería dejar de hablar.
Me repateaba tanto su sonrisa, esa manera fija de mirarme con la seguridad de que me tenía ahí, que intentara acercarme a él y abrazarme...

Después de bastante rato hablando, intentando sacarme tema de conversación, tenía que irse. Le dije que me negaba a hablarle, que si quería algo, me buscase él. Entonces se inclinó para despedirse, y me quiso besar, pero una vez más, lo evité, y esta vez no se salió con la suya como la primera vez que nos besamos.

No paré de pensar en esa noche durante días.

Pero estaba confundida.

Llevaba 3 semanas conociendo a otro chico, aunque no le conocía en persona, y cómo me gustaba y me estaba planteando algo serio con él, no quería besar a Rodrigo, ni hablar con él nuevamente, o sí... pero me parecía una falta de respeto hacia el nuevo chico.

Hablábamos constantemente. Me llamaba en lugar de hablar por WhatsApp y podíamos estar horas y horas sin parar de hablar sobre mil temas, pero este chico no me gustaba tanto.

Cuando le conocí personalmente, fue un caos que terminó bien. Al principio pensaba que iba a pasarme lo mismo que con aquel chico que me encerró en la furgoneta, pero fue muy dulce conmigo.

Estuvimos durante otro mes hablando y volvimos a quedar. Esa noche me quedé a dormir a su casa, pero fue desastroso. Descubrí que era un negado y un matao'. Era una de las personas más fantasma y más raras que he conocido nunca. Así que no quise quedar con él más.

Un par de semanas después, Rodrigo volvió a hablarme, esta vez para quedarse durante unas semanas más.

ChloéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora