Darla

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Dafne es mi hermana pequeña.

Somos totalmente opuestas, física y mentalmente.

Siempre le ha gustado ser dueña de todo. Nunca ha querido compartir nada conmigo, pero luego es más buena que el sol.

Tiene un mal humor insoportable. A veces se nota que la irrito sólo con mi presencia, ya me lo han dicho.

Me critica constantemente, desde pequeñas. No es la típica hermana que guarda los secretos o las cosas malas. A ella siempre le ha gustado decirle a mis padres lo que había hecho mal o no había hecho para que me castigaran.

A veces me grita cuando intento dirigirle la palabra, y otras está muy cariñosa.

Prefiere a su mejor amiga antes que a mí.

Le cuenta todos sus secretos a todo el mundo, y entonces llego yo y me dice que no me importa, teniendo casi los mismos amigos y siendo su hermana mayor y la mejor que la puede aconsejar.

Me deja sola y se va con los demás, o me habla mal delante de sus amigas.

A veces me dice que le doy asco, pero luego es atenta y detallista conmigo en algunas ocasiones.

No es la típica hermana pequeña que está atontada. Realmente lo siente. Realmente es así. Y duele. El desprecio. Todo.

Ella siempre ha creído que yo era la favorita, porque se me daban mejor los estudios quizá, porque me reñían menos... Pero no se daba cuenta de que a ella le han permitido muchísimas cosas por ser la pequeña de la casa, que yo me he tenido que resignar muchas veces por ceder lo que fuera para ella.

Es una chica rebelde. Le gusta fumar y tener muchos novietes. Siempre está en la calle, sale demasiado.

Mis padres me usan como lechuza mensajera de esto también, y no la quiero traicionar, pero tampoco que se desmadre y le pase algo malo.

Siempre estoy en medio de todos los problemas, y nadie tiene en cuenta de que posiblemente conviva con los míos.

ChloéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora