21: Timaeus

2.8K 325 99
                                    

- Timaeus, ¿qué haces aquí?. -

Al ver a uno de los hermanos de Atem parado frente a mi, me hacía dudar sobre lo que quería, es más, ¿cómo había dado conmigo?.

- Esto sonara muy acosador de mi parte. - Murmura. Noto un ramo de flores en sus manos. - No quiero que pienses mal de mi, yo no soy de seguir a las personas. Pero te seguí a escondidas hasta aquí. -

Oh no.

- ¿P-por qué?. - Pregunté, el temor de ser descubiertos por él me invadió, se suponía que iba mantener la condición de Atem en secreto, nadie debía de saber lo que había hecho con él mismo, ni siquiera debían de saber lo que hicimos para estar juntos.

- Soy de las personas que creen en las cosas con pruebas, así que... -

- Me seguiste para saber si todo lo que habíamos dicho era verdad. - Complete su oración. Timaeus solo se rasco la nuca en señal de vergüenza, sus mejillas levemente se ruborizaron por haberse descubierto y en seguida me extendió el ramo de flores. - ¿Eh?, ¿A qué se debe...?. -

- Una disculpa. - Me interrumpió de inmediato, luego se inclino a mi, rápidamente negué. - Lamento mi comportamiento contigo. -

-¡N-no hace falta!. - Le digo, le sostengo su mano para que vuelva reincorporarse y me doy cuenta que sus manos están frías probablemente porque había estado esperando afuera. - Esta bien. Comprendo el comportamiento que has tomado y tus suposiones por haber desconfiando de mi. - Tomé el ramo de flores y no solté su mano para luego sonreírle. - Sí fuera tú, también me pondría muy curioso por saber quien es en realidad la esposa de mi hermano. -

-¿Enserio?. -

Asentí.

- Bueno no la invitaría como tu me invitaste a mi. Utilizaría palabras corteses y cuidaría mi vocabulario. -

-¡Lo lamento!. - Vuelva a disculparse y yo solo reí con diversión.

- No hace falta. Lo hecho esta hecho, mejor lo olvidamos, ¿no?. -

- Esta bien... -Me dice y el lugar se envuelve en silencio. No tenía ni como dirigirme a él, apenas lo conozco, solo se su nombre y que le gusta vestir bien. Pero de ahí en fuera no se nada más.

¿Qué podría hacer?.

- Ahm... A ti... ¿A ti te gustaría desayunar conmigo?. -

¿Qué?, ¿cómo así?, yo pensaba invitarlo primero, pero él se me adelantó, además de que no podía dejar por mucho tiempo a Atem, le prometí regresar en 10 minutos.

- La verdad sólo iba a ir por un café para luego regresar. -

- Oh, claro... Debes de cuidar a Atem. -

Trague saliva nerviosamente.

- ¿C-cómo es qué...? -

- Te recuerdo que te seguí, así qué sí, vi lo que le pasó a Atem; colapso cuando dejaron de besarse. -

Mis mejillas se encienden, siento un poco de escalofríos al saber que habíamos sido vistos por alguien.

- No... No deberías de ver a las personas así... - Oculto mi mirada avergonzada detrás del ramo de flores. - Van a pensar que eres un pervertido. -

- Gracias por el consejo, pero fue inevitable verlos, ya que yo estaba estacionado detrás de ustedes.-

Al saber eso, la vergüenza crece mucho más.

- Aún así. - Le digo. ¿Cómo no me pude percatar de la presencia de Timaeus o de que alguien nos estaba viendo?, oh, claro, el beso.

- Disculpa por ver. -Me dice.

Soltero y con un bebé. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora