The Dimness |Justin Bieber-TERMINADA|

Capitulo 10☞

Sintió que despertaba de algún profundo sueño. Estaba un poco menos tensa y podía moverse mejor, miro a su costado y sobre la mesa había un plato de espaguetis. Escucho como su estómago gruñía pidiendo que lo alimenten. Extendió el brazo y comió. Ya no estaba muy caliente, pero eso no le importó. Comió tan apurada que le cayó un poco mal, se tomo el jugo que estaba en la mesa y pareció sentirse mejor.

Justin entro en la habitación exaltándola. Y sintió que su estómago se revolvía de nuevo al recordar todas aquellas imágenes. Ella y él. El violándola y ella sin poder hacer nada. Era noticia nacional. Sintió arcadas y cuando él se acercaba a ella, ___ lo esquivo y fue a dar al baño. Justin gruño enojado a sus espaldas.

-Creí que sería bueno dejarte unas horas sin Rohypnol, pero ya veo que me he equivocado. -dijo furioso. ¿Ro.. Qué? Pensó ella.

-Pensé que tú nunca te equivocabas -dijo ella enojada por ni siquiera dejarla que vomitase tranquila. ¿Acaso no tenía suficiente con insultarla, violarla y grabarla en vídeo para que todo el país pudiese verlo?

-¡No me hables así! -grito el furioso- veo que no te gustan los espaguetis. En fin, es tu problema, no me importa si comes o no.

La estaba volviendo a molestar con sus palabras, con esa voz de máxima autoridad que tenia. Y en un abrir y cerrar de ojos la furia volvió a recorrer cada rincón de su cuerpo, nublándole la mente. No le dio tiempo de pensar en sus actos, sino que remató por aquel hombre todo el daño que el mismo le había causado.

Se levanto como pudo y empezó a golpearlo en el pecho. El gimió de dolor y trato de sujetarla. Ella trato de librarse de sus manos, pero definitivamente aquel hombre era más fuerte que ella, estando drogada o no. Justin la arrastró quitándola fuera del baño y la tiro en el piso. No supo de donde quito la jeringa, pero parecía que siempre estaba preparado y ella volvía a tener aquella droga en su cuerpo. Se retorció queriendo quitárselo de encima.

-Nunca vuelvas a hacer eso -gruño él- o la pagarás mucho peor. -advirtió el.

-¿Que podría ser peor? -dijo ella irónica. Él la sujeto con fuerza del cuello mientras ella sentía que iba perdiendo aire.

La soltó, no podía matarla. ¡Maldición! Se dijo. Necesitaba controlarse. Se levanto y se dijo que era hora de salir de aquel lugar. Tenía que encontrarse con un amigo y no podía llegar tarde. Menos por esa mujer.

-Te odio -dijo ___- Eres un maldito, pagaras todo lo que has hecho. -le dijo ella no estando consciente que jugaba con fuego.

-¿Que dijiste? -pregunto enojado. Su paciencia pendía de un hilo.

-¡Que te odio maldita sea! -le grito ella levantándose como pudo del suelo.

Ni bien pudo sostenerse por uno de los muebles sintió la presión de la mano de aquel hombre en ella. Le estaba lastimando el brazo. Gimió de dolor mientras que la otra mano de él se estrellaba en su rostro.

-¡No me vuelvas a gritar... -le volvió a pegar- te lo he dicho antes! -gritaba él.

-¡Déjame! -grito ella de terror, aquel hombre la estaba lastimando y olía a alcohol. No tenía un buen presentimiento de todo eso.

-¡Te dije que no vuelvas a gritarme! -la empujo el suelo, ella trato de huir, arrastrándose.

Justin le piso un pie presionando de tal manera que sintió que sus huesos se rompían. Trato de quitar su pierna pero él fue más rápido quitándola y estrellándola en ella. Un golpe, dos, tres. Sentía como sus costillas se quebraban. Gimió y grito. Trato de cubrirse de sus golpes pero él no paraba, la estaba lastimando, esta vez no creía que hubiese un día más para ella.

-No vuelvas a contradecirme, no vuelvas a hacer nada sin que yo lo permita y por sobre todo no me vuelvas a gritarme. -dijo el furioso.- ¿Lo entiendes?

Ella hubiese querido responder que lo entendía, pero su cuerpo no le respondía. Sentía como si su corazón fuese a salírsele por la garganta. Sentía dolor en cada parte de su cuerpo y por sobre todo en las costillas y la cintura. Un puño fue directo a su cara mientras escuchaba aquel nombre extraño y otras palabras que no pudo distinguir. Un fuerte dolor en la cabeza la hizo jadear. Sentía como aquel agujero amigo se acercaba abrazándola, llevándola con ella. Esta vez fue más fuerte y rápido que nunca, oscureciendo su mundo.

Y Justin no sabía que aquel sería el peor error que podía haber cometido...