Esclavo Inocente | Capítulo catorce

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Narra Yeori...

Temblaba del frío, no es la mejor de mis mañanas sin duda... es relevantemente notorio y todo por ir al dichoso colegio. Rutina de nunca acabar el madrugar y estudiar hasta repudiar los vocablos que de los libros de historia leo, con la esperanza de que me reconozcan mi labor a un excelente nivel, tal vez lo suficiente como para un adelanto hacia un grado mayor, pero desgraciadamente no es así. Después de mediar entre la hora del reloj y un zapato negro tirado justo a la izquierda, llega a mi mente un habitual cliente de mi psicosis, el ya mencionado anteriormente Jeon Jungkook, una de las cosas que más deseo en lo que llevo de vida. No lo he visto desde hace días, cuestión que hace que por mi inercia le pregunte a mi madre sobre su persona, pero la única respuesta que recibo es la de su ocupada agenda debido a su estudio universitario, ¿quién imaginaría que una carrera universitaria sería tan agobiante? Tal vez eso sea una razón lo suficientemente tángible y válida como para darle lugar al hecho de que un chico como él no tenga novia; en cierto modo me beneficiaba, pero por otra parte no.

Es decir, no tiene tiempo ni para tener novia, mucho menos lo tendrá para su mejor amigo, y es lógico que ni para mi que soy la hermana menor de su mejor amigo, por tales razones se hacen presentes remordimientos en los cuales, deseo con todas mis fuerzas brindarle un abrazo y confesarle mis más recónditos anhelos. Aunque claro está en mi subconsciente y estoy casi cien por ciento segura de que no me atrevería; además, su manera de verme es como la de una maldita hermana menor, tengo unos putos quince años, no le veo tanta diferencia a esos insofactos años, ¿entonces, por qué diablos no se fijaba en mi de una buena vez? Tal vez era debido a que siempre me comportaba como una niña, él me vió crecer y yo a él, su comportamiento acostumbrado era el de ser dulce conmigo, muy atento y muy caballeroso, por eso mi corazón se encuentra de su lado, sin tomar en cuenta su sobresaliente madurez por encima de los chicos de mi edad, rebasandolos por mucho.

—¡Baja hija, se te hará tarde!

—¡Ya casi madre! –me encontraba tan sumida en mis propios pensamientos absurdos que hasta me terminé acostumbrando a la helada agua.

—¡Yeori-ah! –mi progenitora me llamaba impacientemente.

—Ya bajo madre... –¡wou, wou, wou! Comencé a bajar las revoluciones de mi caminar, todo esto gracias al hecho de que escuché una voz distinta a la de mi madre, esa vos es... le pertenece a Jungkook; al parecer lo invoqué después de tanto pensamiento dedicado hacia su persona. Su timbre de voz era diferente, creo que está enfermo, igual no permitiría que me viese así de común, ¿debería retocarme? La respuesta es un sí rotundo por lo cual, comencé a retroceder mis pasos suavemente con el sumo cuidado que me confiere; en mi intento de verme un poco mejor me solté el cabello y lo peiné, coloqué un lazo que para ser sincera antes no me hacía gracia, pero ahora se volvía importante y endible. Y por supuesto, el toque final sería el brillo labial con sabor a fresa, contaba con un olor envidiable y he de admitir que me lo he comido varias veces, pero hoy... justo hoy no sería el día correcto para hacerlo.

—¡Hija, alguien nos vino a vistar! –descendí del segundo piso como si mi vida dependiera de ello y lo vi a él, es lo más tierno que he visto en mi corta vida, sin duda su nariz roja era un gran inconveniente junto con su típico abrigo negro, y cabello despeinado.

—Me encuentro aquí madre, ¡Jungkook! Que sorpresa verte aquí, ¿cómo estás? –ahora es tiempo de madurar, seguir al pie de la letra las instrucciones de T/N, dejar atrás mi batuta de niña y colocarme el vestido de mujer, la actitud madura es lo más importante, frase dicha anteriormente por T/N.

—Me alegra verte Yeori-ah, pero verás, no estoy muy bien que digamos, enfermé de un fuerte resfriado –emite una sonrisa ladina, de esas que esta acostumbrado a brindar, incluso hasta estando en ese estado.

Esclavo Inocente | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora