Esclavo Inocente | Park Jimin

Esclavo Inocente | Capítulo cuatro

Narrador Omnisciente...

Había pasado una semana exacta en la cual, T/N había logrado el intercambio de Jimin y una sanción para cada una de las cuatro chicas que fastidiaron al chico. Pero también había pasado una semana en la que T/N había compartido mucho con él y le estaba comenzando a tomar cariño de sobremanera. Incluso logrando que el muchacho tuviera mejor desenvolvimiento con ella.

Narra T/N...

Me desperté más temprano de lo normal debido a, ¿un sueño o una pesadilla? Todo esto me tiene confundida, cada que lo trato de meditar no logro concentrarme y más bien me siento más rara; nunca tuve sueños de este tipo y para mi encontrarme sumida en esta situación, cuya única finalidad era avergonzarme no era del nada bonito. Para mi ser el tener un sueño húmedo, digamos que es algo extremadamente extraño, nuevo y entre tantas demacías hasta podía llegar a ser un tanto errado y más con un chico que apenas conozco de hace una semana.

Además, debo imponer el caso de que yo no he comenzado a tener sentimientos de atracción hacia Jimin; sin duda, él es muy amable, tímido, adorable, agregando su delgada figura de tes blanca. Pero es imposible que mi persona lo vea de esa manera tan rápidamente. Me giré sobre sí y mire mi reflejo frente al espejo, aún sin levantarme de mi cama, ¡por Dios! No sabía que las brujas venían a peinarme antes de despertar cada mañana, ¿qué diría Jimin si me viera así? Espera un momento... ¿qué diablos estás diciendo T/N? ¡ay! Coloqué mi mano en la cien; creo que el sueño provocó que me desorientara, debo de estar loca. Me mofé en mis adentros cuando regresó esa vivaz imagen a la mente, parezco una pervertida en serie; quien me viera se burlaría de mi ser. Tengo el leve presentimiento de que algo tenía pendiente, ¡oh, por Dios! El trabajo con Jimin ¡aish, todo esto es culpa del profesor! No, estoy equivocada, todo esto es mi culpa, mi única y gran culpa, si tan solo no hubiese insistido tanto en que nos pusieran juntos, lo olvidé por completo.

No podré ver a Jimin al rostro después de semejante sueño; ocurrido seguramente por el gemido de dolor que le provoqué al pellizcarlo hace tres días. Es sorprendente e increíble lo poderosa que puede llegar a ser la mente, haciendo que el subconsciente reconozca esos factores, los una y para mi gran colmo me haga soñarlos, ¿cómo lo veré a los ojos? Me aterra, me aterra, ¡diablos! Tranquila T/N, nada pasará si no le informas, él no está enterado sobre el tema, no puede referirse a nada que no le haya dicho, ¿no? Incluso hasta charlo sola con mi propio reflejo, es mejor que me aliste para ir a la universidad.

—Sra. T/N, ¡buenos días! Que temprano despertó –la que me daba un amable saludo mañanero era Sorim, una de las pocas amigas más cercanas que tenía y también la empleada más fiel que tengo. Claro está, después de mi adorada cocinera la "Señora Yun".

—¡Buenos días! La razón del porqué madrugué fue una pesadilla –una pesadilla no tan terrible como las demás, una pesadilla que no dista mucho de un sueño, por más rara que me escuchase diciéndolo.

—¿Qué clase de pesadilla, Sra. T/N? –se dispuso a preguntar. Siempre ha sido muy curiosa y atenta So, pero en esta ocasión no me sentía cómoda contándole sobre mi acalorada anécdota; por lo que decidí esquivar su pregunta.

—Una muy rara e interesante, pero es algo complicado contartela.

—Si me permite, Sra. T/N. Siento que si es tan rara como usted dice, debería contarla, mi madre siempre dijo que si le dices a otra persona tu pesadilla probablemente no vuelvas a soñarla –buen punto. El problema aquí es que yo quería volver a soñarla.

—Lo tomaré en cuenta, gracias por tu consejo, pero lo que yo quiero es volver a tener la pesadilla, necesito ver todo de una manera más clara; sabes... es algo raro, creo que me estoy volviendo loca –me senté en mi silla favorita, mientras So me colocaba el desayuno en la mesa del comedor.