Esclavo Inocente | Park Jimin

Esclavo Inocente | Capítulo diecinueve

Nota del autor: los saludos de este capítulo los daré en el siguiente junto con los que tenga el posterior. No olviden que los lectores participativos son los que tendrán un puesto en la caja de saludos.

Narra T/N...

Era un soleado lunes, sin alguna otra preocupación, además del estado de Jimin y lo que mi padre oculta, pero se supone que hasta en cuestiones desfavorables logro ver siquiera un poco de luz en el camino, aunque me es difícil ahora. En clase mi Jiminie y yo hacíamos un proyecto para exponer, se veía tan lindo concentrado en lo que hacía con esos anteojos, de vez en cuando le ayudaba a hacer algunas cosas.

Hoy sería un día encantador al lado de mi hermoso amigo, sino fuera porque alguien me daño la periferia tan pacífica que tenía, y de ninguna manera me lo esperaría, jamás se me había pasado por la mente que la zorra de mi hermanastra se quisiera pasar a mi curso tan solo para joderme la existencia, y posiblemente también la existencia de Jimin. Pero solo hace falta permitirselo, porque yo evitaría a toda costa que esa arpía le tocara así sea un solo pelo a mi Jiminie; en media clase llega como si fuese amiga de todos los aquí presentes y recurre a la profesora en primera instancia.

—Alumnos su atención, por favor –carraspea su garganta. —Esta señorita que está a mi lado es su nueva compañera, preséntese y acabemos con esto.

—Hola a todos, un gusto conocerles, mi nombre es..., y espero caerle bien a los de esta clase. Por favor, cuiden de mi y cuando necesiten algo de mi solo pidanmelo y los ayudaré con su problema –dijo y miró con un semblante coqueto a los chicos de mi clase, pero lo que me pareció que hizo con toda la desfachatez del mundo fue su guiño dirigido a Jimin, quien tenía su mirada gacha.

—Puede sentarse donde usted quiera, claro que desde luego, debe unirse a un grupo, no puede hacer el trabajo que estamos realizando actualmente sola –musitó preocupada nuestra profesora.

—No se preocupe, mi hermana menor está aquí, me haré en grupo con ella y su compañero –encaminó su paso hacia nosotros, colocó su bolso al lado del de mi amigo y se sentó también al lado de él, cuestión que hizo que explotara de la rabia, es una descarada, no tiene ni la más mínima gota de decencia.

—¿Qué haces aquí? No era que estabas en otra clase.

—¿Qué no es obvio? En efecto lo estaba, pero me quise pasar a esta debido a que estaría con mi hermana y con su adorable amigo –esto no me agrada pero para nada, y lo peor es que no quita la mirada de encima a mi Jiminie.

—En ese caso, espero no me fastidies y que quede claro que el hecho de que seas mi hermanastra no te da derechos de absolutamente nada, debes respetar a mi persona y a mi amigo, porque si no lo haces te juro que... –se rió.

—No te alarmes tanto hermanita querida, yo solo quiero enfatizar contigo y con tu amiguito –colocó la palma de su mano sobre la de Jimin y de inmediato se la quité.

—A mi no me parece gracioso y tampoco respetuoso –se acomodó el cabello y su falda; por no decir que la forma en que acomoda su falda es más bien la forma de subirla lo más que pueda.

—¡Awww! Me parece tan tierno que tengas celos, y es que claro, ¿quién no tendría celos de mi? Es tan irónica esta situación –se relamió los labios y lo miró fugazmente. Justo en ese momento sonó la alarma de salida a receso, tomé de la mano a Jimin y salí con él lo más rápido que pude. Lo traje al lugar donde acostumbramos pasar la mayoría de nuestros tiempos libres dentro de la universidad, ambos nos sentamos en la mesa redonda de piedra, que contaba con las bancas del mismo material. Tomé su barbilla entre mis manos y me acerqué.