Parte 28

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Sean todos bienvenidos... ¡Al pack!

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El colapso no fue dado por un factor externo, aunque este si fue el que lo instó.

Tras las andadas de Maximus y su repentina desaparición, los humanos lo tomaron como un acto de traición a la corona. Declarando así la guerra contra los elfos.

A pesar de que los elfos tenían a su hijo como moneda de intercambio, por el Rey podrían simplemente matarlo.

Pero la guerra no fue como esperaban.

Los bosques estaban vacíos, la supuesta capital había desaparecido.

La incapacidad del Rey para notar el malestar de las personan sumado a que los ejércitos estaban fuera del Reino traerían consecuencias.

Con dos de los grandes nobles muertos, (el cuidador de Maximus se suicidó por perder a su amigo y a sus siervos) y el 16to mayor comerciante desaparecido junto a su familia (Podrá ser el 16 pero la brecha entre él y el primero era su cercanía al Rey) las tierras no tenían líder o el que estaba al mando era completamente incompetente, poco fiable y codicioso.

Los nobles de baja casta se peleaban por ocupar los puestos de los grandes nobles cerca del Rey, dando lugar a una disputa interna. Los comerciantes se sacaban los ojos por las rutas ahora libres y de gran rentabilidad.

Todo esto llevo al pueblo hambre y miseria.

El hambre y miseria dio paso al malestar.

El malestar dio paso al odio y este a la revolución.

En sólo dos meces, el apodo de Carlitos pasó de "el pacífico" a "el imprudente" y en algunos casos a "el belicista".

Comandó sus ejércitos con mano de hierro y aunque no era un estratega de renombre, logró un par de victorias en clara desventaja.

Algunos juran haberlo escuchado decir "no encuentro el txt" o "¿Por qué carajos no anda la consola?" pero son solo rumores.

A pesar de todo, los rebeldes tomaron algunas ciudades y Reyes auto proclamados surgieron para gobernar.

Esta situación duro poco ya que los astutos elfos salieron rápidamente del bosque.

Ellos entablaron relacionales comerciales con los nuevos reinos humanos, tomando así el control de su economía.

Ahora el pueblo de Tuerk podría llamarse imperio, pero no lo hicieron.

Alegaban que un impero buscaba la sumisión del mundo frente a ellos, pero que los elfos sólo querían que sus aliados pudieran vivir en paz.

Este discurso se ganó el corazón del pueblo.

Se contaban rumores por todos lados de un Reino inverosímil, donde hombres y mujeres tenían el mismo derecho; los hombres, sin importar su religión o castas podrían vivir en paz y que el pueblo podía tomar las decisiones que el Rey por lo general aceptaba. Un lugar donde todos tenían comida; un lugar donde todos tenían agua corriente y saneamiento; un lugar donde los sueños, se volvían realidad.

Muchos de los campesinos abandonaban a sus señores por este "sueño americano" donde cualquiera llegaba y quitaba dólares de los árboles.

Pero nunca volvieron, haciendo el rumor más real.

Mientras el reino se rompía a pedazos desde dentro, algunas incursiones humanas de otros países aledaños, los demonios y sus conquistas territoriales, así como la creación otras pequeñas Naciones autoproclamadas terminaron el trabajo.

Fue en una de las incursiones demoníacas que Carlitos "el tonto" perdió la vida al intentar matar a un subordinado por desobedecer una orden.

Él se bajó del caballo y se resbaló. Su cabeza calló contra el trasero del animal y este se asustó, dando una patada que voló la cabeza del monarca.

Las nuevas naciones fueron creadas con las bases mirando a los elfos, pero todas eran deficientes.

Los cristales eran demasiado caros y difíciles de conseguir haciendo el coste de vida un infierno de caro.

Los curas hacían oraciones públicas pero el crimen organizado, la inseguridad y la pobreza eran la norma.

"No hay que ver el peligro en los demás, sino en uno mismo- decía el orador en la tarima-, cuando nos quedemos sin el pan, sin nuestros hijos, sin nuestro amor"

Hizo una pausa dramática.

"Es en ese momento, que la voz de la salvación llegará ante nosotros y la divina providencia enviar pan, ¡enviará vino!"

Un cúmulo de gente estaba ahora alrededor del orador.

"Pero ya no hay a donde ir. Los campos están malogrados por las guerras, nuestros hijos no atienden las granjas familiares porque fueron enviados como reclutas forzosos. ¡Mi esposa murió de hambre en mis brazos!, ¡¿cómo puede tu señor arreglar eso?!" Grito alguien desde la multitud.

"Mi señor da comida al hambriento, mi señor da agua al sediento, mi señor da refugio al desamparado, mi señor, me da fe"

Las palabras del religioso mostraban cuán aferrado estaba en su creencia.

"Si no me crees, ve a tu casa- Continuó-, cena con tu familia y veme mañana por la mañana en este mismo lugar, y arreglaremos nuestros asuntos"

Hombres tanto humanos como elfos cargaban bolsas de frutas, verduras y cereales desde un carruaje y los depositaban al pie de la tarima, mientras un hombre y una mujer los repartían entre los que se acercaban a recibir los alimentos.

Al lado de estos hombres, otro grupo descargaba jarrones llenos de agua limpia y entregaban uno por familia.

Cuando el religioso se fue, todos se dispersaron y cuando llegaron a sus casas, sus hijos estaban ahí, había comida en la mesa y para alguien muy especial que se enfrentó contra el religioso, le esperaba su esposa.

A pesar de la incredulidad del hombre, a la mañana siguiente una caravana estaba esperando a los que emigraban.

Todos los que habían escuchado el discurso estaban de pie o sentados esperando por el religioso.

Cuando este llegó, tenía consigo a un batallón de 100 hombres armados con arcos, espadas y escudos.

Todo el pelotón y la caravana marcharon rumbo sur y se encontraron de camino, a más de 3 caravanas de distintas ciudades.

Su punto de llegada final, fue Vindel, la Capital Real del Mundo.

Wild Elves World ConquestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora