Wild Elves World Conquest

Parte 27

Sean todos bienvenidos... ¡Al pack!

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Las clases continuaron normalmente. Algunos cuchicheaban sobre por qué dejé que golpearan a Salvador, pero muchos más insistían en que el que debió haberse detenido era Gastón.

Esto sucedió gracias a que las chicas que habían admirado a Salvador se encontraron con que Gastón lo utilizó en frente de la Academia como saco de boxeo.

Al terminar las clases, Gastón salió rápido de la Academia y desapareció entre los callejones.

Yo me dirigí con Salvador hacia nuestra casa y en el camino unos asaltantes nos detuvieron.

Salvador los venció con dificultades, pero eran 3 contra 2 ya que el chofer también se unió a la lucha.

Cuando llegamos a la casa. Mis padres estaban llorando, abrazados y Gastón los miran casi riéndose.

"¿Qué ha pasado madre?"

Cuando les hablé, ellos corrieron hacia mí y me abrazaron.

Parece que Gastón está haciendo de las suyas nuevamente.

El parecía estar desconcertado por la aparición de nosotros.

"¿Qué hacen aquí?" Preguntó él.

"Esta es mi casa, vivo aquí. La pregunta es qué haces tú aquí"

Mis padres me dijeron que él nos vio siendo asaltados por bandidos, entonces pensó en ayudar, pero eran demasiados y escapó. Pensó en avisar a nuestra familia por si pedían un rescate.

"Perdón que me meta en su conversación, pero, ¿no deberíamos agradecer a la cabeza de su familia por preocuparse por la nuestra?"

Ante la sugerencia de Salvador, mis padres aceptaron inmediatamente.

Gastón parecía frustrado y nervioso.

Salimos inmediatamente hasta la casa del Duque Miarti, padre de Gastón.

Cuando llegamos, ellos parecían sorprendidos por la repentina visita y tampoco conocían los detalles sobre el asalto, pero enseguida notaron el comportamiento de Gastón.

Seguro que le regañarán más tarde.

Cuando nos fuimos no pudimos presenciarlo, pero le rezongaron bastante fuerte.

Fue tanto así que una semana después, aún no había vuelto a las clases. Los rumores decían que lo habían exiliado.

Gastón apareció en mi casa un mes después. Tenía la espada cubierta de sangre y la ropa hecha jirones.

Sus ojos estaban inyectados en sangre y tenía una sonrisa macabra en la cara.

Mis padres estaban aterrados. Ya que eran comerciantes, sabían poco y nada de esgrima.

Salvador le enfrentó y mientras intercambiaban golpes de espada, lentamente Salvador le quitaba información.

Lo primero que admitió fue su derrota ante Maximus, que lo había hecho tan desquiciadamente enojado por su orgullo que intentó embarrar el nombre de este ante mis padres.

Luego admitió que golpeaba a todos sólo para llamar la atención y mostrar lo fuerte que era y así lograr que no lo despreciaran, aunque nadie realmente lo hacía.

Luego confesó cosas más siniestras, como apuñalar gente en los barrios bajos para ganar más poder, contratar asaltantes para conseguir fondos o incluso robarle a su propio padre.

También admitió que compraba drogas ilegales a los vendedores en los barrios bajos ya que le dijeron que aumentarían su poder. Pero sólo logró ser un adicto más. Esto contribuyó a que robara e hiciera malas amistades.

Todo fue un círculo vicioso en el que cada vez se hundió más.

Incluso ahora, con su espada manchada de sangre, no era otra que la de su familia. Asalto la casa del Duque y mató a los criados, a sus padres y a su hermana luego de violarla.

Ahora que había dicho tanto, mis padres no podían creer que la verdadera bestia era la que supuestamente los apoyaba.

Ellos parecían arrepentidos por dudar de Maximus.

"Fue un buen entretenimiento, pero se acabó la fiesta"

La ilusión de Salvador dio paso a Maximus, revelando su verdadera forma. Mis padres estaban sorprendidos y Gastón enloqueció.

Después de eso, con un movimiento de espada, Maximus no sólo repelió el ataque de Gastón, sino que logró que este se clavara su propia espada.

Al final, el único que había matado, había sido Gastón.

"Quiero que ustedes vengan a vivir a mi tierra. Serán bienvenidos siempre y cuando acepten nuestras reglas y a nuestro líder, mi padre. Me aseguraré de que no les falte comida ni trabajo cuando lleguemos, pero preciso su confirmación.

>Tienen hasta mañana para decidir. En la noche de ese día estaré marchando rumbo a la capital de Tuerk, Vindel. Una semana después, se le declarará la guerra a la nación vecina de Milstrigaart. Esta es su última oportunidad.

>Si no están con nosotros, están contra nosotros"

Maximus avisó de lo mismo a nuestros criados y luego se marchó a la casa del Duque que le acogía.

Al día siguiente, varios carruajes estaban en la puerta de nuestra casa. Había tres de ellos. En el primero había un grupo de sirvientes de la casa del Duque que acogió a Maximus. Estaba lleno hasta la mitad. El tercer carruaje era igual en disposición. En el del medio estaba Maximus.

Mis padres y los criados eligieron irse del país ya que presenciaron el poder de Maximus que era sólo un niño, por lo que pensaron que esté Reino no tendría más futuro que perder la guerra.

Mis criados se dividieron en dos grupos y uno fue al carruaje de delante y el otro al de atrás. Mis padres y yo subimos en el del centro.

Alrededor del convoy había guardias elfos y algunos arqueros. Estos eran de ambos géneros porque parecían no discriminar a la hora de enlistar soldados.

Esa misma noche, partimos rumbo a la capital, Vindel, mientras las nubes de tormenta anunciaban la llegada de la inminente guerra que asolaría el país.