Capítulo 14

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CADENAS  DE NIEBLA



Le dije a mi madre lo que había pasado en el palacio con Jess, y a pesar de que ella no confirmó mis miedos, sabía que estaba en lo cierto. Ella estaba al tanto sobre el plan de Lena; quizás incluso le ayudara. Y por la forma en que seguía tocando mi rostro, era fácil decir que estaba feliz de que fuera ella y no yo, a quien Jess se había llevado.

—Lo arreglaremos —murmuró mientras nos acurrucábamos juntas en su cama—. Hemos llegado hasta este punto, después de todo.

No  estaba  segura de  a quién se  refería. ¿A ella  y a mí? ¿Al Consejo? ¿Siquiera importaba? Todo esto terminaría de una forma u otra, y nadie, ni siquiera mi madre, podía asegurarme que todo estaría bien. No esta vez.

Me tomó años quedarme dormida, y cuando lo hice, soñé con Lena susurrándome palabras que no entendía. Docenas de preguntas envolviéndose a través de mi mente sin descanso, pero esa voz no ofrecía respuestas. ¿Por qué había seguido con esto, sabiendo lo que significaba?

¿Había hecho esto únicamente para proteger a Noah? Más o menos lo tenía cubierto, ya que no había previsto la interrupción de Jess, pero probablemente Lena tampoco lo hubiera sabido.

Ella debió de haberse quedado atrás. Hubiera sido mucho más útil como un arma de la que, ni Cronos o Jess no tuvieran conocimiento. Podría haber sido el peso que inclinara la balanza en contra de ellos y hacia el lado del Consejo. Y Lena les había dado esa ventaja entregándose a Jess.

Quería estar molesta. Quería estar furiosa, para desgarrar la habitación hasta que no quedara nada. Sin embargo eso no lograría nada, y lo mejor que  podía hacer era exactamente lo que Winn me había pedido: que enfocara mis esfuerzos en pensar en algo que el Consejo hubiera pasado por alto.

Bien. ¿No era el orgullo lo que me había llevado a casi perder a Lena, mi madre y la inmortalidad en primer lugar?

Pero los miembros del Consejo tampoco eran exactamente ángeles. Podían hacer lo que malditamente bien les vinera en gana, y si ellos podían hacer trampa, yo también podía. Entonces fue el orgullo, junto con un toque de ira una buena combinación. Si había alguna manera de salir de esto, la encontraría.

Después de una noche sin descanso e incluso un día más inquieto, el sol se puso  en Grecia, y finalmente había llegado el momento. Mientras el Consejo desaparecía de la sala del trono para batallar contra un enemigo que ya no tenía una plegaria de derrota, cerré los ojos y me deslicé en mi visión.

Ava estaba esperándome para cuidarme, exactamente donde le dije que estaría. Sin embargo Noah no estaba en su cuna. Los brazos de Ava estaban vacíos, y Cronos no estaba en las sombras arrullándolo. Lena debía de tenerlo entonces.

Espiando ansiosamente por la puerta, Ava presionó sus labios juntándolos, olvidando que la estaba esperando. Miré sobre su hombro y seguí su mirada por la ventana que daba al pasillo. A través de ella vi media docena de pequeñas formas atacando una niebla opaca. La batalla de la tarde había comenzado.

—¿Kara? —dijo Ava, girándose tan repentinamente que no tuve tiempo para moverme fuera de su camino. Pasando a través de mí—. ¿Estás aquí?

Ni siquiera me molesté en responder. No sería capaz de oírme, así que no serviría.

Ella miró la guardería vacía, y sus hombros se hundieron.

—Lo siento. Sé que no quieres oírlo pero es verdad. Te juro que no sabía lo que Jess estaba planeando.

¿Eso era? ¿Otra ronda de disculpas? Bufé y cerré mis ojos, lista para regresar al Olimpo. Vine. Escuché. Ya no iba a malgastar mi tiempo con esto.

Aprendiz de Diosa : la herencia (5ta Parte/ Final) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora