Resultado

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos vuelto, con esta pasión prohibida, rompiendo con las parejas establecidas y desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a JK Rowling.

*Eres libre de tus actos, pero no de sus consecuencias.

*º*º*º

Resultado

Draco no podía creer que esa viejilla loca había terminado metiéndolo en semejante situación, estaba tan furioso que tenía los nudillos blancos sobre el volante, mientras escuchaba con irritación las indicaciones del GPS para llegar a ese horrible barrio. A su lado, en el asiento del copiloto, de su auto, ¡su auto!... estaba esa horrible chica, contaminándolo todo, ¡todo!

La vieja McGonagall los había sermoneado y cómo si no fuera suficiente, lo había obligado a llevar a esa loca a su casa, aún cuando ninguno de los dos quería eso, pero ella con su estridente voz había dicho: "Todo acto tiene una consecuencia señor Malfoy, usted ha probado esto al destruir la bicicleta de la señorita Weasley, por lo que tendrá que llevarla y no sólo eso, debe reponerle su vehículo en la brevedad posible."

Claro que él se había negado, incluso había sacado su carta fuerte que nunca fallaba: "Mi padre se enterará de esto", pero esta vez no había funcionado y no es cómo si en verdad él hubiese estado deseando decirle de esa situación a su padre, cuando todo lo que hacía era evitarlo.

Y como si eso no fuera suficiente había decidido amenazarlo, a él, ¡un Malfoy! con no dejarlo participar en la competencia de Tiro con Arco si no cumplía con lo que ella le estaba indicando.

Él no debería de aceptar aquel trato, pero la mujer tenía suficiente poder para cumplir su palabra.

—No es esa calle, debes ir por esa...

Draco soltó un sonido grosero. —El GPS...

—¿Tu GPS no vive aquí o sí?

Malfoy escupió una mala palabra y giró de forma brusca, logrando que ella se quejara.

Estaba deseando llegar ya, para poder saltar de ese auto maldito y alejarse de ese horrible tipo. —Es al final de la calle.

Draco se estacionó de mala manera, se quitó el cinturón y bajó del auto. Ginny hizo lo propio tomando sus cosas tan rápido como pudo.

—Toma la foto —profirió Malfoy con una mueca observando el lugar con los ojos arrugados.

Ginny sacó su celular promedio, se colocó cerca de él con disgusto y con cara agría, tomó la foto con flash para que pudieran verse en la oscuridad de la noche.

Draco parpadeó varias veces seguía viendo la molesta luz del flash y no se quedó ni un minuto más ahí. Se montó en su coche y salió quemando llanta como si el diablo lo estuviera persiguiendo. Ginny observó la foto, era la misma imagen del desagrado total entre dos personas, la nitidez no era de la mejor calidad, debido a los pixeles que poseía su dispositivo, pero serviría para su propósito.

Mandó el archivo al número de la profesora, esa era la prueba de que habían llevado al píe de la letra su mandato. La profesora al momento le llamó, parecía que hubiese estado pegada al celular esperando solamente ese mensaje.

—Es bueno que haya llegado a su casa.

—S-sí, gracias.

—¿Cómo se comportó el señor Malfoy?

—Eh... bien —soltó sonando particularmente seca y molesta, no entendía por qué si había notado que se llevaban peor que de la greña, se empeñaba en hacer que pasaran más tiempo juntos. ¡Podrían haberse matado en sólo ese recorrido!

—Mañana no se olvide de pasar por mi oficina.

—Sí, gracias, buenas noches.

Colgó y miró al cielo con suplica, enojo y quién sabe qué más. Estaba hecha un desastre, no podía simplemente entrar a su casa en ese estado. Fue hasta la llave del jardín se sacudió un poco, se arregló lo mejor que pudo, se hizo una trenza para ocultar lo enredado que estaba su cabello y pensó sobre lo que diría de la bicicleta por si preguntaban.

Mañana tendría que encontrar una forma para llegar hasta allá temprano.

«Lo detesto.»

Y sólo podía recordar la cara insípida de Malfoy cuando estaba sobre ella, con esos ojos fríos y filosos. ¿Cómo había permitido que pasará eso? Con Cedric mientras entrenaban se había sentido completamente distinto, incluso había sentido cosquillas en la panza, pero con Malfoy había sido como una guerra de emociones fuertes y crudas.

—¡Lo odio!

*º*º*º

Draco estaba peor que un dragón cuando llegó a su casa, estaba cruzando el hall cuando escuchó el piano, la sangre se le heló su corazón zumbó contra su pecho. Ese era el piano de su madre y nadie se atrevía a tocarlo ahí.

«No puede ser.»

Sus emociones se volvieron aún más turbulentas para ese momento cuando la imagen de la única persona que podía estar ahí brincó a su mente.

De un par de zancadas alcanzó la sala que tenía la puerta abierta, la habitación estaba completamente iluminada y en el taburete se encontraba aquella mujer que había decidido llevar su padre.

Ella dejó de tocar, pero aún sus dedos se encontraban en aquellas teclas. Giró lentamente su rostro, su cabello se movió suavemente sobre sus hombros, sus ojos encontraron el camino hacia los de Draco sin dificultad. Las comisuras de su boca se tensaron en una sonrisa que debía haber prácticado toda su vida.

—Deberías ir a lavarte antes de la cena —comentó con voz sedosa al ver su estado.

—Este lugar es de mi madre.

—Lo sé, ¿solían tocar estás canciones juntos? —preguntó tomando las partituras con una ceja alzada.

Draco no se contuvo más, fue hasta ella, tomó su muñeca y la hizo levantarse de forma brusca. —Nunca vuelva a entrar aquí o será lo último que verá... —murmuró hosco, no había ninguna pulgada de duda en su voz. Su expresión era fiera y atemorizante lo suficiente para ella se sintiera realmente amenazada.

Movió su cabeza asintiendo con cautela. Él no la soltó hasta que la dejó fuera de aquella sala, tomó ambas puertas y las cerró con suavidad, retirando la llave.

—No pensé que fuera tan importante.

Draco alzó su dedo señalándola, la despreciaba y se notaba en cada uno de sus rasgos faciales. —No me interesa tener ninguna relación con usted, puede haberse enrollado con Lucius pero no obtendrá nada y definitivamente no lo de mi madre.

Deslizó sus ojos por ella de forma mordaz antes de dar vuelta y desaparecer de ahí. Dejando a la mujer sosteniendo su muñeca dañada con una cara que era difícil de descifrar.

*º*º*º


Now or NeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora