Capitulo 16.

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CAPITULO 16.

Mis rodillas ya duelen, pero eso es lo de menos, mi corazón está destrozado y en este momento no tengo ni idea de quién soy, ya no puedo confiar ni en mi misma. Necesito poder decir algo sobre esto, pero decir que lo siento no es realmente suficiente, el daño ya está hecho, soy un monstruo y eso es todo lo que piensan de mí.

-¡Eres una maldita enferma! –Dice esa voz que reconozco a la perfección.

Con las pocas fuerzas que me quedan, levanto la mirada para ver a Edric venir hacia mí, hay odio en su mirada y admito que duele. Tanit y Eros vienen detrás de él con la misma mirada que él, me pongo de pie como puedo, pero tropiezo y vuelvo a caer, pero no fue necesario que lo volviera a intentar, las grandes manos de Edric me toman de los brazos haciendo que me ponga de pie. Mis ojos estaban totalmente lleno de lágrimas y apenas si podía ver su rostro con claridad. Intento llevar mis manos a sus mejillas, pero él aparta su rostro, como si tocarlo fuera a dañarlo y lo menos que quiero es seguir dañando a las personas.

-Todo este tiempo estuviste luchando y luchando contra demonios, hablando de ellos, diciendo lo peor por asesinar a personas inocentes y tú terminaste siendo peor que ellos. –Sus palabras sonaban tan duras, como si se clavaran en mi pecho una y otra vez.

-Yo no quise hacerlo... –Dije rompiendo a llorar.

-¡Si quisiste! ¡Lo deseaste, deseabas verlo muerto por hacerte daño! ¿Qué me dices de Ian? A pesar de lo que eres te siguió amando y aun así acabaste con su vida.

-¡No quise hacerlo! No quise hacerlo, no quise hacerlo... –Repetí una y otra vez.

Lleve mis manos a mis oídos cerrando los ojos y me quería dejar caer, pero Edric no me dejaba hacer ningún tipo de movimiento. Abrí

los ojos cuando presiono mis brazos con fuerza que chille del dolor. Presionaba sus dientes y miro a Tanit y Eros, con un gesto les indico que se pusieran detrás de mí y enseguida estos me tomaron de los brazos con fuerza. Me removí tratando de que me soltaran, pero en este momento estaba muy débil y no podía contra ellos.

Edric lleva una mano a su cintura y saca su estaca de cobre. Me observa por unos segundos mientras gira y gira la punta contra su dedo índice.

-¿Qué harás? –Pregunto abriendo los ojos como platos.

Miro hacia todos lados y sigo luchando contra la fuerza de Tanit y Eros. Con la mirada les suplico ayuda, pero ninguno parece importarle. C está a un costado, sus ojos están tristes y quizás algo llorosos. Nil se pone a un costado de nosotros y me regala una débil sonrisa.

-Lo siento, Nil. Lo siento, siempre te he amado. –Susurro entre sollozos.

-Es hora de volver, Paige. Tienes que enfrentar la realidad.

Niego con la cabeza rápidamente. Quiero que me suelten, no quiero que hagan esto, necesito que me dejen ir. Miro a Edric de nuevo, y tengo ganas de abrazarlo, sé que un abrazo suyo en este momento me haría sentir mucho mejor, busco en sus ojos un poco de ese amor que me tenía hace unas horas, pero ya no lo veo, ha desaparecido por completo, solo puedo ver odio y decepción.

-Te amo, Edric. –Susurro. Era la primera vez que lo decía en voz alta y mi corazón estaba a mil por segundo.

-Lo siento, pero yo no. –Responde él. Y en ese momento todo lo que siento es como la daga es clavada justo en mi corazón.

Abro los ojos de golpe y observo mi pecho, no hay sangre y de nuevo estoy en ese cuarto frio y de paredes blancas. ¿Esto es un sueño? Me siento en la cama pero me da algo de mareo, llevo una mano a mi frente esperando a que el mareo pase, pero en ese momento mi concentración de sentirme mejor es interrumpida. Un chico alto que no conozco entra a lo que supongo que es mi cuarto y me regala una sonrisa amigable.

Fragile Demon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora