Capitulo 8.

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CAPITULO 8.

El camino a casa se me hizo interminable, el frío me estaba congelando el culo y para hacer mi momento peor, el calefactor de mi auto no estaba funcionando. Me demore media hora de más ya que me estaba tomando un buen tiempo para apreciar la ciudad y lo bien que se siente verla de nuevo. Había llamado a mamá y papá en el camino diciendo que iría de visita, por supuesto ellos se alegraron de oír mi voz y más sabiendo que me verían, de hecho yo también lo estoy y muero por una taza de café de mamá.

Al llegar me estaciono frente a casa, habían cambiado el color de las paredes, no estaba segura de cómo llamarlo, pero era una mezcla de rosa y naranja, está complicado, pero bonito. Bajo del auto y corro hasta la puerta y toco timbre, tenía mi llave, pero quería que abrieran la puerta y me recibieran como si ya no viviera aquí, bueno, ya no lo hago. Ellos no tardaron en abrir y en cuanto me vieron me recibieron en un cálido abrazo, los había extrañado bastante. Siempre me ha costado demostrar cariño, pero como dije el instituto Demons me ha cambiado tanto y ya no me da pena dar un abrazo a mis padres. Además con Tanit y Eros tuve que acostumbrarme. Los tres ya dentro de casa nos dirigimos a la cocina y no tengo que pedir una taza de café, mamá sola sirvió una taza y me la ofreció, acerque la taza a mi nariz y disfrute de ese delicioso aroma, aparto mi rostro cuando siento el vapor humedecer mi nariz luego bebo un sorbo de este y sí, creo que está aún más rico de lo que recordaba.

-Te ves distinta... –Dice mamá observándome detalladamente.

Lo estoy, pensé.

-Lo sé, ese lugar es realmente increíble...me ha cambiado la vida por completo. –Respondo con una cálida sonrisa.

-Dios, cariño. De verdad, pareces otra persona, es como si ya no tuvieras miedo, te veo fuerte y decidida. –Mamá parece muy sorprendida, creo que me gustaría ver de la forma que ellos lo hacen.

-Tampoco exageres, mamá. De hecho aún me falta mucho por aprender, pero ya puedo defenderme sola, ya no soy su niña frágil. –Digo con una pequeña sonrisa.

-Estábamos felices con como eras, nunca te pedimos que cambiaras. –Murmura papá.

-No lo hice por ustedes, lo hice por mí misma, porque estaba cansada y porque jamás me perdonare no haber podido salvar a Nil. –Contesté dejando la taza a un lado.

-Eso no fue tu culpa... –Habla mamá, pero lo dijo en un tono tan poco creíble.

Sonrió con falsedad al escuchar las palabras de mamá, aún recuerdo esa noche, esta tan presente como si hubiera sido ayer. Cuando ellos llegaron Nil ya estaba muerto y yo estaba a su lado solo mirándolo, creo que lo único que hacía en ese momento era respirar, no tenía las fuerzas necesarias como para poder hacer algo más.

-¡¿Qué le hiciste?! –Grito mamá. Yo solo la mire y negué rápido.

-N...no fui yo, mamá. –Respondí. Mamá se arrodillo y me empujó hacia a un lado lejos del cuerpo frio y pálido de mi hermano.

Comencé a hablar, a decirles que yo no le hice daño, que jamás lo haría, que fue un ser extraño que lo ataco pero no pude ver que era, ellos no me creían y me seguían culpando de todo. Una parte de mí los entendía, le habían quitado la vida a su hijo y al no saber quién fue necesitaban culpar a alguien y otra parte de mí los odio por hacerme sentir de la manera que lo hicieron culpándome de esa manera, estoy segura de que Nil sabia y sabe que lo amaba lo suficiente y jamás le haría algo así.

-¡Paige me estas escuchando! –Dice mamá en un tono alto para que le presente atención.

-Lo siento, no te estaba escuchando. –Dije tomando mi taza de café para terminarla.

Fragile Demon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora