Capitulo 13.

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CAPITULO 13.

El demonio frente a mí parecía decidido a algo, solo que aún no sabía a qué, pero tenía miedo. Mis manos se pusieron torpes haciendo que la espada callera de mi mano y tuve que agacharme para recogerla y ahora con más firmeza para que no volviera a ocurrir. Este sigue dando pasos hacia mí y yo hacia atrás, casi no puedo mirar sus ojos porque cada vez que lo hago siendo dolor. Miro hacia atrás viendo como estoy a punto de llegar al barandal de la azotea y doy un paso hacia la izquierda.

-¿Eres consciente de que no podrás escapar de mí? -Pregunta en un tono burlona.

-Lo sé, pero siempre es bueno intentarlo...

El demonio larga una carcajada y cambia su apariencia luciendo como yo.

-El día que dejes de escapar de lo que realmente eres, ese día lograras encontrar la paz, mientras tanto tengo que trabajar muy duro para que eso ocurra.

Frunzo el ceño negando con la cabeza.

-No sé de qué hablas, estoy muy segura de lo que soy y de lo que quiero y quiero matarlos a todos ustedes. Me arrebataron a una de las personas que más amaba en mi vida... –Digo entre dientes presionando la espada con fuerza.

Este vuelve a reír y niega con la cabeza.

-¡Despierta! ¡Esa no es la verdad! –Grita haciendo que su cara se deformara, sus ojos estaban más negros y sus manos se habían prendido fuego, con un solo paso estuvo frente a mí, con sus dos manos golpeo mi pecho haciendo que me levantara en el aire sobrepasando el barandal de la azotea y caí, solo caí.

Mis ojos se abrieron de a poco, mis brazos estaban caídos y aunque intente levantarlos estaban muy débiles como para reaccionar. Es suelo vibraba un poco y logre notar que estaba en una silla de ruedas e íbamos de camino a un parque, mis piernas estaban cubiertas con unas mantas gruesas haciendo que el frio no me llegara. Levante un poco mi rostro viendo hacia atrás. Mamá maneja la silla y en cuanto me mira le regalo una pequeña sonrisa y ella hace lo mismo.

Seguimos avanzando hasta detenernos frente un banco para dos, mamá se sienta frente a mí y toma mis manos. Luego coloca su cartera a su lado y saca un peine para el cabello.

-Vamos a peinarte para que te veas más bonita... –Susurra poniéndose de pie nuevamente. Comienza a cepillar mi cabello con lentitud mientras tararea alguna canción que solo ella conoce. Cerré los ojos sintiendo como una lagrima se desliza por mi mejilla.

-Mamá... quiero ir a casa. –Le pido, pero ella no dice nada. Solo continua peinando mí cabello, pero puedo ver la tristeza en sus ojos. Apenas si podía decir algo más. Mis ojos se sentían tan pesados y sentía mucho frio aunque estuviera cubierta por aquellas mantas. Mi cabeza se dejó caer, y entre en un sueño profundo una vez más.

Las luces blancas me hacen fruncir el ceño, estaban muy fuertes y hacen que mis ojos duelan. Me muevo un poco pero siento que me duele todo el cuerpo. Abro los ojos de golpe despertando de aquel sueño que una vez más me había dejado confundida. ¡Tal vez son sueños de mi vida pasada! Pensé, si esa fue mi vida, por dios, que triste que fue, me sentía tan triste mientras veía todo eso que no se lo deseo a nadie en mi jodida vida, ni a mi peor enemiga. Observo que estoy en la enfermería del instituto una vez más, mi brazo derecho está cubierto por una férula y siento que las piernas me duelen un poco, pero es algo que puedo soportar, al menos por ahora. Mi boca duele y siento mi rostro hinchado y mi cabeza parece que explotara en cualquier momento.

Quiero levantarme de la cama y me cuesta bastante, pero logro hacerlo. En ese momento entran al cuarto y me sobresalto y casi caigo al suelo, pero enseguida la enfermera me sostiene con fuerza y seguido de esto comienza a regañarme diciendo que no podía levantarme aún, que necesitaba descansar si quería recuperarme pronto. A todo esto no tengo ni idea de que hago aquí, lo último que recuerdo es que el demonio disfrazado de mi me empujo desde la azotea. Entonces ¿Cómo diablos estoy viva?

Fragile Demon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora