Release that witch [Libera a esa bruja]

Capítulo 78: Acompañando.

Wendy abrió los ojos y descubrió que un techo desconocido se encontraba encima de ella. El techo estaba construido por ladrillo gris, y tenía telarañas colgando sobre las vigas de madera, junto con un candelabro apagado. Poco a poco, la escena borrosa se volvió clara, hasta poder ver todos los detalles.

No es un techo de piedra fría como el hielo o una tienda de acampar estrecha, pensó, es cierto, hace medio mes nos vimos obligadas a abandonar la Asociación de Cooperación de las brujas. Quién sabe, ¿Tal vez bajo el liderazgo de Cara ya han encontrado la Montaña Santa?

Respiró hondo. A pesar de que el aire no era tan limpio y fresco como el de una cueva, el aire cálido y el ambiente acogedor, la hicieron sentir muy cómoda. Su cuerpo estaba envuelto en una suave y aterciopelada seda, colocada sobre un colchón de varias capas de mantas de suave algodón, por lo que cuando se acostaba en ella, se hundía un poco. Incluso si estiraba todo su cuerpo, los dedos de su pie no estarían expuestos.

Se sentía un poco culpable por no querer hacer otra cosa más que permanecer en la cama. Aun sí, solo había permanecido medio mes aquí, su corazón estaba en paz, algo que no había sentido en mucho tiempo.

Dentro del castillo, no importa lo tarde que fuera, nadie la molestarla. Por ejemplo, ahora mismo. Wendy volvió la cabeza y miró por la ventana, para observar que el cielo aún era gris, incluso algo deslumbrante. Probablemente eran las 10 a.m. En los últimos años de errante, nunca había podido dormir tan plácidamente. Se despertaría por cualquier pequeño ruido. 'Incluso tenía que preparar la comida para el resto del día antes del amanecer por miedo'. Todo el tiempo tuvo que vivir con el temor de que la iglesia pudiera descubrir su paradero actual. Además, nadie podía garantizar que sobrevivirían a su próxima mordedura demoniaca.

Incluso durante su tiempo caminando a través de la Cordillera infranqueable, que estaba siempre ocupado con hacer las tareas. Ella ayudaría con los alimentos o hierbas de secado, con secar la ropa a sus hermanas, o limpiar el campamento y así sucesivamente...

Aun así, Wendy no le importaba hacerlo. Cada vez que miraba a sus hermanas sonreír, se sentía muy feliz. Pero ahora, teniendo una vida tan perezosa, descubrió que no podía resistir disfrutar una vida así.

No, no puedo seguir siendo tan perezosa por más tiempo. Se dio una palmaditas en sus mejillas para motivarse a levantarse fuera de la cama. Después de todo, cuando ella había vivido en el convento de la iglesia, las monjas a menudo decían que la gente perezosa no recibiría la bendición y protección de Dios.

Dentro de un rato, iré al jardín y practicar mi control viento. Por cierto, cada vez que recordaba que el príncipe le decía que requería entrenara su magia, no podía evitar reírse. Tales requisitos extraños y excéntricos, por ejemplo, después de ver su habilidad, le había dicho que esperaba que fuera capaz de soplar el viento a una distancia de más de diez metros. Sin embargo, nunca había existido un poder mágico que fuera eficaz a tal distancia. Cuando le menciono que no sería capaz de hacerlo, no se enojó. Más bien, se le ocurrió una idea extraña, donde debía estar en la parte superior de un taburete, y usar sus poderes para levantarse de arriba a abajo. Cuando lo intento, descubrió que era realmente factible. Al ver los resultados de la prueba, su Alteza Real estaba muy satisfecho, por lo que además de pedirle que entrenara más, también le preguntó si tenía miedo a las alturas.

Era exactamente como Nightingale había dicho, Roland Wimbledon es una persona difícil de alcanzar, pero también es un príncipe que se preocupa profundamente por nosotras las brujas. Pensando hasta este punto, Wendy suspiró suavemente. ¡Realmente no es un príncipe que nos odia a nosotras las brujas! Respetada Mentora, ¡Te equivocaste!

Cuando se puso la ropa, sintió que era un poco pequeña alrededor del área del pecho, aun así, Wendy ya estaba acostumbrada a ese tipo de ropa extraña, lo único que quería era encontrar una aguja para cambiar el tamaño, pero antes de que pudiera, alguien llamó a su puerta.