Release that witch [Libera a esa bruja]

Capitulo 187: Nueva Organización Empresarial

Capítulo 187: Nueva Organización Empresarial

A medida que el verano llegó, la flota de rio de Margaret arribo a Ciudad Fronteriza.

Roland había recibido intencionalmente a la comerciante en el muelle para que pudiera examinar incidentalmente los bienes que había traído con ella.

Los bienes más valiosos eran los tres barcos llenos de salitre. Para entonces, las reservas de pólvora en la Ciudad Fronteriza se habían agotado básicamente, incluso los ejercicios de disparos del Primer Ejército se habían detenido. Aunque había comenzado a equipar al ejército con rifles de revólver, todavía tenían que permanecer en la práctica con la recarga, el mantenimiento de armas y la reposición de sus municiones. Ahora, con ese lote de salitre, podría finalmente reanudar el entrenamiento de tiro.

Además del salitre y de acuerdo con su pacto, también llevo dos barcos con lingotes de mineral, que eran principalmente hierro y cobre, así como una porción de mineral de vitriolo verde. Sólo la descarga de esos bienes necesitó dos o tres días.

Cuando Roland ofreció a Margaret la oportunidad de inspeccionar los dos motores de vapor, las colocó en una posición llamativa en el patio. Además, siguió con su costumbre de cubrirlos con satén rojo y envolverlos con un patrón de fantasía. De hecho, durante casi todo el mes, la Compañía Industrial del Occidente sólo pudo unir una máquina de vapor y producir cientos de piezas de desecho. Debido a eso, Roland hizo que Anna procesara las piezas defectuosas que no se desviaron demasiado del producto deseado y las fusionara en un segundo motor de vapor para ponerse al día con el calendario de entrega.

Para sorpresa de Roland, Margaret no llego sola esta vez; también trajo consigo a un grupo de mercaderes de Ciudad del Rey.

Cuando la entrega de las mercancías fueron organizadas, Margaret y su compañero siguieron a Roland de regreso al castillo donde disfrutaron de un almuerzo suntuoso en la sala de recepción.

“Su Alteza, este es Hogg, un viejo amigo mío. Es dueño de uno de los mayores negocios mineros de Ciudad del Rey.” Margaret les señaló uno tras otro: “Estos son Gammon y Marlan. Pertenecen a la caravana de bahía luna creciente. Están muy interesados ​​en aprender más acerca de esos motores de vapor, y como los he conocido por muchos años, estaba demasiado avergonzada de vendérselos a ellos, yo misma, así que los traje conmigo para poder presentarlos a ustedes.”

“Hago llegar mis saludos a Su Alteza.” Dijo Hogg, mostrando su gran barriga mientras su rostro resplandecía de grasa: “Margaret me dijo que esa máquina puede utilizarse en lugar de mano de obra y que puede bombear agua y transportar mineral de una mina rápidamente. Por otra parte, no tiene que tomar un descanso y puede funcionar durante todo el día. ¿Sería posible que lo vea con mis propios ojos?”

“Por supuesto.” Roland bebió un sorbo de vino. Al principio, le había sido completamente incapaz de adaptarse a su sabor agrio, pero se acostumbró poco a poco. “Pero si quieres hacer que lleve mineral, también tienes que instalar el sistema ferroviario. Después del almuerzo, puedo llevarte a la mina de la Vertiente Norte, donde podrás verlo por ti mismo.”

“Su Alteza Real, también tengo mucha curiosidad por los diferentes usos de la máquina de vapor que ha descrito. ¿Realmente se puede instalar en un velero y moverlo hacia adelante sin velas?” Marlan comenzó a preguntar: “En caso de que sea posible, ¿Sería posible que se asemejara a un barco de tres o cuatro mástiles de mar? Me temo que no sería lo suficientemente fuerte.”

“En ese sentido, las máquinas de vapor son como caballos. Algunas de ellas poseen mucha fuerza, mientras que otras tienen menos; Depende del tipo de modelo que sea. Por supuesto, las máquinas con una mayor producción son naturalmente más caras. Y cuando una no es lo suficientemente fuerte, también se pueden instalar más, tal vez dos o cuatro de ellas.” Respondió Roland con una sonrisa.