CAPÍTULO 1- "Apariencias"

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¡Apariencias!




Febrero 2019

Todo empezó el primer día de clases

—Y es que el primer día es tan intimidante,— me repito por quinta vez al ver la Universidad Dalmont frente a mí, el parqueo no dá a basto de la cantidad de autos finos que están en el parqueo, de ellos se bajan muchos con el mismo perfil " Adinerados e Intimidantes" es la única forma de describir a cada espécimen que pone un pie fuera del auto, ni que decir de los que " vienen a dejar", con sus propios choferes los cuales ni siquiera se vé que les salga de la boca un:"gracias por traerme" o algo parecido. 

Miro el edificio tan grande que tengo frente a mí, pensando cuántas lágrimas, alegrías y preocupaciones me esperan este año aquí, y es que es de sanos admitir que sino fuera por las amistades que uno hace, las Universidades son lo más parecido a una cárcel, en la que sólo eres un número más y tus sentimientos no le interesan a ningún profesor.

Acelero el paso al distinguir un grupo de chicos aglomerarse frente a una señora muy elegante quien le señala a un señor con bigotes que está subido en una escalera dónde colocar un gran cartel en las paredes afuera de una oficina, camino entre todos los que están ya formados y mirando curiosos y logro hacerme paso hasta llegar al frente, entre la diminuta letra de aquel gran papel se distingue un nombre, Any Foster grupo B4, dirijo mi mirada al tiempo que señalo con mi dedo hacia la esquina derecha del papel y me encuentro con que he sido aceptada, Aula 10 piso 9, 1 p.m., muerdo adentro de mi labio y suelto un gran suspiro de felicidad.

—Es real— murmuro en voz baja mientras me abro paso nuevamente de la gran ola de personas esperanzadas en saber si obtuvieron un espacio en tan prestigiosa Universidad. No es un sueño, al fin logré ingresar a la Universidad Dalmont, la más cara del país, donde solo tienen acceso los hijos de políticos, famosos y adinerados, o en este caso, los que son bendecidos con un poquito de cerebro y logran obtener una beca, y en esas estoy yo.

—¡Any! — escucho una voz que inmediatamente reconozco, salgo rápidamente de entre la gente para encontrar a la chica que me alegra los días y la cual me estoy 100% segura, me hará sentir menos sola en este nuevo lugar, mi mejor amiga de toda la vida y confidente de mis mayores secretos.

—¡Natalie! —agito mis manos con fervor al ver donde viene bajando las escaleras a toda prisa hasta tenerla frente a mí, nos damos un abrazo enorme ya que tenemos mucho de no vernos, nuestro único aliado para no perder la amistad ha sido Facebook y una que otra llamada entre semana para no olvidar nuestras voces. Y aunque ella es un año mayor que yo, eso siempre ha sido lo de menos para que pudiéramos ser amigas.

—Any ¿Si lograste entrar? — Por favor dime que te aprobaron todas las materias — pregunta ansiosa

—Si, ni yo me lo creo, aparezco entre las primeras de la lista y todo — suelto una bocanada de aire mientras Natalie me mira curiosa y eso sólo puede significar dos cosas.

— Amiga, una palabra —Libertad, pronuncia letra por letra con la boca abierta, haciéndome sacar una sonrisa maliciosa de lado a lado.

— ¡Si! gritamos al unísono lográndonos ganar las miradas de varios curiosos que pasaban frente a nosotras, nos reímos por lo bajo y nos dirigimos a un jardín que está frente a las aulas, tiro el bolso en el suelo y Natalie se acuesta panza arriba para admirar el soleado día que está haciendo.

—Al fin juntas — suspiró— ¿hace cuánto no nos vemos? ¿cuatro, cinco meses?

— Siete, desde tus vacaciones de medio periódo— inflé los cachetes mientras miraba mis cuadernos en el suelo — Mi primera clase es en media hora — dije mordiéndome el labio mientras ella se mantenía con los ojos cerrados.

Rhett ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora