—¡Suéltame! — grité, mi voz se mezcló con la llovizna que caía sobre aquel ancho puente, el tipo me miró extrañado como si yo fuera la loca que le haría daño, soltó mi mano con fuerza y retrocedió unos cuantos pasos sin quitar su mirada de mí.— ¿Crees que vengo a hacerte daño? — preguntó apretando la comisura de los labios para luego soltar una pequeña carcajada, la cual enmarcó la profunda cicatriz que tenía en su feo rostro.
— ¡No vine por ti!— soltó tranquilamente al mismo tiempo que apoyó sus codos sobre la baranda del puente, era mi oportunidad de huir pero, no podía, quería gritarle tantas cosas que poco a poco sentí como mi valentía por el par de copas que tomé en el bar comenzaba a hacerse presente, el tipo bajó la mirada y sacudió su cabeza.
—¡Maldita lluvia!— refunfuñó y sin pensar lo miré con firmeza y avance unos pasos hacia él.
— ¿Quién te contrató ? — las palabras salieron de golpe, el tipo ni se inmutó ante mi pregunta.
— ¿Por qué me secuestraste? — pregunté esta vez en un grito más fuerte.
El tipo cruzó sus ojos con los míos y justo cuando pensé que diría algo, soltó una fuerte carcajada.
— ¿Crees que voy a decirte quién me contrató? Ya eso es pez muerto, recibí mi paga y vos tu libertad, deberías estar agradecida nena. — Escupió saliva contra el suelo, dirigió su mirada a un punto no específico y comenzó a caminar en dirección contraria, pero no iba a dejarlo irse así, necesitaba que me dijera la verdad.
—Necesito saber quién fué, necesito saber de quién tengo que cuidarme, yo sé que no tenía nada que ver con el partido—pronuncié casi desesperada y sin pensarlo, saqué mi celular.
—Contéstame, o llamo a la policía — lo amenacé, esta vez decidida a llamarlos y ver si así podía saber quién está detrás de todo esto.
El tipo detuvo su paso de una forma brusca y a grandes zancadas se acercó hacia mí.
—¿Vas a llamar a la poli perrita? — en cuestión de segundos lo tenía a centímetros de mi rostro, una filosa cuchilla rozó mis labios y su otra mano comenzó a apretarme la muñeca de una manera tan fuerte que me debilitó la mano y el celular terminó cayendo en el mojado pavimento. Podía sentir su fuerte y asquerosa respiración chocando contra mi rostro.
—Me está lastimando, suélteme— grité.
—No busques respuestas, haz como que nunca pasó, es lo que te recomiendo, ¡si quieres seguir viva!. —Sentenció en mi oído, provocando un escalofrío de terror en todo mi cuerpo.
— ¡Quita tus sucias manos de ella, maldito!— pronunció una voz masculina detrás mío.
—¿Y tú quién eres? — rió de lado.
— ¡Que la sueltes mal nacido!— sentenció la voz, escuché unos cuantos pasos y dirigí la mirada hacia el lado mío para encontrarme con Dane, quien tenía cara de querer asesinarlo. El tipo comenzó a reír sin pudor alguno y tiró de mi mano para luego soltarla.
— Pero miren damas y caballeros a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que al tipo que agredió un policía con un bate de béisbol hasta dejarlo inconsciente y fué sentenciado a prisión.
— ¿De qué esta hablando? —mire confundida a Dane, quien todavía mantenía su mirada asesina hacia el.
—¿Tú?...¿lastimaste un policía?—tartamudée.
— ¿A que no sabías? — el tipo pasó la cuchilla por sus labios — tu salvador no es nadie más que un completo enfermo psicópata, hasta ocho meses estuvo en prisión. No eres mejor que yo, imbécil —gritó el tipo.
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Rhett ©
Teen FictionRhett es el chico más guapo que gobierna la Universidad Dalmont, es millonario y dominante, ese chico de ojos azules lo tiene todo en la vida, excepto una cosa, el Amor. Nuestro pasado, presente y futuro se verán puestos a prueba desde el primer día...