11. Indecente

95 9 1
                                    

Zenda vio a Alec acercarse con aquellas dos mujeres, queriendo salir corriendo lo único que pudo hacer fue apretar el brazo de su hermano mayor el cual seguía agarrando con mucha fuerza, Jean mantuvo la compostura lo cual hizo que Zenda se sintiera extrañada con su actitud, nunca es así cuando se trata de Alec Price.

- ella es mi futura esposa Mary Ann, mi hija Carla, y mi hijo mayor Alec- el señor Uriel tenia una sonrisa orgullosa en su rostro- ellos son unos de los hijos de Greg, Alec los recuerdas, ha pasado mucho - ¿que quiso decir?

Alec asintió y se limito a sonreír, Zenda no podía dejar de sentirse incomoda con aquella situación, porque entre todas las personas que pudieron ser la mano de derecha de Greg tenia que ser el padre de Alec quien se presentara ante ellos

por otro lado, Alec no podía dejar de admirar aquella belleza natural que tenia frente a sus ojos, analizo cada detalle de aquel pequeño vestido rojo ajustado que traía la chica que le arrebataba el sueño por las noches, no podía dejar mirarla, muchos pensamientos pasaron por su mente y no eran precisamente sanos, el como podría arrebatar todo eso y tener a su tacto su blanca piel y recorrerla en cada centímetro, fue una de las primeras cosas que vino a su cabeza al verla, vaya que esa chica lo volvía loco, y sin lugar a duda haría lo que fuese así sea ir en contra de lo pertinente y volar aquella barrera que lo impida

- se dará paso a la mesa redonda, por favor todos aquellos pertenecientes son cordialmente invitados a sentarte, el resto de los presentes, en la sala principal habrá una cena de cortesía por parte del señor Greg Miller - uno de los socios anuncio y todos se dirigieron a sus lugares

Zenda se sentó a dos puestos de su hermano que estaba sentado junto a su padre y en medio de ambos se encontraba Uriel, todo el mundo ocupo su lugar y Alec había desaparecido y solo quedaba un lugar disponible que era junto a ella, lo más que ella pudo hacer fue suplicar porque no fuese él quien faltase en la mesa, luego de unos minutos apareció un poco agitado por la puerta del gran salón, observo a los presentes y busco un lugar disponible, su sonrisa se hizo presente al notar que le tocaba sentarse junto a Zenda.

Zenda, como era de esperarse no encontraba muy agradable la idea de estar dos horas sentada al lado de la persona que ella menos soportaba

- siempre llegas tarde- susurro Zenda para que solo Alec pudiera escucharla

-solo me encargaba de un asunto- el le guiño un ojo con una sonrisa juguetona, pero ella no entendió el comentario

-como sea- ella soltó un pequeño suspiro de fastidio- ¿recibiste mi mensaje?-

- si, y te mande mi parte del trabajo-

luego de eso la reunión comenzó Uriel y Greg no querían recibir un no por respuesta, y gracias ello comenzaron a defender su trabajo con uñas y dientes, explicando estadísticas, salarios, beneficios, crecimientos globales económicos de aquel negocio, del cual Zenda no lograba entender mucho pero ella solo esta allí para apoyar a su padre.

Alec se acerco un poco a Zenda y muy cerca de su oído le dijo- me gusta como se te ve ese pequeño vestido rojo resalta tu piel y tu trasero- su voz era grabe, mucho mas de lo normal, esto hizo que Zenda sintiera estremecerse pero hizo todo lo posible para que Alec no notara aquel pequeño detalle, ella lo ignoro su comentario pero el insistió

- deberías usar más cosas así -

El dedo indice de Alec se dirigió a la pierna desnuda de Zenda, eso hizo que ella se erizara, y el sonrio aún más al notarlo, los dedos de Alec estaban muy fríos y ella de un impulso tomo su muñeca y lo detuvo, aquel escalofrío habría provocado que un pequeño fuego se encendiera involuntariamente dentro de ella

Ellos Y Yo [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora